En Marruecos, la preferencia de los hombres por esposas vírgenes ha convertido la reconstrucción del himen en práctica común.
FRANCISCO PEREGIL
El doctor Mansur empezó a trabajar en 1988 en urgencias del hospital de Maternité Universitaire Souissi, en Rabat. “Llegaban al menos cuatro casos por semana de mujeres violadas, muchas de ellas menores”, comenta. “Observé que tal vez podían ganar la batalla contra los agresores en el plano jurídico, pero la batalla social la tenían ya perdida. Jamás podrían casarse. Y el repudio no solo afectaba a ellas, sino a sus familias. Para remediar eso comencé en el año 2.000 a hacer las primeras reconstrucciones de himen”.
Bladi, un sitio de Internet marroquí, titulaba en 2008 que las reparaciones se habían convertido en rutinarias. Yabiladi, otro medio, advertía en 2012 que esta práctica era ya un secreto a voces. Y se hacía eco de muchos hombres y mujeres que tachaban de hipócrita la operación. “Hay que asumir las elecciones y los actos”, declaraba una mujer en el reportaje. “Incluso para aquellas que han perdido su himen en un accidente, en una violación o por causa involuntaria. Yo pienso que la verdad es más honorable que esta estafa”.
El hecho de que haya mucha gente que piensa así es lo que hace que los profesionales que la practican, aunque sea un ejercicio legal, prefieran mantenerse en el anonimato. El doctor Mansur, quien solicita que no se revele su verdadero nombre, abandonó en 2013 la Maternité Universitaire Souissi y se instaló por su cuenta. Calcula que en total habrá operado a más de 500 mujeres. La evolución de los años tal vez haya podido influir en el aumento de relaciones pre matrimoniales, pero no ha debilitado el anhelo de la esposa virgen. Ahora son decenas de ginecólogos y cirujanos plásticos quienes efectúan la himenoplastia en Rabat, Casablanca, Marrakech, Tetuán, Tánger y también en Ceuta y Melilla. “Muchos se aprovechan de la vulnerabilidad de estas mujeres para cobrarles hasta 1.000 euros, unos precios realmente abusivos, cuando se puede hacer la operación a partir de 200”, señala Mansur.
El doctor se lamenta de la vigencia del machismo. “El hombre que se presenta a su futura esposa se pavonea ante ella de la gran experiencia que ha tenido con otras mujeres. Pero si ella le confesara que ha conocido a otro hombre, aunque solo fuera por teléfono, la abandonaría en el momento. ‘Tocada una vez, tocada todas las veces’, suelen decir. Quieren a sus novias como embaladas en plástico, igual que un objeto a estrenar”.
Saida Drissi, vicepresidenta de la Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos, conoce a una mujer que se hizo la operación. “Aquello se convirtió entre nosotras en algo que jamás sucedió, nunca volvimos a hablar del tema”, precisa. “Esta es una sociedad muy hipócrita. Hay hombres modernos y con estudios, pero a la hora de casarse, la cuestión de la virginidad es sagrada; siempre quieren una virgen”, explica Drissi.
Hay operaciones provisionales y definitivas. “Las provisionales”, explica el doctor Mansur, “suelen tener una vigencia de 15 días. Y cuestan unos 200 euros, mientras que las definitivas salen por 500. Pero muchos maridos saben que las operaciones existen. Y antes de acostarse con ellas deciden esperar más de dos semanas, una vez casados, para asegurarse de que cuando practiquen sexo la reparación del himen ya habrá caducado si se hizo una operación provisional”.
En abril, una agente de la policía marroquí en Casablanca fue procesada por robar joyas a una mujer detenida en su comisaría. El motivo que alegó es que quería pagarse una operación de reconstrucción del himen antes de su boda. En Casablanca, precisamente, hay un cirujano plástico de nombre Kamal Iraqui cuya clínica se nombra en decenas de foros en Internet. Iraqui rechazó ofrecer ninguna información a este diario. “Todo está en Internet”, señaló. En efecto, hay cientos de foros con decenas de preguntas y respuestas.
Muchos hombres acuden con sus parejas al ginecólogo para que les otorgue un certificado de virginidad de la pareja. “El certificado no tiene valor jurídico, pero es una práctica muy corriente en Marruecos”, señala el doctor Mansur. “Yo lo entrego en un sobre lacrado y siempre a la mujer que me lo pide, nunca a su pareja”.
La vicepresidenta de la Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos explica que ante la presión de la sociedad algunas mujeres siempre encontraron la forma astuta de salvar su honra. “En Marruecos se creyó durante mucho tiempo en la leyenda del niño dormido”, relata Drissi. “El marido que se ausentaba mucho tiempo del hogar y se encontraba a su mujer embarazada recibía esta explicación: ‘en cuanto te fuiste el bebé se durmió. Y se ha despertado a tu regreso”.
Las reparaciones de himen son, para el doctor Mansur, un pasaje sencillo, rápido y barato hacia la libertad de la mujer. “Antes se hacían con anestesia general, pero ahora es local. En media hora ya tienen su vida solucionada. Y en el 90% de los casos la operación funciona”. Tras unas tres semanas de cicatrización, todo estará listo para la noche de bodas.
Fuente:internacional.elpais.com
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