Suecia: El silencio de los Judíos

Profesora que tuvo que dejar de impartir clase porque la dirección del instituto en el que trabajaba hacía caso omiso de las vejaciones que tenía que soportar por parte de algunos alumnos, que jamás recibieron una amonestación o un castigo

INGRID CARLQVIST

Uno de los efectos más visibles de la inmigración masiva de musulmanes en Suecia es que el gran incremento del antisemitismo en el país

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO –  Los judíos suecos están siendo hostigados y amenazados, principalmente en la ciudad de Malmö de gran densidad musulmana, donde en enero de 2009, se profundizó la fricción durante una manifestación pacífica a favor de Israel. Los manifestantes fueron atacados por contra manifestantes pro-palestinos, que arrojaron huevos y botellas a los partidarios de Israel. El alcalde de Malmö entonces, Ilmar Reepalu, no adoptó una posición clara contra la violencia, y fue acusado de preferir la aprobación de la gran población musulmana de la ciudad a proteger a los judíos.  Observó, además, que “por supuesto, el conflicto de Gaza se ha extendido a Malmö”.

La situación en Malmö en dos ocasiones ha sido considerada tan alarmante que el presidente estadounidense Barack Obama envió representantes especiales a la ciudad: Hanna Rosenthal la visitó en 2012, e Ira Forman en 2015. “Estamos observando a Malmö”, dijo Forman a los medios de comunicación.

El acoso a los judíos de Malmö fue, durante mucho tiempo, un misterio para el público en general; ¿De verdad caminaban los neonazis por las calles de la tercera ciudad más grande de Suecia?  Muchos creían que sí, hasta que el periódico local Skånska Dagbladet publicó una serie de artículos, en los que la comunidad judía por último señaló el elefante en la sala: la creciente población musulmana de Malmö.

Fredrik Sieradzki de la comunidad judía de Malmö explicó que cuando fuera mayor, los judios seguirían usando kipá (solideo) sin que nadie les moleste: “Nadie se atreve a hacer eso ahora”, dijo.

El Rabí Shneur Kesselman de Malmö, uno de los pocos judíos ortodoxos en Suecia, que lleva un sombrero jasídico tradicional negro y levita, en los últimos años, ha presentado más de 50 quejas a la policía por diversos tipos de acoso. El 31 de mayo de 2016, un joven musulmán de 18 años, de nombre Amir Ali Mohammed fue finalmente condenado por gritar “bastardo judío” a Kesselman. Los medios de comunicación, sin embargo, optaron por no publicar ninguna información sobre el nombre ni la religión de Mohammed.

En junio de 2016, se publicó un informe enfocado especialmente en Suecia, titulado “Antisemitismos diferentes: tres distintas formas de antisemitismo en la Europa contemporánea”. Sus autores, los investigadores suecos Lars Dencik y Karl Marosi, basan el informe en dos estudios, el realizado por la Liga Anti-Difamación (ADL, por sus siglas en inglés) y el de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA).

Judío con kipá en Malmo

El informe afirma que el antisemitismo sueco, que lleva a la mayoría de los ataques verbales contra los judíos, proviene de los musulmanes. El estudio de ADL, que abarca ocho países europeos (Bélgica, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Letonia, Suecia y Gran Bretaña), mostró que Suecia tiene la población menos antisemita. Sólo el 4% de los suecos se clasifican como antisemitas, en comparación con el 41% de los húngaros. Suecia, de hecho, se colocó en el número 100 de los 102 países estudiados, seguido solamente por Laos y Filipinas.

El estudio FRA preguntó a los judíos en varios países qué grupos los habían atacado o amenazado: la extrema derecha, extremistas de extrema izquierda, extremistas cristianos o extremistas musulmanes.  En Suecia, de 81 judíos preguntados, 51 afirmaron que habían sido atacados por musulmanes, 25 por extremistas de extrema izquierda, 5 por la extrema derecha, y ninguno por extremistas cristianos.

No cabe duda, por tanto, que los suecos étnicos no tienen problema con los judíos, y que el antisemitismo desenfrenado en Suecia se debe aparentemente a los musulmanes de Oriente Medio, que constituyen ya el 10% de la población.

El analista y comentarista británico de los actuales eventos, Douglas Murray, dijo en una entrevista reciente, que los musulmanes en Europa tienen grandes problemas de antisemitismo. Se refirió a un artículo del New Statesman, en el que el musulmán Mehdi Hasan escribió:

“Me duele tener que admitirlo, pero el antisemitismo no sólo es tolerado en algunos sectores de la comunidad musulmana británica, sino que es rutinario y habitual. Cualquier musulmán que lea este artículo – si es honesto consigo mismo – sabrá al instante a qué me refiero. Es nuestro pequeño secreto sucio. Se podría definir como la banalidad del antisemitismo musulmán”.

