URI DROMI
Los que recordamos los años anteriores a la Guerra de Yom Kipur siempre seremos más cautelosos que otros.
Entonces, los israelíes estaban ebrios de euforia, creyendo, como solía decir el arrogante general Moshé Dayán que, “nunca habíamos estado en mejor situación.”
Los ejércitos de Egipto y Siria se lamían sus heridas tras la humillante derrota de la Guerra de los Seis Días, y había una sensación de que Israel es invencible.
Luego llegó la dolorosa sorpresa del 6 de octubre de 1973, y el resto es historia. Sinceramente, espero que esté equivocado, pero hoy tengo una sensación de déjà vu.
Ante la debilidad y la impotencia de los palestinos, y la creciente, aunque silenciosa, colaboración con los regímenes sunitas en la región, los israelíes caen nuevamente en la complacencia.
Pero, ¿qué golpe podría despertarlos como en el caso del sorprendente ataque de Yom Kipur?
La respuesta está en Gaza, y se divide en dos. En primer lugar, existe la amenaza militar. A pesar del severo golpe que sufrió Hamas hace dos años en la Operación Margen Protector, el grupo terrorista no ha dejado de reconstruir su capacidad de ataque.
Y la historia de nuestra región nos ha enseñado que las armas acumuladas por los agresores son utilizadas con el tiempo.
Sin embargo, la amenaza militar de Hamas es manejable.
Durante la Segunda Guerra del Líbano de 2006, Hezbolá aprendió por las malas que no le convenía meterse con Israel y, en consecuencia, la última década desde la guerra ha sido un período de calma sin precedentes en la frontera norte de Israel. Los líderes de Hamas, que son todo menos suicidas, seguramente no ignoraron esa lección.
Pero la mayor amenaza para Israel está en el ámbito socioeconómico, la cuestión humanitaria. Cerca de dos millones de palestinos, con una alta tasa de natalidad, viven en un área pequeña. En términos de población por kilómetro cuadrado, solamente Singapur y Hong Kong son más densos.
Sólo que Gaza carece de los recursos de infraestructura y oportunidades de empleo de los otros dos. Situada entre la espada y la pared, Israel y Egipto, la población de Gaza, y especialmente su generación joven, tiene pocas esperanzas. Esta es una bomba de tiempo humanitaria que estallará tarde o temprano.
¿Por qué es éste un problema de Israel? En 2005, Israel respondió a las presiones internacionales y se retiró de Gaza.
Los habitantes de Gaza, en lugar de dedicarse a la construcción nacional, eligieron a Hamas como sus líderes y comenzaron a acosar a Israel con andanadas de cohetes, que sólo trajeron la venganza destructiva de Israel.
¿Por qué debe Israel preocuparse por ellos?
La respuesta es que Gaza se encuentra en el patio trasero de Israel, y no desaparecerá. Mirarla sólo a través del estrecho prisma militar es un error. Israel debe apoyar los esfuerzos internacionales para ayudar a la economía de la Franja e incluso encabezarlos.
Un buen punto de partida fue la iniciativa de Israel Katz, ministro de Transporte de Israel, de construir un puerto en Gaza. Supongo que Katz, un firme halcón del Likud, no lo hizo por motivos humanitarios.
Él simplemente comprendió que tenderles la mano a los habitantes de Gaza podría disminuir la presión a Israel.
Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Apenas la semana pasada, el gobierno australiano suspendió su ayuda a World Vision, una organización benéfica cristiana con sede en California.
La razón: el arresto de Mohammad El Halabi, director de World Vision en Gaza, quien fue acusado de desviar fondos de la caridad a las operaciones militares de Hamas.
Teniendo en cuenta estos obstáculos, la ayuda humanitaria y económica a Gaza debe continuar, posiblemente con mecanismos más eficientes de control.
Esta, por cierto, ha sido la opinión de las FDI y de otras agencias de seguridad israelíes.
No es de extrañar, entonces, que Israel mirara para otro lado el mes pasado, cuando Qatar donó 30 millones de dólares para cubrir los salarios de los funcionarios públicos en Gaza, a condición de que el dinero no pase por Hamas y vaya directamente a las personas necesitadas.
Ahora es el momento de lo imprescindible. A mediados de octubre habrá elecciones municipales en Cisjordania, y Hamas ha anunciado que participará en ellas.
Los expertos estiman que Hamás se hará cargo de las grandes ciudades palestinas como Hebron y Nablus.
Para Israel, esto significa tener a Hamas en ambos lados. Debido a que la organización prospera en la desesperación, el mejor interés de Israel es proporcionar a los palestinos en Gaza y Cisjordania el antídoto – esperanza.
Esto, sin embargo, no es una prioridad para la opinión pública israelí. Sin un peligro claro y presente, los israelíes ahora disfrutan de la misma euforia creyendo que “nunca hemos estado en mejor situación.”
Esperemos que el llamado de alerta no sea demasiado doloroso.
Fuente: Miami Herald
Traducción: Esti Peled
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