KHALED ABU TOAMEH
Muchos palestinos aún no han aceptado el derecho de Israel a existir. Para ellos, no sólo se trata de la “ocupación” de Judea y Samaria, la Franja de Gaza y Jerusalem Este. La verdadera “ocupación”, para ellos, se inició con la creación de Israel en 1948.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. – George Orwell, 1984.
¿Qué haces si no te gusta Israel, pero sólo tienes una salida para el disgusto: expresarlo en retórica y papel impreso?
Bueno, si eres palestino, siempre puede recurrir a tu propia terminología – la que arroja luz negativa sobre Israel y todo lo que se asocia con él. Ese es precisamente el clavo al que los palestinos se han aferrado las últimas décadas, inventando sus propios términos y frases cuando se habla de Israel.
George Orwell, por supuesto, captó este comportamiento. Para él, “el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. Los sentimientos anti-Israel, utilizados durante décadas por los palestinos, no sólo corrompen el pensamiento sino que también incitan a la gente en contra de Israel, creando situaciones incendiarias que están diseñadas para estallar en llamas.
Para que quede claro: ésta no es la conocida incitación en los medios de comunicación palestinos que se discute en los foros internacionales.
Esto es de un color diferente. Esta incitación demoniza a Israel y los judíos. En esta narrativa, Israel es el mal, así como ajeno en Oriente Medio.
Orwell, en sus sabias palabras sobre el lenguaje, no mencionó el engaño de múltiples lenguas. Pero ese engaño está profundamente arraigado en el discurso palestino de Israel.
Las afiliaciones políticas en cierto modo determinan qué terminología es empleada por los palestinos con referencia a Israel. Sin embargo, a través de las afiliaciones, los palestinos emplean términos muy negativos para discutir Israel.
Hasta la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, la facción “moderada” de Fatah, dirigida actualmente por el presidente Mahmoud Abbas, se refería a Israel, como hacen sus hermanos palestinos hoy, como la “entidad sionista”. Eso fue antes de que la OLP reconociera oficialmente a Israel bajo los términos de los Acuerdos de Oslo. En aquel entonces, se consideraba vergonzoso e inaceptable llamar a Israel por su nombre, no sea que se interpretara, Dios no lo quiera, como el reconocimiento de Israel.
Más de dos décadas después, a la facción Fatah de Mahmud Abbas y la Autoridad Palestina (AP) todavía les resulta difícil mencionar el nombre de Israel.
Desde su creación en 1994, la política oficial de la Autoridad Palestina (en árabe) ha sido referirse a Israel como “el otro lado”. Estas fueron las instrucciones dictadas a los funcionarios públicos y el personal de seguridad de la AP, y que se mantienen vigentes en la actualidad.
En aquellos días, cuando las fuerzas de seguridad de la AP todavía realizaban “patrullas conjuntas” con soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en muchas partes de la Ribera Occidental, a los policías palestinos se les prohibió usar el nombre de Israel o de las FDI, especialmente cuando se comunicaban con sus colegas y comandantes por walkie-talkies. Los nombres de Israel y las FDI eran sustituidos por “el otro lado”.
Un funcionario de seguridad palestino al que se le preguntó por esto en aquel entonces admitió que las órdenes venían directamente de la oficina de Arafat. “Sí, hemos firmado un acuerdo que reconoce a Israel, pero la mayoría de nuestros oficiales y policías todavía tienen un problema real en mencionar el nombre de Israel”, dijo el oficial.
Las instrucciones siguen vigentes aun cuando la Autoridad Palestina sigue llevando a cabo “coordinación de seguridad” con Israel. Los funcionarios de seguridad y civiles palestinos que mantienen contacto diario con sus homólogos israelíes se abstienen regularmente de pronunciar los nombres de Israel o de las FDI. La buena noticia es que ya no se refieren a Israel como la “entidad sionista”.
Sin embargo, los medios de comunicación palestinos y representantes de la AP, en sus declaraciones (en árabe), continúan utilizando la terminología que es degradante e incluso abusiva cuando se trata de lidiar con Israel.
