Mitos y realidades sobre el hecho de que Google “borrara del mapa a Palestina”

LUIS FERNANDO GUARÍN RODRÍGUEZ
Una respuesta a la imprecisión histórica desastrosa, vergonzosa y tendenciosa en la publicación “La polémica decisión de Google de ‘borrar del mapa’ a Palestina. Por ESTEFANÍA CARVAJAL RESTREPO | PUBLICADO EL 09 DE AGOSTO DE 2016”.

https://www.elcolombiano.com/internacional/medio-oriente/critican-a-google-por-borrar-del-mapa-a-palestina-BE4745201

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Los argumentos presentados en el artículo citado constituyen una falacia conocida como alegato injusto, puesto que la periodista cita a medias los hechos históricos relevantes del caso, y el hecho de que no cite la evidencia histórica disponible para poder sostener con integridad los argumentos del artículo, no supone la inexistencia de más evidencia histórica que demuestre lo contrario a lo que pretende afirmar, máxime cuando los hechos y evidencias que presenta la periodista sobre el “estado de Palestina” en contraposición al estado legítimo de Israel son amañados parcialmente a conveniencia, desconociendo u omitiendo otros hechos históricos, por lo que todo lo argumentado en el artículo pierde validez aunque haya cierta veracidad en las premisas o hechos.

En primer lugar: Ante la afirmación “Palestina es un Estado con reconocimiento limitado que se ubica en el Medio Oriente, entre Egipto, Jordania, Israel y el mar Mediterráneo”

Palestina no es estado por cuanto el Consejo de Seguridad de la ONU no le ha otorgado tal reconocimiento porque en el pasado los árabes han declinado la solución de dos estados, y hasta la fecha los palestinos han rechazado las iniciativas de Camp David y muchas otras más.

El antecedente histórico inmediato, es que la tierra de Palestina no fue llamada así sino bajo el Mandato Británico que administraba estos territorios de facto desde 1917, el Mandato entró en vigor en junio de 1922 y expiró en mayo de 1948. En un primer momento incluyó los actuales territorios de Jordania, Israel y los Territorios Palestinos, si bien a partir de septiembre de 1922 el Reino Unido separó la parte oriental del mismo, creando el Emirato de Transjordania. La ONU, sucesora de la Sociedad de Naciones, intentó resolver la disputa entre los árabes palestinos y los judíos. Creó el UNSCOP (Comité especial de las Naciones Unidas para Palestina), compuesto por representantes de varios estados. Ninguna de las grandes potencias estaba representada, para conseguir que el Comité fuera más neutral. El UNSCOP barajó dos propuestas. La primera sugería la creación de dos Estados independientes en la región, uno árabe y otro judío, dejando a Jerusalén bajo administración internacional. La segunda abogaba por la creación de un solo Estado federal en el que convivieran ambos pueblos. La mayoría del UNSCOP se decantó por la primera propuesta, si bien algunos miembros apoyaron la segunda propuesta, uno de ellos, (Australia), se negó a elegir una de las dos opciones. Finalmente se presentó la primera propuesta y la Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría las conclusiones de la UNSCOP, si bien se hicieron algunos ajustes a las fronteras entre los dos Estados propuestos. La división se haría efectiva el día que los británicos consumaran su retirada. Sin embargo, el plan de partición fue rechazado por el liderazgo árabe de Palestina y por la mayoría de la población árabe. Por su parte, la mayoría de los judíos aceptaron el plan, en particular la Agencia Judía, que, en la práctica, era un Estado judío en formación. Muchas grabaciones muestran la satisfacción de los judíos palestinos cuanto asistían a la sesión de Naciones Unidas en la que se votaba el plan de división. Hasta nuestros días, los libros de historia israelíes mencionan el 29 de noviembre de 1947, la fecha de esta sesión, como la fecha más importante en el proceso de Independencia de Israel. La resolución 181 de la ONU otorgó a las aspiraciones judías aval jurídico y legitimación moral para constituir su propio Estado. Al día siguiente de la proclamación, los estados de Siria, Irak, Egipto, Líbano, Arabia Saudí, Yemen atacan simultáneamente al recién conformado estado de Israel con la misión de exterminarlo, pero fracasan y son derrotados militarmente contra toda probabilidad por el estado de Israel en tan solo 6 meses.

