DOV LIEBER Y LUCAS TRESS
Rami Levy dice que la convivencia es tanto la base ideológica como financiera del centro, que tendrá tiendas de propiedad judía y árabe
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En un punto del eje entre la Jerusalem judía y la árabe, y a sólo dos minutos en coche desde el cruce de Judea y Samaria (Cisjordania) que lleva a Ramala, el empresario israelí y gurú de los negocios Rami Levy está construyendo el primer centro comercial palestino-israelí. Se espera que el poder del libre mercado pueda servir como fuerza para la convivencia.
La idea del centro comercial, dijo Levy, proviene de sus centros comerciales y supermercados existentes en Judea y Samaria, que se han convertido en puntos inesperados de interacción amistosa entre judíos y árabes en busca de empleo y precios más baratos.
Mitad realista, mitad soñador, Levy se enfrenta al hecho de que judíos y árabes están destinados a vivir juntos y llega a la conclusión de que deben hacer todo lo posible para hacerlo en la mejor situación “y tratarse mutuamente de la mejor manera posible”.
Si su centro tiene éxito, dijo Levy, “puede conducir a entender que podemos hacerlo todo juntos”.
El centro comercial, que estará terminado en aproximadamente un año, se encuentra en la punta noreste de Jerusalem, en el barrio de Atarot, situado en altura de ojo de Ramallah y separado de la barrera de seguridad en Cisjordania solo por una carretera estrecha. En total, dice Levy, el centro comercial servirá a 120.000 árabes y 90.000 judíos de Jerusalem, además de decenas de miles de palestinos que fluyen a diario en la capital de la Ribera Occidental por trabajo y por placer.
A diferencia de otros centros comerciales en Israel, donde judíos y árabes compran en negocios anexos, el centro comercial de Atarot será la primera incursión israelí-palestina verdaderamente conjunta.
La compañía de Levy ha estado trabajando duro para asegurarse que las tiendas reflejarán la población local, incluyendo la búsqueda de minoristas y tiendas palestinas privadas para alquilar escaparates.
En la actualidad, la mayoría de las tiendas de palestinos que han reservado espacio son proveedores de alimentos, entre ellos la conocida panadería palestina Sinokrot. Otra tienda será posiblemente la famosa tienda de dulces Zalatimo.
En un momento dado, Levy había tanteado a uno de los principales mayoristas palestinos de la electrónica, pero después del acuerdo, el cliente potencial se echó atrás.
“Hay muchos que no tienen miedo. He alquilado a muchos palestinos. No sé que sucedió exactamente con él, pero tuvo miedo por razones políticas”.
Levy continuó: “Él tiene que entender que la mayoría de los clientes de aquí serán palestinos y que los servirá a ellos. No quería hacer negocios con judíos. Pero nosotros no tenemos miedo a hacer negocios con palestinos. Yo no tengo miedo. Creo que, una vez que abra aquí y vea que todo está bien, se arrepentirá”.
El centro comercial de Levy atenderá una población de 200.000+ que no tiene otro centro comercial cercano y las 60-70 tiendas representarán un gran beneficio en términos de ahorro de dinero, 1.500 nuevos puestos de trabajo y el acceso a bienes y servicios. Pero para el fundador del proyecto, el aspecto financiero de su proyecto gira en torno a su núcleo social.
De hecho, dice el empresario que se hizo famoso por las ventas salvajes que incluían la venta de leche más barata que el agua y un kilo de pollo por 10 centavos de dólar, su estrategia de negocio comienza con pensar en sus clientes.
“Desde el segundo que pensé en las cosas desde un punto de vista social, mis negocios han prosperado. Ayudé al público, bajé los precios, y ahora veo que la gente quiere hacer sus compras en mis tiendas. El mismo enfoque tendrá aquí, en el momento en que establezca un ejemplo y vea que todo está en orden, creo que este lugar prosperará”, dijo Levy.
Levy confía que los precios en su centro vencerán a los de Ramallah, a pesar de que los salarios son mucho más pequeños en los territorios palestinos.
Aunque las tiendas de Levy se han convertido en sitios de rara coexistencia entre palestinos e israelíes en Judea y Samaria, también han visto varios ataques letales de palestinos en los últimos años.
Preguntado si el nuevo centro comercial tendría que tomar precauciones especiales de seguridad, Levy respondió: “Hay miedo en Tel Aviv, en Ramallah, en todas partes. Incluso en los EE.UU. hay miedo. Estos temores existen, pero tenemos que superarlos. Tenemos que mostrar a la gente que nos quiere asustar que no nos van a vencer”.