Israel, por ejemplo, a menudo se menciona como el “Estado de Ocupación” y al Gobierno de Israel se lo describe como el “Gobierno de ocupación”.
Muchos palestinos siguen oponiéndose a la utilización del nombre de Israel, ya que simplemente no reconocen su derecho a existir.
El escritor palestino Muhsen Saleh criticó a algunos árabes y palestinos porque a veces utilizaron el nombre de Israel en sus discursos y escritos:
“Durante muchos años, los árabes y los regímenes y sus medios de comunicación se negaron a utilizar el nombre “Israel” cuando hacían referencia a la entidad usurpadora que se estableció en gran parte de la tierra de Palestina en 1948. Solían referirse a él como el enemigo, la entidad sionista o la ocupación, o al menos solían poner el nombre de Israel entre comillas como señal de que no lo reconocen. Hoy, sin embargo, el nombre “Israel” está siendo utilizado sin comillas y sin vergüenza”.
Al primer ministro de Israel, independientemente de su identidad o afiliación política, a menudo se le llama el “primer ministro de la ocupación”. Algunos prefieren usar el término “primer ministro de Tel Aviv”.
Al ministro de Defensa israelí, de nuevo, independientemente de su identidad o afiliación política, a menudo se refieren como “ministro de la Guerra”. La implicación: Israel está en guerra constante con los palestinos y los árabes. Ni qué decir tiene, a las FDI siempre se las menciona como las “fuerzas de ocupación”, cuya única misión es matar palestinos, destruir sus hogares y convertir su vida en miseria.
Otro signo de la dificultad que muchos palestinos encuentran en el uso del nombre de Israel se puede encontrar en su charla sobre los ciudadanos árabes de Israel.
Los funcionarios y medios de comunicación palestinos regularmente se refieren a estos ciudadanos como “los árabes del interior” – lo que implica que el “interior” es en realidad una parte interna de “Palestina”. Otros se refieren a estos ciudadanos como “los árabes de 1948” o los “palestinos dentro de la Línea Verde” o “los árabes que viven dentro de los territorios ocupados en 1948”.
Y todavía no hemos hablado sobre el hecho de que muchos palestinos se refieren a las ciudades dentro de Israel adecuadas como ciudades y pueblos “ocupados”. Jaffa, Haifa, Acre, Tiberíades, Ramle y Lod, por ejemplo, a menudo se describen en los medios de comunicación palestinos como “ciudades palestinas ocupadas” o “ciudades”. A los judíos que viven en estas ciudades, así como en otras partes de Israel, se refieren a veces como “colonos”.
Los judíos que visitan el Monte del Templo o Haram Al-Sharif, en Jerusalem, los medios de comunicación palestinos y funcionarios regularmente los describen como “manadas de colonos” y “bandas terroristas de colonos”.
Estos son sólo un puñado de ejemplos del lenguaje de la narrativa palestina. Tal lenguaje expone la verdad: que muchos palestinos aún no han llegado a aceptar el derecho de Israel a existir. Para ellos, esto no sólo tiene que ver con la “ocupación” de Judea y Samaria, la Franja de Gaza y Jerusalem Este. La verdadera “ocupación”, para ellos, se inició con la creación de Israel en 1948.
No es ningún secreto que los líderes palestinos han fracasado en preparar a su gente para la paz con Israel. Lo que es peor, la terminología adoptada por estos líderes y un número cada vez mayor de palestinos es un signo claro de que estos líderes, a través de su retórica y los medios de comunicación, siguen promoviendo una política que no sólo deslegitima a Israel y lo representa como un estado malo, sino también niega su derecho a existir. Los que no hablan árabe pueden encontrar esta afirmación sin fundamento, porque lo que escuchan y leen de representantes palestinos en inglés no refleja los mensajes que se transmite a los palestinos en árabe.
La audiencia internacional de habla inglesa haría bien en conseguir algunas traducciones precisas de lo que se dice de Israel en árabe. Es la única forma de salir de la neolengua palestina, aunque podría hacer revolver a Orwell en su tumba.
Fuente: © Gatestone Institute – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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