Murray señala que el antisemitismo es un sentimiento generalizado entre los musulmanes, incluso entre aquellos que han vivido durante décadas en Europa. Cuando se le preguntó qué puede hacer Occidente al respecto, Murray dijo:

Malmö: los suecos son una minoría en la tercera ciudad más grande de Suecia.

“Es probable que no se pueda [hacer nada]. Yo no pensaría que Francia fuera capaz de hacerlo, no veo ningún futuro en particular a largo plazo para los judíos en Francia. … Habrá algunos países que luchen contra los musulmanes cuando crezca el antisemitismo, dirán que no son los judíos los que debe irse, sino la gente que quiere que los judíos se vayan. En algunos países puede pasar, pero en otros países no ocurrirá.

“No hay mucha voluntad de hacer nada al respecto. … También hay que decir que el llamado trabajo de proximidad entre religiones, en el que la comunidad judía pone mucha esperanza, no logra casi nada … Un par de hombres viejos con barba se reúnen y se ponen de acuerdo sobre algo sobre la dieta que tienen en común, pero no resuelven el hecho de que el antisemitismo proviene principalmente de las comunidades musulmanas en estos días, no resuelven el problema, el hecho es que eso se enseña en muchas mezquitas y muchas escuelas musulmanas, y no se refiere al hecho de ahora, si Israel hace algo en algún lugar del mundo, en cualquier parte de su región, inmediatamente habrá una protesta de jóvenes musulmanes muy enojados en el centro de Londres y otras ciudades británicas. Puede haber un viejo rabino y un viejo mulá, ya sabe, sentados tomando té, poniéndose de acuerdo en materia alimenticia, pero no resuelve por qué se está enseñando el odio. Y eso es algo que el rabino y los líderes judíos en este país, entre otros lugares, simplemente no quieren admitir. ¿Tal vez sea demasiado grave para enfrentarlo?”

La cuestión que se plantea es, ¿las élites de Suecia en general padecen cierto síndrome de Estocolmo? ¿Estamos animando a nuestros adversarios a islamizar Suecia, que a largo plazo, podría dar lugar a suprir la libertad de religión, obligando a los judíos y los cristianos a vivir como dhimmis [ciudadanos] subyugados en la humillación?

Muchas de las élites suecas parecen sentir que es deber de los suecos aceptar a todos y cada uno que dice ser refugiado, independientemente de la actitud de la persona hacia la democracia, la libertad de expresión y el derecho de los no musulmanes a vivir en este país.

Que la mayoría de los suecos dé la bienvenida a la inmigración masiva es en realidad un mito cultivado en los últimos años, principalmente porque los críticos de la inmigración a veces son marcados de “racistas”. En 1993, el estado de ánimo general era bastante diferente: la prensa diaria, Expressen, publicó una encuesta de opinión que mostró que el 63% de los suecos quería que los inmigrantes regresaran a sus hogares. La encuesta, que causó un gran revuelo, se presentó bajo el título, “Echarlos”. El editor en jefe, Erik Månsson, escribió:

“¿Cuánto tiempo los suecos van a hacer ver que acogen a los inmigrantes y refugiados? Porque no lo hacen. Los suecos tienen una opinión firme sobre las políticas de inmigración y los refugiados. Los que están en el poder opinan lo contrario. No cuadra. Es una bomba de opinión a punto de estallar. Por eso lo estamos contando hoy. Decimos lo que es, negro sobre blanco. Antes de que estalle la bomba”.

El alcalde de Malmo Ilmar Reepalu equiparó el sionismo al antisemitismo

En lugar de escuchar a la gente, los propietarios del periódico despidieron a su editor en jefe, y los periodistas y los políticos empezaron a animar a los suecos a no expresar sus opiniones sobre la inmigración.

Hay que reconocer que muchos suecos no quieren repetir el error que cometieron en la década de 1930, cuando Suecia sólo admitió a unos 3.000 judíos alemanes que huían de los nazis. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Suecia cambió su actitud, y salvó, por ejemplo, a casi todos los judíos de Dinamarca. En una enorme operación de rescate, orquestada por la resistencia danesa, 7.000 judíos cruzaron el mar en barcos de pesca desde Öresund, con destino a la costa sueca, donde recibieron una cálida bienvenida y evitando así su expulsión a los campos de exterminio nazis.

Los judíos suecos son una pequeña comunidad. Aquí viven unos 20.000 judíos, mientras que el número de musulmanes, según algunos cálculos, se está acercando al millón y está en rápido ascenso. La otra pregunta que se avecina es: permitiendo que cientos de miles de musulmanes se establezcan aquí – gente que odia mucho más a los judíos que la media alemana durante la era nazi – ¿no estamos, de hecho, allanando el camino para un nuevo Holocausto?

