“Anshei Knesset Haguedolá” era, según la tradición judía, un grupo de 120 escribas, sabios y profetas, que vivieron en el período comprendido entre la etapa final de los profetas bíblicos, que corresponde a los inicios del período del Segundo Templo.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Por Marcos Gojman.
Está escrito en Pirkei Avot (Tratado de los Padres) 1:1: “Moisés recibió la Torá en el Monte Sinai y la transmitió a Yehoshua. Éste la transmitió a los ancianos del pueblo quienes a su vez la legaron a los profetas, quienes la hicieron llegar hasta los Hombres de la Gran Asamblea.”
Los “Hombres de la Gran Asamblea”, en hebreo “Anshei Knesset Haguedolá” era, según la tradición judía, un grupo de 120 escribas, sabios y profetas, que vivieron en el período comprendido entre la etapa final de los profetas bíblicos, que corresponde a los inicios del período del Segundo Templo, hasta el período helenístico temprano, el inicio del judaísmo rabínico. Esto fue entre los años 539 y 332 AEC, cuando la Tierra de Israel estaba bajo el dominio persa.
Muchos de los fundamentos que le dieron forma al judaísmo fueron establecidos por ellos. Fueron los que fijaron el canon de la Biblia judía, al decidir qué libros iban a estar incluidos en ella. La tradición les atribuye el haber escrito el libro de Ezequiel, el de Daniel, el de Esther y el de los doce profetas menores. También fueron los que establecieron la fiesta de Purim y redactaron el rezo de la Amidah que hasta hoy decimos a diario. También introdujeron la clasificación de la Torá Oral en los tres grandes grupos que la constituyen: los midrashim, las halajot y las agadot.
La historia nos relata que los integrantes de la Knesset Haguedolah eran judíos que habían regresado del exilio en Babilonia, junto con Ezra y Nehemia, los que también formaban parte del grupo. Ellos abrieron el estudio de la Torá a todos los judíos sin distinción, gracias a las lecturas que Ezra hacía semanalmente, tradición que perdura hasta nuestros días. La canonización de la Biblia judía la convirtió en la autoridad central sobre la cual la vida judía empezó a estructurarse, en parte, gracias a que los “Hombres de la Gran Asamblea” crearon el método del “midrash halaja”, cuando de un versículo bíblico derivaban una regla halajica. También crearon nuevas halajot para resolver los nuevos requerimientos de la época, además de haber desarrollado el calendario judío. En general se les menciona en la literatura rabínica como los autores de las ideas, las reglas y los rezos que empezaron a conformar el judaísmo que conocemos y practicamos.
La naturaleza exacta de la Gran Asamblea es poco clara, pudiera haber sido una institución permanente con poderes legislativos y ejecutivos o simplemente el nombre genérico para todos los sabios de ese período. Aunque se conoce los nombres de algunos de sus integrantes, como los profetas Hagay, Zacarias y Malaji, Mordejai, Nejemia y los sacerdotes Yehoshua y Shimon Hatzadik, la Gran Asamblea fue decisiva para definir el marco de referencia espiritual y cultural del judaísmo, el mismo que ha sobrevivivdo a través de los siglos. Fue el primer parlamento judío.
Fuente: Al Reguel Ajat – BetEl
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