Ni la policía ni los militares han mencionado temores de seguridad. Más bien, según Levy, los políticos estaban eufóricos por la idea, tanto con el alcalde de Jerusalem, Nir Barkat, como el ministro de Finanzas Moshe Kahlon que prometieron su apoyo inmediato para el proyecto.
No sólo los políticos se entusiasmaron con la idea. A Levy le resultó mucho más fácil alquilar los locales en Atarot que en cualquier otro de sus centros comerciales.
“La gente cree de verdad en este lugar”, si bien le tomó dos años y medio encontrar inquilinos para el 80% de su espacio del centro comercial en Mevaseret Zion, un pueblo cerca de Jerusalem, apenas necesitó tres meses para alquilar el 80 % del centro de Atarot.
Levy no ha hecho estudios de mercado para ver si el sitio sería un éxito: “En absoluto. Yo trabajo por intuición, y esta me dice que este será el lugar más próspero del estado”.
¿Podría ser esta una pequeña ventana a la solución de un estado para palestinos e israelíes? Levy respondió: “No soy político que pueda decidir un estado o dos estados. Mientras estamos viviendo juntos, tenemos que vivir lo mejor posible. Los políticos decidirán si necesitamos dos estados o uno. Pero mientras vivo aquí, quiero vivir en paz. Si deciden dos estados, ¿cómo se dice en árabe: Ahala ua Sahala [bienvenido]”.
Levy se enfrenta actualmente a problemas legales. La Policía de Israel recomendó a principios de junio que se le procesara por el uso ilegal de información sobre los empleados y competidores tomada de su compañía de teléfono celular.
En respuesta a las alegaciones, Levy dijo: “Todo lo que oí en las noticias hasta el momento no es correcto”.
En el cruce Qalandia – una vía de paso de seguridad de Ramallah a Jerusalem, a unos diez minutos a pie desde el futuro centro comercial – TOI preguntó a los palestinos qué piensan del nuevo centro comercial de Rami Levy.
Muchos deseaban no ser citados en medios de comunicación israelíes por temor a la policía palestina – algunos dijeron que temían a la seguridad de Israel – pero una oleada tras otra de grupos palestinos dijeron que no tendrían ningún problema en aprovechar los precios más baratos de Levy.
Samah Annan, propietaria de una tienda de ropa en Ramallah, fue una de los pocos a los que no les importó ser entrevistada en cámara.
No sabía decir cuántos palestinos de Cisjordania frecuentarán el nuevo centro comercial, simplemente porque necesitan un permiso especial para cruzar a la Jerusalem controlada por Israel.
“Tenemos documentos de Cisjordania, y necesitamos permisos para cruzar así que tal vez solo vayamos cada seis meses. Pero he oído que muchos palestinos irán a sus tiendas porque son más baratas que las de Ramallah”, dijo, refiriéndose a las tiendas de Levy en Cisjordania a las que los palestinos pueden llegar sin pasar por cruces de seguridad.
Actualmente, unos 58.000 palestinos tienen permisos de trabajo israelíes, aunque hay planes para aumentarlos en gran medida en un futuro próximo.
No podía adivinar qué atmósfera habría entre judíos y árabes en el centro comercial porque admite que compra materiales para su tienda en tiendas israelíes simplemente porque es más barato.
“El punto es que todos encuentren algo que les guste, vengan y lo compren. No me importa si es [de propiedad] palestina o israelí. Compro lo que necesito y económicamente me conviene”, dijo.
Una amiga que acompaña a Samah que no deseaba ser entrevistada fue uno de los pocos que se opuso al centro comercial. Dijo porque era parte de los asentamientos israelíes.
Un conductor de taxi en el cruce también cree que no muchos frecuentarán el centro comercial porque es difícil para los palestinos obtener permiso para entrar en Jerusalem.
Respecto a las decenas de miles de trabajadores palestinos que cruzan a Jerusalem todos los días por Qalandia, la mayoría de los cuales son trabajadores de la construcción, dijo, “Pueden comprar cosas pequeñas como Coca-Cola y cigarrillos y comida barata”, pero compras caras eran improbables.
Amanda, estudiante de psicología en la Universidad Birzeit, dijo que los palestinos que puedan visitar el nuevo centro comercial de Levy lo harán, porque “es un centro comercial famoso. Vende muchas cosas buenas”.
Que “judíos y palestinos compren juntos, nos parece bien, no hay ningún problema. Sólo queremos ir de compras”.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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