La historiadora Ingrid Lomfors, jefa de la autoridad pública sueca Foro Historia Viva (creada con el único propósito de informar sobre el Holocausto), causó gran revuelo el pasado otoño, cuando dio un discurso en el evento “Suecia juntos” (tillsammans Sverige), organizado por el gobierno en apoyo de la inmigración de asilo ilimitada. (Dos meses más tarde, el gobierno revirtió completamente esta política e implementó controles fronterizos). Prácticamente toda la administración sueca estaba presente, incluidos el Rey y la Reina.

Lomfors declaró que:

1. La inmigración [en Suecia] no es nada nuevo;
2. Todos somos productos de la inmigración;
3. La cultura nativa sueca no existe.

A pesar de que muchos políticos e historiadores intentan cambiar la narrativa de la historia de Suecia en los últimos años, la mayoría de los suecos son conscientes de que el país fue uno de los más étnicamente homogéneos del mundo, hasta finales de 1960.

Además, en general, los suecos son muy orgullosos de la cultura sueca. Por lo tanto, muchos rápidamente se dieron cuenta de que lo que dijo Lomfors simplemente no era cierto. Los suecos expresaron su furia en las redes sociales, y el Miembro Conservador (Moderaterna) del Parlamento Hanif Bali (de ascendencia iraní) piensa que es “absurda la afirmación” de que no hay cultura sueca. Bali dijo al periódico en línea Nyheter idag que parecía una contradicción decir vamos a integrar a los que vienen aquí, mientras se afirma que no hay nada sueco para integrarlos.

Lomfors se vio obligado a retractarse de su afirmación de que no existe una cultura sueca:

“Por supuesto que existe una cultura sueca. En este momento, estoy escribiendo en idioma sueco y es parte de esta cultura. Una cultura que valoro y aprecio mucho, es una parte de mí, y yo de ella”.

Por desgracia, la declaración original de Lomfors no es única. Muchos en Suecia parecen reacios a reconocer las grandes diferencias entre las culturas sueca y musulmana, y niegan completamente que exista el antisemitismo musulmán, o que sea particularmente frecuente en las ciudades dominadas por musulmanes como Malmö.

Disturbios en Malmö protestando en contra de la presencia del equipo de Israel de Copa Davis

En febrero de 2016, por ejemplo, el actor danés-judío, Kim Bodnia, dijo en una entrevista en la televisión israelí, que la verdadera razón por la que dejó el programa de televisión de éxito internacional, El Puente (Bron), fue el antisemitismo desenfrenado en Malmö, donde gran parte del programa es grabado.

Daniel Jonas, director administrativo de la comunidad judía en Gotemburgo, cuando le hicieron la misma pregunta que hizo Gatestone a los políticos suecos y el clero, si el Islam es compatible con la democracia, respondió:

“¡Por supuesto! Pero entonces, depende de qué era que estamos hablando. Uno de los períodos de gran prosperidad del judaísmo fue bajo el dominio musulmán de España, la era Moor. Mientras el resto de Europa estaba atrapada en la Edad Media, en España había una regla que en su totalidad todo el mundo aceptaba – no por quién eras, sino en base a lo capaz que eras”.

Muchos en Suecia también parecen creer que el mejor periodo de la historia del mundo para los judíos fue Al-Andalus, es decir, la ocupación musulmana de España de 750 a 1.492.

Esta declaración hace a Andrew G. Bostom, médico y autor del libro El legado de la Yihad, explotar de ira:

“Lo que Daniel Jonas dijo es basura idiota. La España musulmana era un rígido estado Sharia. Punto. La devastadora conquista de España por la yihad musulmana durante el siglo VIII impuso un riguroso sistema de ley islámica – la sharia – a los no musulmanes judíos y cristianos que sobrevivieron al asesinato en masa y el saqueo. La brutal esclavización – en la agricultura, la construcción, el ejército, los harems, y los eunucos (castración humana forzada), con una tasa de mortalidad de más del 90% – se llevó a cabo a una escala enorme. Los indígenas, derrotados. Los cristianos y los judíos que no fueron esclavizados, fueron sometidos a la humillante discriminación inherente a la Sharia, y siempre en riesgo de castigo colectivo, y renovadas campañas jihad en toda regla que les hacían si no aceptaban estos mandatos Sharia discriminatorios.

“Los judíos sufrieron tanto por el humillante, crónico y demoledor odio judío intrínseco en la ideología islámica, como por los paroxismos de asesinatos en masa en los siglos XI y XII, en particular. El pogromo de odio judío de 1066 EC en Granada – ‘inspirado’ por los populares predicadores musulmanes exhortando a los temas de odio judío del Corán – los judíos como monos o simios y cerdos (Corán 2; 65, 5:60, y 7: 166), que merecen el desprecio y la humillación permanente (Corán 2:61, 3: 112 ), y el estado de “dhimmi” (Corán 9:29), solamente – resultó en la masacre de unos 4.000 judíos, más que la suma de todos los judíos asesinados en los estragos de las Cruzadas en los pueblos de Renania unos 30 años más tarde, y liquidaron por completo el judaísmo granadino”.

