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miércoles 18 de diciembre de 2024

El ataque en Bangladesh revela el alcance del radicalismo del Estado Islámico

SYED ZAIN AL-MAHMOOD

Los atacantes del peor ataque terrorista del país dieron una fuerte sacudida al establishment de la nación con mayoría musulmana.

Cuando Meer Saameh Mubasheer, de 18 años de edad, un estudiante de secundaria que se estaba preparando para los exámenes de ingreso a la universidad, no regresó a casa una noche de febrero, su padre, un ejecutivo de telecomunicaciones, fue a la policía. Los amigos subieron fotos en las redes sociales, buscando información sobre su paradero.

La Policía dijo que el padre de Mubasheer presentó un informe de personas perdidas. Pero la familia del adolescente dice que no hubo señales de él hasta el sábado, cuando un brazo de propaganda del grupo terrorista Estado Islámico publicó una foto de Mubasheer y lo identificó como uno de los militantes que atacaron un café en la capital de Bangladesh la noche anterior, matando a al menos 22 personas. Seis militantes resultaron muertos además de sus víctimas.

Mientras Bangladesh luchaba por hacer frente al peor ataque terrorista en su suelo en los últimos años y lidiar con la creciente influencia del Estado Islámico en un país largamente conocido por su tipo de Islam moderado, comenzaron a surgir las identidades de los atacantes.

Los jóvenes identificados por el Estado Islámico eran en su mayoría de familias ricas y educados en escuelas privadas. Ellos terminaron influenciados por una ideología radical que supuestamente los llevó a tomar las vidas de extranjeros en un ataque con pistolas, cuchillos y explosivos.

La Primera Ministra, Sheikh Hasina, anunció dos días de duelo nacional el domingo y llamó al pueblo de Bangladesh a levantarse contra el extremismo. “El Islam, una religión de paz, no debe ser manchado por actos de odio,” dijo ella.

Las autoridades de Bangladesh dijeron que hubo seis atacantes. El Estado Islámico nombró cinco. Para el momento en que las fuerzas de seguridad bangladeshíes recapturaron el restorán, era una escena de carnicería embadurnada de sangre. Entre los muertos: Nueve italianos, siete japoneses, un indio y un estadounidense. Muchos habían sido cortados con cuchillos, dijo la policía.

El ejército dijo que mató a seis terroristas y liberó a 13 rehenes durante su operación de rescate, en la cual utilizó vehículos blindados para hacer agujeros en las paredes del exclusivo café Holey Artisan en un barrio de Dhaka que es hogar de misiones diplomáticas.

El domingo, el Ministro del Interior de Bangladesh, Asaduzzaman Khan Kamal, dijo que era sorprendente que hombres de familias urbanas ricas se convirtieran en terroristas. “Ellos nunca fueron a madrassas,” dijo él, refiriéndose a las escuelas religiosas islámicas. “Pienso que se ha puesto de moda convertirse en militante.”

El gobierno de Bangladesh ha negado constantemente que grupos militantes tales como el Estado Islámico operen en el país. Kamal dijo que los atacantes del café eran “todos de Bangladesh y no tenían ninguna conexión extranjera.”
Sin embargo quedó en claro que los hombres habían estado en comunicación con combatientes del Estado Islámico en Siria e Irak, incluso arreglándoselas para subir fotografías de la destrucción en el café durante el asedio y que fueron distribuidas por el Estado Islámico.

El Estado Islámico elogió a los asesinos como “caballeros del martirio,” diciendo que habían tomado como blanco una “reunión de ciudadanos de estados cruzados” en Dhaka. Entre sus víctimas había gerentes de empresas de la industria del vestido, ingenieros, gente trabajando en proyectos de ayuda, y estudiantes en universidades estadounidenses.

La policía no reveló las identidades de los atacantes del café. Un portavoz policial se negó a comentar.

Otro de los hombres identificados por el Estado Islámico como uno de los atacantes tenía un historial similar al de Mubasheer. Como él, Nibras Islam, de 24 años, desapareció de pronto en febrero, según dos compañeros de curso. La familia de Islam no pudo ser contactada. Un vecino dijo que ellos no han estado en casa desde que surgieron las noticias de su evidente involucramiento.

Fanático de la cantante y actriz india Shraddha Kapoor, Islam expresó su alegría cuando ella estrechó su mano en un evento el año pasado. “¡Shraddha Kapoor, tú belleza!” dijo en un comentario en su página de Facebook.

Los dos compañeros de curso de Islam identificaron la página de Facebook como perteneciente a él.

Como Mubasheer, Islam había asistido a una escuela exclusiva donde los cursos se enseñaban en inglés. Él fue a estudiar al campus malayo de la Universidad Monash de Australia. Los dos compañeros de curso describieron a Islam como bien parecido y urbano y dijeron que encontraban difícil creer que él se había radicalizado.

Una cuenta de Twitter que los compañeros de Islam dijeron era de su pertenecía da algún indicio de que él se puso en contacto con figuras radicales online. La cuenta de Twitter también tiene una foto suya.

Islam seguía una cuenta de propaganda del Estado Islámico supuestamente manejada por Mehdi Masroor Biswas, un ejecutivo en tecnología de la información en Bangalore, India. Biswas fue arrestado por la policía india en diciembre del 2014 y espera juicio bajo cargos por incitar al terrorismo, de acuerdo con la policía de Bangalore. Él no ha presentado un alegato o hecho una declaración. No se sabe si tiene un abogado. Biswas dijo en una entrevista en un diario antes de su arresto que era partidario del Estado Islámico pero no estaba involucrado en terrorismo.

Islam también era seguidor de una cuenta de Twitter perteneciente al abogado y activista musulmán radical inglés, Anjem Choudary. La policía británica arrestó a Choudary el año pasado. Según el Servicio de Fiscalía de la Corona del Reino Unido, él ha sido acusado de invitar al apoyo para el Estado Islámico. Choudary ha dicho que no reconoce la autoridad de los tribunales del Reino Unido.

“Hermano, detén esta tontería y ve a casa,” comentó un amigo en el muro de Facebook de Islam el 4 de febrero, el día después que él desapareció. “Todos estamos preocupados.”

Pero Islam no fue a casa. En su lugar, su fotografía apareció en el documento de propaganda del Estado Islámico dado a conocer el sábado. Él estaba llevando un pañuelo rojo y blanco y sostenía un rifle de asalto.

Los analistas en seguridad dijeron que el ataque al café mostró que incluso los hombres con educación laica y de familias de buena posición económica pueden radicalizarse en un período corto de tiempo, especialmente con la proliferación de la propaganda en internet.

La imagen estereotipada de un militante que tienen los ciudadanos de Bangladesh—de un entorno rural y educados en madrassas—no se aplica siempre, dijeron, y eso significa que el gobierno puede tener que repensar cómo intenta hacer frente a la amenaza presentada por el extremismo.

“Siempre fue probable que el Estado Islámico haría algo drástico para anunciar su presencia”, dijo Nur Khan, director ejecutivo de Ain O Salish Kendra, un grupo de derechos humanos con sede en Dhaka. “Esta es una amenaza interna que no puede ser derrotada con una respuesta de seguridad únicamente.”

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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