Declaración de Independencia del Estado de Israel

Segundo: Sobre “Para entender la denuncia hay que hacer un breve repaso de las clases de historia”

Originalmente la tierra de Palestina en la historia es conocida como la tierra de Canaan. Las tribus hebreas iniciaron la conquista de Canaán hacia 1400 a. C. Fue un proceso lento, que duró varios decenios, y en el que los cananeos (compuestos por distintos pueblos como los Jebuseos, Heteos, Gergeseos, Heveos, Amorreos, Hicsos, Hititas, Hurritas y los últimos en llegar desde Chipre fueron los Philistim o Filisteos, de donde viene la palabra Palestina) fueron finalmente expulsados o bien se fundieron en muchos casos con las tribus israelitas, lo que dejó una impronta cananea en estas. Canaán comprendía el Líbano (principalmente con la ciudad de Sidón) pero extiende la denominación «Tierra de Canaán» hacia el sur, a través de Gaza hasta el «Río de Egipto» y hacia el Este, hasta el Valle del Jordán, todo lo cual coincide con la «Tierra de Israel» de los judíos, como posteriormente fue llamada.

Con la expulsión de la tierra de Israel de los Judíos en el 70 d.C por parte del emperador Nerón y el general Tito, El imperio Romano tomó posesión de la tierra de Israel hasta su decadencia cuando los árabes musulmanes toman posesión de Jerusalén con Saladino, y llega consigo el periodo de las Cruzadas Occidentales para recuperar tierra santa en 1099 d.C, para terminar en dominio árabe. Posteriormente la región quedó bajo control del imperio Turco-Otomano, el cual fue derrotado por el imperio Británico que renombró la tierra como Palestina durante el mandato hasta 1948.

Tercero: “Y en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, territorios que los palestinos reclaman como parte de un futuro estado independiente.”

Esta linea muestra lo tendencioso del artículo, como si Israel hubiera ocupado ilegalmente los territorios mencionados, cuando la realidad es que fue la presión constante de la opinión pública de los países árabes la que forzaba a sus líderes a continuar la lucha contra Israel. Como parte de esta lucha, Egipto continuó apoyando guerrillas, e impulsó una alianza militar con Siria en 1966. Tanto Siria como Egipto estaban respaldados por la Unión Soviética. El 17 de mayo de 1967, Egipto solicitó formalmente a la ONU la retirada de las tropas de interposición (UNEF), y comenzó a remilitarizar el Sinaí y la frontera con Israel. El 23 de mayo del mismo año, Egipto bloqueó los estrechos de Tirán, lo que según Israel contradecía las Leyes Marítimas de la ONU y era causa de guerra. El 30 de mayo, la presión popular en Jordania logró apartar al rey Hussein de su tradicional alianza con las potencias occidentales y le obligó a unirse a la alianza egipcio-siria, otorgando el mando de sus fuerzas a un general egipcio. El 4 de junio Irak se sumó a la coalición.

Guerra de los 6 Días

Aunque el gobierno de Israel no quería la guerra y la temía, los militares israelíes consideraban que era necesario atacar inmediatamente porque sin la ventaja de la sorpresa, Israel no podría sobrevivir. Israel había movilizado a los reservistas y no podía mantener esa movilización indefinidamente. Ante la disyuntiva de atacar o desmovilizar, no habiendo recibido garantía alguna por parte de EE. UU. de que impulsaría una iniciativa internacional, y con el gobierno de Egipto dando muestras públicas diarias de su voluntad de no enfriar la situación, el gobierno de Israel olvidó sus reticencias y siguió el consejo de sus generales. Otras fuentes dudan de que los árabes, pese a toda la intensa retórica belicista y la acumulación de tropas en las fronteras, estuviesen realmente dispuestos a atacar a Israel.

Sin embargo, es sabido que Egipto no envió sólo dos, sino siete divisiones (2.ª, 3.ª, 4.ª, Shazli Force, 6.ª, 7.ª y 20.ª) con 100 mil soldados y 1000 tanques, frente a la frontera israelí. Cinco divisiones estaban en el Sinaí y dos en Gaza. Estas cifras coinciden con las de otras fuentes, como por ejemplo: Egipto tenía apostadas siete divisiones, 100000 hombres y 1000 vehículos de combate. (Álvaro Abós. «La Guerra de los Seis Días». Hechos Políticos del Siglo XX. Tomo 9. p. 41).

Más fuentes que muestran el despliegue de las siete divisiones egipcias: no podían dejar ninguna duda a Rabín, ni sobre su cantidad (siete), ni sobre su disposición, ni sobre su propósito. Menahem Begin, por aquel entonces del partido Gahal, también dijo años después: En junio de 1967 otra vez teníamos una opción. Las concentraciones de tropas egipcias en Sinaí no probaban que Nasser realmente fuera a atacarnos. Debemos ser honestos con nosotros mismos. Nosotros decidimos atacarle a él. (New York Times, 21 agosto de 1982)

Sin embargo, a juicio del presidente israelí Jaim Herzog (analista militar durante el conflicto), no era esta la opinión del mando militar israelí en 1967 ni es tampoco la de otros historiadores militares israelíes que se han ocupado extensamente de la guerra, como Michael B. Oren, que generalmente sostienen, a partir del estudio pormenorizado de los documentos y de entrevistas con sus protagonistas, que Israel no tenía otra opción desde el punto de vista militar. Así, Jaim Herzog sostuvo que, en la situación en la que se encontraba Israel, rodeado por un enorme ejército árabe que le superaba en efectivos, aviones y tanques, no tenía opción a especular sobre si estaban o no dispuestos realmente a atacarles, ya que carecía de “profundidad estratégica” en la que poder desplegarse y, por tanto, de posibilidad de respuesta: En 1967, cuando se hizo evidente que la guerra estaba a la vuelta de la esquina, el mando israelí llegó a la conclusión de que no debía permitirse que los árabes hicieran el primer movimiento porque, por su propio peso, conseguirían una ventaja inicial que Israel no podría afrontar.

Otra prueba que los árabes se preparaban para una guerra total contra Israel (y que la misma era “inminente”), es que la prensa árabe preparaba al pueblo para la guerra desde el mes de mayo: desde El Cairo y por otras emisoras de radio árabes preparaban a la opinión pública para la guerra y prometía la muerte y el exterminio de Israel. «Todo Egipto se halla ahora dispuesto a lanzarse a una guerra total que pondrá fin a Israel», declaraba el comentarista de Saut-al Arab, el 17 de mayo. «Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere luchar», dijo el Presidente Nasser el 27 de mayo.

Ahmed Shukairy, presidente de la OLP declaró: «Los judíos que sobrevivan a la guerra que inminente, serían autorizados a permanecer en Palestina, pero no esperaba que muchos pudieran hacerlo»

Gamal Abdel Nasser

La consecuencia de la guerra fue que Israel finalizó la Guerra de los Seis Días habiendo aumentado su territorio considerablemente, con la incorporación de los Altos del Golán, Cisjordania (incluyendo Jerusalén Oriental), la Franja de Gaza y la península del Sinaí. Desde el punto de vista militar, tras dos décadas de fragilidad estratégica, Israel obtuvo por primera vez en su historia profundidad territorial, que le concedería capacidad defensiva para mantener la artillería árabe lejos de las ciudades israelíes y evitar en adelante la obligación de realizar ataques preventivos ante cada amenaza, con el coste que ello supone a efectos de opinión pública. La situación dio por tanto un vuelco geoestratégico y ahora eran las capitales árabes (Amán, Damasco y El Cairo) las que quedaban al alcance de cualquier incursión rápida del ejército. Además de la expansión territorial y del «colchón» defensivo, Israel demostró en el plano psicológico a sus vecinos árabes su capacidad militar y su voluntad para utilizarla.

Cuarto: “el hecho de que Google “borre del mapa” a Palestina significa desconocer la historia de un territorio que ha ocupado el pueblo palestino por miles de años”.

La evidencia arqueológica de ciudades y artefactos demuestra la conexión entre los Israelitas y el territorio que han habitado por miles de años, y hasta la fecha no se ha encontrado evidencia histórica o arqueológica que respalde una” civilización o pueblo palestino milenario”. Los actuales palestinos no son descendientes directos de los filisteos, son de origen árabe, fenicio egipcio, y hachemita.

Por ejemplo; Los arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén descifraron una inscripción de un sello que lleva el nombre del bíblico rey de Judea Ezequías (Jizkiahu) hijo de Acaz del siglo VIII antes de Cristo. El sello fue recientemente encontrado durante las excavaciones junto a la ciudad vieja de Jerusalén. Ezequías gobernó el reino de Judá, alrededor de 715 y 686 antes de Cristo. Durante su periodo, el reino fue invadido por el ascendente Imperio Asirio y la capital, Jerusalén, fue sitiada por el ejército del rey Senaquerib. El Segundo Libro de los Reyes Capitulo 18:5 dice de Ezequías que “después de él no hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, ni entre los que estaban delante de él.” Según el relato bíblico, Ezequías ordenó la excavación de un canal de agua para llevar agua desde la fuente de Siloé en la ciudad y frustrar el asedio. Ese túnel fue descubierto en el siglo XIX y una inscripción encontrada en su interior da cuenta de su construcción.

David y Goliat

Por otra parte, ruinas monumentales, de la Edad del Hierro, de la antigua ciudad filistea de Gat, que alguna vez fue el hogar del legendario gigante bíblico Goliat, fueron desenterrados por las excavaciones de un equipo de arqueólogos de la Universidad de Bar Ilán. Gat era una de las cinco ciudades de los enemigos de los antiguos israelitas. Fue una de las urbes más grandes de la región en los siglos IX y X antes de la era cristiana. La Biblia describe a Gat como el hogar de Goliat, el gigantesco guerrero filisteo abatido, mediante el disparo de una honda, por el joven pastor israelita David, que más tarde fundaría una dinastía de reyes en Israel.

“Sabíamos que la ciudad filistea de Gat, en el siglo X al IX (a.C) era una gran ciudad, quizás la más grande en esta tierra en aquel momento”, apuntó el líder de la excavación profesor Aren Maeir a la revista Live Science. “Estas fortificaciones monumentales destacan cuán grande y poderosa era esta ciudad”. Entre otros descubrimientos notables realizados a lo largo de veinte años de excavaciones, en este sitio, se destaca la primera inscripción filistea descifrable, que contiene dos nombres similares al del personaje bíblico Goliat.

Más bien, lo hecho por Google es una reivindicación histórica para Israel.

K. M. Kenyon, The Archaeology of the Holy Land, Londres, Nueva York, 1960.
Gran Enciclopedia Rialp.
Abós, Álvaro (1982). «La Guerra de los Seis Días». Hechos Políticos del Siglo XX. Tomo 9 (Hyspamerica Ediciones S.A. – Madrid). p. 41. ISBN 84-7530-018-9.
Barker, A. J. C (1974). La Guerra de los Seis Días. Librería Editorial San Martín – Madrid. ISBN 84-7140-093-6.
Oren, Michael B. (2005). La Guerra de los Seis Días. Barcelona: RBA. ISBN 84-473-4603-X.

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