El legado de la Yihad de Bostom es una mirada histórica retrospectiva de la yihad islámica mundial durante los últimos 1.400 años. Demuestra claramente cómo los no musulmanes una y otra vez han sido perseguidos y oprimidos por los gobernantes musulmanes.

En el libro, Bostom describe el código de vestimenta impuesta a judíos y cristianos en los mercados de los musulmanes en la España del siglo IX. Los no musulmanes tenían que llevar una etiqueta visible en su ropa – un mono para los judíos, un cerdo para los cristianos. Sin duda, esta es una reminiscencia de cómo los nazis obligaron a los judios a llevar Estrellas de David visibles en su ropa, lo que hace el elogio de la España musulmana de Daniel Jonas difícil de aceptar.

Malmo, la ciudad más multicultural de Suecia, marcada por antisemitismo

Ser forzados a llevar una etiqueta en la ropa, sin embargo, no fue la peor parte para los no musulmanes durante este periodo. Bostom relata que el jurista musulmán Ahmed Ibn Said Ibn Hazm escribió que la libertad de los “infieles” siempre estaba en peligro. El dhimmi (inferior, no musulmán) que se negaba o no podía pagar el impuesto especial, yizya, podría ser vendido como esclavo o ejecutado. Si uno o más dhimmis en un pueblo se negaban o eran incapaces de pagar los impuestos yizya, las autoridades musulmanas tenían derecho de revocar la autonomía del pueblo. De un día para el otro, los cristianos y los judíos de una ciudad podían perder su condición de “Pueblo del Libro” protegidos porque alguien había hecho algo malo. Otro crimen que se consideraba muy grave era “la indignación pública contra la fe islámica”, por ejemplo, mostrar objetos tales como cruces, vino o cerdos en público para que los musulmanes pudieran verlos.

Si una persona decidía convertirse al Islam, se le daba de inmediato una amnistía completa, aunque hubiera sido condenado a muerte. Bostom escribe:

“Una opinión legal dada por un mufti de al-Andalus en el siglo IX es muy instructiva: un cristiano  dhimmi secuestró y violó a una mujer musulmana; cuando fue detenido y condenado a muerte, inmediatamente se convirtió al Islam, fue indultado de forma automática, mientras fue obligado a casarse con la mujer y proveerle una dote de acuerdo con su condición. El mufti que fue consultado sobre el asunto, tal vez por un hermano de la mujer, encontró que la decisión del tribunal era perfectamente legal, pero especificó que si no se convertía en musulmán de buena fe y en secreto se mantenía cristiano, debía ser azotado, sacrificado y crucificado … “

Thomas Wolff, de la revista Jewish Chronicle (Judisk kronika), habló del miedo, que hace a muchos judíos permanecer en silencio: “Vivimos detrás de puertas cerradas con guardias armados. Por eso, mantenemos perfil bajo”, nos dijo Wolff. “Pero no se puede manchar a todo el Islam. La gente no huye porque les divierte, sino porque está en peligro”.

Kent Ekeroth, un miembro judío del parlamento de los Demócratas de Suecia, es consciente de la reticencia de los judíos suecos a criticar la islamización del país – a pesar de que podría ser su propia destrucción.

“Es muy difícil de entender”, dijo Ekeroth Gatestone. “En parte, tiene que ver con que los judíos se ven como una minoría, por lo tanto piensan que tienen que alinearse con otras minorías, un liberalismo ingenuo que no les sirve”.

“Estoy seguro de que ellos también despertarán un día, pero como de costumbre, para entonces será demasiado tarde. Se darán cuenta de lo que han hecho, pero será demasiado tarde. Aquí tenemos todos estos movimientos nacionalistas en Europa que se han dado cuenta de lo que el Islam está haciendo a nuestras comunidades, y son amigos de Israel … Es realmente el mismo mecanismo que está funcionando entre todos los suecos que quieren la inmigración masiva. No sé por qué lo hacen, no puedo explicarlo. No tiene ninguna lógica y nada sugiere que vaya a ser bueno para nadie”.

Muchos judíos suecos se han dado cuenta de los peligros de la islamización y han emigrado – o planean emigrar – a Israel.

La pregunta final es, cuando Suecia haya sido completamente islamizada, ¿dónde irán los suecos no judíos? No tenemos otra tierra natal para correr.

Ingrid Carlqvist es periodista y escritora residente en Suecia, y Senior Fellow Distinguida del Instituto Gatestone.

Fuente: Gatestone Institute – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico

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