CNAAN LIPHSHIZ
Nicola Sturgeon, del Partido Nacional Escocés, corteja a la comunidad judía cuando sus miembros pierden la confianza en un partido laborista ‘antisemita’
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La última vez que Escocia votó sobre la posibilidad de independizarse del Reino Unido, la mayor parte de sus 7.000 judíos pensaron que hacerlo era mala idea.
Preocupados de que la independencia de Escocia alentaría el nacionalismo y envalentonaría un movimiento anti-Israel ya agresivo con profundas raíces en el campo por la independencia, los judíos aquí se sintieron aliviados cuando, durante el referéndum de 2014, el 62 por ciento de los votantes escoceses apoyó seguir en el Reino Unido.
Menos de dos años después de ese voto supuestamente definitivo, Escocia y sus judíos se están preparando para una nueva votación de independencia del Reino Unido. En esta ocasión los judíos de Escocia pueden ser más receptivos a tal votación, gracias en parte a la ira por el referéndum del Brexit del 23 de junio en el que el Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea.
La jefa de gobierno de Escocia, Nicola Sturgeon, ha vuelto a decir que la independencia del Reino Unido es “altamente probable”, gracias a los resultados del Brexit.
En contraste con los votantes ingleses, que estaban a favor del Brexit, la mayoría de los escoceses votaron seguir formando parte de la UE, y el gobernante Partido Nacional Escocés de Escocia ha dicho que no permitiría que los escoceses perdieran su ciudadanía de la UE.
Muchos judíos escoceses están ahora más a gusto con la idea de una escisión del Reino Unido debido a las acciones enérgicas de fomento de la confianza por parte de turgeon, que dirige el Partido Nacional Escocés, o SNP – una rama Laborista que ahora es el tercer partido en Gran Bretaña.
“De hecho, se han involucrado mucho con la comunidad judía”, dijo Efraín Borowski, director del Consejo Escocés de las comunidades judías, o ScoJeC, hablando del partido SNP, que Sturgeon llegó a dirigir en 2014.
Bajo el predecesor de Sturgeon, el ex líder del partido SNP, Alex Salmond, los ayuntamientos de Glasgow y Fife ondearon la bandera palestina durante la guerra de Israel en Gaza 2014 – un movimiento que muchos judíos interpretaron como acto de solidaridad con el grupo terrorista Hamas. En el Festival Fringe de Edimburgo de ese año, un festival de artes populares, dos compañías israelíes cancelaron sus actuaciones en respuesta a las protestas pro-palestinas.
Citando cifras de la policía, ScoJeC reportó un récord de 50 incidentes antisemitas en 2014 en Escocia y un “número sin precedentes de judíos expresaron ansiedad por su percepción del aumento de antisemitismo en Escocia”. El aumento de la hostilidad no puede “excusarse como mera protesta política” contra Israel, dijo el informe del grupo.
En la Edinburgh Hebrew Congregation – una gran sinagoga ortodoxa situada al pie de una cadena de colinas verdes – la oración por la seguridad de los soldados israelíes se canceló al menos una vez ese año a fin de no ofender a los no-judíos durante el conflicto.
“La discreción es la mejor parte del valor”, dijo entonces el rabino David Rose.
Salmond, que había hecho llamados a aplicar sanciones contra Israel, en gran medida ignoró las peticiones de los representantes de la comunidad judía de frenar la animadversión, según Howard Singerman, ex tesorero del Consejo Representativo Judío de Glasgow.
Pero Sturgeon, su sucesora, está tomando medidas, según Borowski. Mencionó su “fuerte mensaje”, durante una conferencia sobre crimen de odio co-organizada el año pasado por el jefe de policía y el jefe de servicio de procesamiento de Escocia.
“No quiero ser primer ministra, ni siquiera vivir en un país, en el que los judíos sienten que quieren dejar u ocultar su identidad”, dijo entonces.
Ella también se distanció de la SNP “por los desagradables y horribles credos que se llaman a sí mismos nacionalismo”. Si eliges vivir en Escocia, dijo, “no importa de dónde eres; no es la identidad sino el hecho de que todos los que viven aquí, compartan la responsabilidad de hacer Escocia lo mejor posible”.
Sturgeon dijo a Borowski que quería ver a sus ministros “comprometerse con la comunidad judía, no simplemente hacer declaraciones”.
