La Puerta de la Misericordia

  • La Puerta de La Misericordia, en las Murallas de Jerusalén, también llamada Puerta de Susa, punto clave de la historia de la Ciudad de David.

P HUERGO CASO PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

Ayer fue 17 de Tamúz. Fecha hebrea, tanájica y de ayuno ( menor) que abre las tres semanas llamadas Yamím Ha´Metsarím -días de estrecheces, también llamados de angosturas- en los que nada se inicia, nada se estrena y nada se celebra. Instituído en memoria de las dos trágicas destrucciones de las muralllas de Jerusalén: la de los romanos , con Tito, en el S. I d.e.c. y la de los babilonios, con Nabucondonosor, en el VI a.e.c. Tres semanas después, el 9 de Av, fecha luctuosa por excelencia en la historia del Pueblo de Israel.

Pero “Si un judío se cae siete veces, se levanta ocho”, dice el Talmud. Pues bien, de las ocho puertas levantadas en las Murallas de Jerusalén, la hoy conocida como Shaar Ha´Rajamím es la única de la cual no se conoce a ciencia cierta el año en que fue construida. Tal es su misterio y tal su antigüedad. Es la única que llevaba directamente al Har Ha´Bait y por tanto al Templo desde el lado oriental; la única por la cual entraba, en Yom Kipur, el cordero del sacrificio; la única que tiene una importancia ultradecisiva: a través de ella, bajando del Monte de los Olivos y cruzando la vaguada de Josafat, entrará directo al Sancta Sanctorum del Templo, a lomos de un burro blanco y precedido del Profeta Elías, el Mesías.

Pero su primer nombre no fue el de la Misericordia, sino el de Puerta de Susa.

Susa, capital del Imperio Elamita, conquistada a sangre y fuego después por babilonios y asirios, capital del Imperio Persa hasta su conquista por Alejandro Magno. Nehemías y Daniel, profetas hebreos que vivieron en ella cuando el cautiverio babilónico del pueblo de Moisés, allá por el S. VI a.e.c. , la nombran en sus Ktuvím; pero quizás sea en el Rollo de Ester donde más se la represente. Ciro-cuenta La Mishná– posible hijo habido entre la Reina Ester y Ajashverosh, permitió a los hebreos regresar a Jerusalén para reconstruir su Templo; sobre la puerta oriental de esa reconstrucción grabaron los judíos retornados el nombre de Susa, en recuerdo del milagro que aún hoy conmemoramos en la fiesta de Purim. Era el año 515 a.e.c.

Esa Puerta primigenia, la de Susa, (al igual que el Arco de Adriano en la Puerta de Damasco está casi enterrado) está debajo de lo que hoy vemos como tal.

Luego vinieron Antíoco -el seléucida- Pompeyo, Tito, Adriano – los romanos- todos ellos destructores, profanadores y profundos enemigos de Adonay. Hasta que en el S. IV comienza la época bizantina con Constantino I, cuando su madre, Helena, no sabemos  con qué crédito arqueológico, busca el lugar donde acabarán eedificando el Santo Sepulcro. Menciono esto porque si miras la foto, sobre la circunferencia que hay sobre el punto donde convergen los dos arcos hay un capitel corintio que hace a los arqueólogos pensar que lo que vemos tiene un origen bizantino.

En el S XIV, concretamente en 1348, Jerusalén -como Europa y toda Asia Menor – fue asolada por la peste negra, venida desde Mongolia y que multiplicaba la ya de por sí entonces alta mortandad. Jerusalén vive bajo el dominio de los mamelucos, esclavos mercenarios de los califas abasidas que acabaron creando un sultanato propio contra el cual llegaron los otomanos a Jerusalén. Todos los fallecidos en Jerusalén por esta plaga, todos fieles de Mahoma, fueron enterrados en una fosa común frente a esta Puerta. Dicen que la descomposición comunitaria de esos cadáveres se solidificó hasta formar junto a los pilares de la Puerta de la Misericordia , una caverna. En el fondo de esa caverna aparece un arco que es parte de la Puerta que permanece enterrada- Elías, en tanto que cohen, no podrá pasar por esa puerta, ya que está precedida por un camposanto. Fue entonces cuando decidieron, además, tapiar la Puerta. Todo esto, gracias al arqueólogo James Fleming, que estudió la Puerta en 1969. Al día siguiente de su descubrimiento, la caverna apareció cubierta por una capa de cemento.

Cuando el Imperio Otomano arrebató Jerusalén al Sultanato Mameluco de Egipto, 25 años después de la Expulsión de los Judíos de Sfarad, Solimán -alias El Magnífico- enemigo acérrimo de Carlos V, ordenó reconstruir las murallas jerosolomitanas. Año de 1538. Son las murallas que vemos hoy en día. Dicen que al finalizar la obra ordenó decapitar a los arquitectos por haberse olvidado extramuros el Monte Sión.

Hoy es sede de una madraza (escuela islámica)

Reproducción autorizada : © enlace judío

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Pedro Huergo Caso: