Imagina que se nombraran calles, parques, instituciones y eventos deportivos en honor a Omar Mateen, el asesino de Orlando.
RAV BENJAMÍN BLECH
Superficialmente, las historias parecen similares. El ataque terrorista de Tel Aviv, ocurrido en el mercado Sarona, y la masacre del club nocturno Pulse de Orlando, fueron horrendas muestras —con tan sólo 2 semanas de diferencia— de la violenta matanza de víctimas inocentes en el nombre de una ideología del mal.
“Como puede ver rabino, no sólo ocurre en Israel. Lo mismo pasa en Estados Unidos. Todos estamos experimentando el mismo terrorismo”, me dijo alguien.
Sin embargo, hay una gran diferencia. Como lo explicó un amigo israelí:
“Los estadounidenses estuvieron de duelo luego de que Omar Mateen asesinara a 49 personas en nombre de una malvada y equivocada causa a la cual él había jurado lealtad. Compartimos su dolor. Pero gracias a Dios los estadounidenses se salvaron de una última humillación que inevitablemente acompaña a cualquier acto de terrorismo perpetrado en contra de nosotros, los israelíes. Los estadounidenses no tienen que atestiguar la posterior glorificación de los asesinos por parte de la sociedad que los rodea”.
“Nosotros debemos enfrentar la horrible muerte de nuestros seres queridos, y luego debemos permitir que se nos siga recordando la depravada alegría de nuestros vecinos, quienes idolatran a nuestros asesinos como si fueran héroes”.
Imagina por un minuto que después de la tragedia ocurrida en Orlando, se nombraran instituciones, calles, parques y eventos deportivos en honor a Omar Mateen. Imagina que su esposa recibiera regalos y bonos monetarios de decenas de miles de dólares. Imagina que hubiera fotografías de Omar Mateen en la vía pública para intentar inspirar a los jóvenes a seguir sus pasos. Pareciera algo imposible de imaginar.
Sin embargo, los terroristas en Israel —tanto los que sobreviven como los que fallecen— se vuelven instantáneamente “héroes” y “mártires”.
Dos terroristas estuvieron involucrados en el ataque de Tel Aviv. Uno fue apresado vivo y el otro sucumbió a sus heridas. La Autoridad Palestina inmediatamente asumió los costos de los bonos monetarios correspondientes a quienes participaron en aquellos “gloriosos actos de resistencia”.
La Autoridad Palestina paga grandes cantidades de dinero a los atacantes y a sus familias. Un terrorista que sale a asesinar tiene asegurado que si es arrestado recibirá un salario mensual. Si es asesinado, su familia recibirá una pensión mensual. Si el hogar de su familia es destruido, su familia recibirá un premio sumamente generoso para que reconstruyan su casa.
En lugar de verse desalentados por las duras consecuencias de sus ataques terroristas, los perpetradores en realidad se ven motivados por el liderazgo palestino. De acuerdo a un estudio que fue publicado por el Gatestone Institute, “los terroristas en prisión reciben un mayor salario promedio que los empleados del servicio civil y militar de la Autoridad Palestina”.
El mes pasado se desató una disputa entre Irán y la Autoridad Palestina. Como un incentivo especial, Irán prometió pagar 7 mil dólares a la familia de los terroristas que sean asesinados por Israel y otros 30 mil dólares más si Israel demuele sus casas, creando en la práctica un seguro de vida para los terroristas. Desde que le fueron levantadas las sanciones económicas, Irán pareciera tener mucho dinero disponible para sus nefastos intereses. Pero la AP estaba enfurecida. No porque tuvieran algún problema con la moralidad de dar dinero para apoyar el terrorismo, sino porque les fue negada otra gran oportunidad para la corrupción y el robo de fondos, pues no se les enviarían a ellos los fondos para ser repartidos.
Los mártires palestinos, sin importar lo inhumanos que sean sus crímenes, pueden esperar alcanzar una gloria y fama más allá de lo imaginable.
Abd Al-Baset Udeh, quien asesinó a 30 personas en la masacre del Séder de Pésaj en Netanya, tuvo el honor de que un campeonato de fútbol para jóvenes de 14 años fuera nombrado en su honor. Su hermano fue honrado con el rol de entregar los trofeos.
Dalal Mughrabi, una terrorista que efectuó el ataque más letal en la historia de Israel en 1978 cuando ella junto a otros terroristas asesinaron a 37 civiles, 12 de ellos niños, tiene campamentos de verano, escuelas, ceremonias de graduación y eventos deportivos nombrados en su honor, además de muchos documentales de televisión que la honran. Los periódicos palestinos frecuentemente la glorifican como la heroína de “la página más gloriosa de heroísmo de la historia de la lucha palestina”.
Thaer Hammad, quien asesino a disparos a 10 israelíes en el 2002, fue glorificado por el periódico oficial de la AP como “el héroe de la Intifada”.
En mayo de este año, un campeonato de ajedrez fue nombrado en honor a un terrorista responsable de muchos ataques, incluyendo el asesinato de un infante en su coche de bebés… pero los terroristas que son más honrados en la sociedad palestina son quienes han matado a un mayor número de infieles.
Cuando Israel en una muestra de compasión devuelve los cuerpos de los terroristas a sus familias para que sean enterrados, el resultado invariablemente es una gran celebración masiva del funeral en la forma de una “boda” entre el fallecido y sus recientemente adquiridas vírgenes, en la cual se hace un llamado a los asistentes a seguir en el glorioso camino del héroe que está siendo enterrado.
En Orlando, los estadounidenses fueron testigos directos de los horribles resultados del fanatismo religioso que tan frecuentemente se ve en contra de los judíos en Israel. La respuesta fue rabia colectiva y una condena de lo acontecido por parte de todos los sectores.
En Estados Unidos, todos están de acuerdo con que los terroristas no son héroes y con que Omar Mateen no debería ser el modelo a seguir de nadie. El desafío que enfrenta Israel es mucho más difícil. Porque por alguna razón, cuando se trata de judíos, los terroristas no deben ser condenados sino comprendidos. Sólo cuando se trata de judíos es que un asesino depravado puede convertirse en una figura emblemática de heroísmo y valor.
Fuente:aishlatino.com
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