Se reunió con israelíes en Escocia, y asistió a eventos comunitarios judíos y se reunió con estudiantes judíos preocupados por el vitriolo en el campus.
Bajo la dirección de Sturgeon, ScoJeC vio incrementado su presupuesto dos veces, una vez en un 28% y luego de nuevo en un 20% más.
El año pasado, la Fundación Seguridad de la Comunidad, o CST, el perro guardián de la comunidad judía británica en cuestiones de antisemitismo, criticó a una diputada de SNP en el Parlamento escocés, Sandra White, por retuitear una caricatura antisemita. La imagen representaba una cerda con la etiqueta “Rothchild” y lechones lactantes etiquetados como grupos terroristas islamistas, la CIA e Israel. Sturgeon calificó el incidente de “aberrante” y se disculpó por ello, al igual que White.
“Claramente, los líderes escoceses han dado cuenta de que la cuestión del antisemitismo es una prueba de fuego de las clases para la sociedad escocesa y estamos viendo serios esfuerzos por abordar las preocupaciones de la comunidad”, dijo Mark Gardner, director de comunicaciones de CST nacido en Glasgow.
Otros partidos de Europa “podrían hacerlo mucho peor que seguir su ejemplo”, dijo Gardner.
Ante la propuesta de SNP de una segunda votación por la independencia, la ofensiva judía de Sturgeon la coloca en mejor posición respecto a los judíos escoceses con la que Salmond jamás contó.
La frustración por el voto de una salida británica es palpable en las calles de Edimburgo, capital de Escocia, donde el 74% votó en contra de salir de la UE. Muchos locales han colgado banderas de Escocia y de la UE en las ventanas, y el 52% de los encuestados en un sondeo del Sunday Times dijo que votaría por la independencia del Reino Unido tras el Brexit.
Muchos jóvenes escoceses han llevado un pin en sus chaquetas – un gesto contra la retórica xenófoba que el voto Brexit desencadenó en Inglaterra (pero no en Escocia). Otros colocan pancartas diciendo “Todos son bienvenidos” en ventanas que dan a las calles estrechas, empedradas y sinuosas de Edimburgo.
El rabino Rose de Edimburgo dice que los miembros de su congregación están “sacando pasaportes europeos” para asegurarse de que siguen siendo ciudadanos de la UE – una opción abierta a muchos judíos escoceses porque, a diferencia de las viejas comunidades judías del Reino Unido, la mayoría son descendientes de judíos que salieron de Europa del Este del siglo 19 en adelante. Algunos judíos en Inglaterra están haciendo lo mismo, informó The Independent.
En un desayuno en la Edinburgh Hebrew Congregation, Rose cobra las entradas de unos 12 miembros de la congregación que han venido el domingo para el salmón, panecillos y café.
“Esto fue muy superior la última semana”, comenta con fastidio por la taza llena de libras esterlinas.
Tras Brexit, la libra tuvo su más agudo declive constante durante dos días frente al dólar, llegando a 1,31 $ – un nivel no visto desde 1985.
Con la economía y la clase política en desorden, “Nicola Sturgeon, de repente es la única figura confiable para muchos judíos de Escocia”, comentó Howard Singerman de Glasgow.
Un ex votante laborista que ha rechazado a ese partido por una serie de comentarios antisemitas y anti-israelíes de varios de sus líderes, dijo que está considerando votar SNP por su fuerte plataforma social. Nunca lo habría hecho con Salmond, dijo.
Los principales grupos judíos de Escocia no han adoptado una posición formal ni en el Brexit ni sobre la independencia. Para Singerman y muchos otros judíos que se definen como escoceses orgullosos, la independencia sería ir demasiado lejos.
Algunos judíos escoceses, dijo Borowski, tienen una aversión instintiva a cualquier cosa llamada o percibida como nacionalista. Otros simplemente piensan que la independencia es demasiado costosa o poco práctica. Muchos piensan que su candidatura para ser miembros de la UE por separado sería bloqueada por los miembros recelosos de sus propios movimientos separatistas, entre ellos España, Francia, Bélgica e Italia.
“Como judía escocesa sientes más confianza hacia Sturgeon”, dijo Evy Yedd, co-presidente del Consejo Representativo judío de Glasgow. Pero sigue sin fiarse de otros legisladores del SNP y dijo que está convencida de que “la independencia es una total y absurda pérdida de tiempo”.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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