Para una materia de la facultad, Mijal Tenenbaum debió elegir una foto que tuviera que ver con su historia y escribir acerca de ella. La joven de 22 años optó por la única imagen que tiene con su papá, Naum Javier Tenenbaum, víctima del atentado a la AMIA, y que fue sacada en el sanatorio a días de nacer (30 de marzo de 1994).
Semanas antes de un nuevo aniversario del ataque terrorista, compartimos el texto y la foto, afirmando que, a 22 años, el reclamo de memoria y justicia permanece, y que la herida sigue abierta:
Mil novecientos noventa y cuatro
En esta foto no me veo, pero tú me ves: ahí estoy, al lado tuyo. Aunque no me estés mirando, yo sé que me ves. ¿Me mirarías si te dijera lo poco que nos queda?
Yo voy a estar bien, no te preocupes. No corras, no te aceleres. Por favor, aprecia el paisaje y huele las rosas. No siempre vas a poder. En ciento diez días no vas a poder.
Sé que tienes otras cosas en tu cabeza. El de hoy es un día feliz, aunque cruelmente opacado por el miedo que sé que estás sintiendo. Sólo te pido que no te dejes llevar, y que sepas disfrutar cada minuto. Quedan menos de los que parecen.
Me pregunto si te das cuenta de la importancia de este momento: el único juntos que una fotografía va a saber capturar. Desde mi moisés tal vez te miro, pero aún no te entiendo: en tu vida nunca lo podré llegar a hacer.
Es verdad que no vamos a tener una conversación y no vas a poder verme dar mis primeros pasos. No me vas a llevar en tus hombros ni me vas a regañar cuando me porte mal. No me vas a ir a buscar al colegio, y no me vas a poder tratar de convencer de que estudie Derecho. El terror nos va a sacar todo eso y nos va a dejar con una sensación de miedo e injusticia constante, pero hoy sólo te pido que sonrías. El fin aún no llega.
A pesar de todo, hay algo que sí te puedo prometer. Yo siempre te voy a ver, aunque nadie más pueda. Siempre voy a saber que me estás mirando, aunque no se note. Toda mi vida voy a estarte infinitamente agradecida por todo lo que me supiste dar, y voy a hacer lo posible por transmitir tu mensaje. Por sobre todas las cosas, te aseguro que pase lo que pase, siempre vamos a tener este momento. Gracias por todo, papi. Y por favor, no te preocupes. Vamos a estar bien.
Naum Javier Tenenbaum, tenía 30 años, era el hijo mayor y se había recibido de abogado a los 22. Daba clases en la Facultad de Derecho. Estaba casado y tenía tres hijas. Su padre había fallecido hacía poco. El 18 de julio de 1994, tras rezar en el templo, había ido a la AMIA a organizar la ceremonia de los shloishim, con que se recuerda, al mes de su muerte, a un ser querido. El hermano de Javier tuvo que decir kadish sobre dos tumbas.
Agradecemos por su colaboración a Mijal Tenenbaum, quien también participa del programa Project Common Bond, que integran jóvenes familiares de víctimas de terrorismo alrededor del mundo.
Fuente:elorgullodeserparte.com.ar
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