Guimel, el grupo LGBT judío, fue parte de los contingentes que desfilaron sobre la avenida Reforma, el 25 de junio 2016, en la Marcha del Orgullo Gay; su bandera de arco iris con una estrella de David en el centro ondeó entre las demás, seguida del mayor contingente de la historia de este grupo judío mexicano, en el que participaron padres e incluso abuelos.
La historia de los “gays judíos” es una trayectoria de orgullo, pero también de mucho sufrimiento. Durante décadas, ser gay en la Comunidad judía de México fue motivo de destierro, de discriminación y de burla. Varios adolescentes y jóvenes con preferencias sexuales diferentes, víctimas del acoso y del escarnio, prefirieron acabar con sus vidas, al no tener el apoyo de su familia y de su Comunidad. Otros, en aras de un estatus social correcto, sacrificaron su felicidad y la felicidad de otros, ingresando en matrimonios sin amor; algunos emergieron de ellos años después, declarando su realidad con dramáticas consecuencias.
Los verbos anteriores están en pasado, pero la situación no ha cambiado tanto. Lo único nuevo es la presencia de Guimel, que propuso una postura erguida y el orgullo de reconocer su condición LGBT, además de brindar un refugio donde obtener identidad y pertenencia.
Se sabe hoy que, en cada grupo humano, hay un mínimo del 6% con preferencias sexuales distintas. Significa que, en las familias extendidas, existen hijos, hermanos -e incluso padres- incomprendidos y confundidos.
Los fundadores de Guimel abrieron el camino a judíos LGBT de nuestra comunidad para que puedan “salir a la luz” y vivir con dignidad una preferencia sexual que no han elegido tener.
El judaísmo enseña la tolerancia y la compasión, siendo la justicia uno de sus más preciados valores. Por ello, aceptar la presencia de los “gays judíos” no es un acto de “apertura intelectual”, sino de igualdad y de justicia. Guimel es una minoría dentro de una minoría, que pide pertenecer porque el judaísmo es parte de su identidad y de su vida.
En el 2014, en Israel, un rabino ortodoxo explicó a Enlace Judío la postura de su institución:
“La Halajá y la homosexualidad no son contradictorias: debemos encontrar la manera de brindar a estas personas (LGBT) tranquilidad y seguridad. Siguen siendo judíos, debemos de mantenerlos dentro de nuestras comunidades, no fuera de ellas” dijo, en entrevista, el rabino ortodoxo Yosef Carmel, rabino de Eretz Hemdá, una institución que se estableció hace unos veinte años para preparar jueces y líderes espirituales de la comunidad nacional-religiosa en Israel y en el extranjero.
A la pregunta: ¿La homosexualidad es una abominación en nuestra religión? respondió: “También lo es el no respetar Shabat o engañar al comprador en el mercado. Hay muchas abominaciones dentro de nuestra religión.
Si se pretende excluir de las comunidades judías a todo aquel que no guarde el 100 por ciento de las Halajot (preceptos) , nadie podría estar en la Comunidad judia- ni siquiera yo”.
Finalmente, los jóvenes de Guimel son parte de nuestra Comunidad. En nuestras fotos, reiteran su aceptación y derecho de tener preferencias sexuales diferentes. ¿Podremos abrir el corazón y aceptarlos también?
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