TONY BADRAN
El domingo por la noche, una bomba detonó fuera del Banque du Liban et d’Outre-Mer (BLOM), en el barrio Verdun de Beirut. La bomba, según se informa, fue colocada detrás del banco, no durante las horas de oficina, sino en la hora de la comida iftar del Ramadán, lo cual significó que el área estaba esencialmente vacía. El objetivo de la explosión, que no resultó en ninguna muerte, parece ser el edificio mismo del banco.
El bombardeo llega cuando los bancos libaneses, en cumplimiento de la ley estadounidense, comenzaron a cerrar cuentas de individuos e instituciones pertenecientes a o afiliadas a Hezbolá. Esto incluye a parlamentarios de Hezbolá, tanto como a los principales hospitales del grupo (como al-Rasoul al-A’zam) y fundaciones como la Fundación Mártires (La versión libanesa de una fundación iraní del mismo nombre) y al Comité Imdad (la filial local del Comité de Ayuda Imán Khomeini, de Irán).
La ley estadounidense Prevención de Financiación Internacional a Hezbolá, aprobada en diciembre del 2015, amenazó con sanciones contra individuos y entidades que fueran encontradas financiando a Hezbolá. Esto dejó a los bancos libaneses con una opción binaria – servir a Hezbolá o mantener el acceso a la economía global – y ellos sabiamente eligieron lo último. No sorprende que las medidas de los bancos hayan provocado la ira de Hezbolá.
El Banco Central de Líbano ha establecido un comité investigador especial en un intento por aplacar a la organización. En casos en los cuales un banco decide cerrar una cuenta privada, el comité tiene de 30 a 60 días para decidir si la actividad constituye una violación. Sin embargo, Hezbolá está echando humo.
En una declaración por parte de su bloque parlamentario el mes pasado, Hezbolá atacó al gobernador del Banco Central, Riad Salameh, culpando a su institución y a “un número de bancos” por participar en una “guerra de aniquilación” contra él en favor de Washington.
Como lo ve Hezbolá, los bancos ahora están tomando como blanco el sistema socio-económico que ha establecido en Líbano, y específicamente en la comunidad chií – desde prominentes empresarios chiíes a los instrumentos más amplios del patrocinio de Hezbolá como servicios de salud, educación y medios de comunicación.
Hezbolá ahora está advirtiendo de “inestabilidad social” como resultado de las medidas bancarias. Un día antes del bombardeo, el diario pro-Hezbolá al-Akhbar publicó el titular: “Hezbolá a los bancos: Basta de conspirar.” El artículo, afirmaba que las medidas eran equivalentes a un ataque contra las armas de la organización, y su autor acusó al BLOM mientras otros portavoces de Hezbolá lo acusaron de “liderar la guerra financiera blanda contra Hezbolá.”
Hezbolá ha colocado a sabiendas a Líbano, y a la comunidad chií en particular, en la mira de Israel en cualquier guerra futura con su vecino del sur convirtiendo a mucho del país en una base de misiles. Mientras tanto, la organización está colocando la economía libanesa en peligro similar, forzando a su sector bancario a una elección imposible: guerra con Hezbolá, o con Washington.
Fuente: Informe Político de la Fundación para la Defensa de las Democracias
Traducido por Marcela Lubczanski para Judío México Enlace
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