LAWRENCE A. FRANKLIN
El aspecto más significativo de la conferencia de este año fue que no se le dio la menor importancia a los asuntos palestinos.
El tono de la conferencia de este año muestra la realidad política de un mundo árabe dividido; de una comunidad de Estados árabes que carece de seguridad en sí misma para actuar colectivamente sobre sus propios intereses y de su terrible incapacidad para enfrentarse a Irán o al terrorismo islámico, que amenazan la propia existencia de sus regímenes.
La Liga Árabe cerró el 28 de julio su 27ª cumbre anual, que ha tenido lugar en Nuakchot (Mauritania). Las sesiones pusieron de manifiesto las profundas divisiones que existen en el mundo árabe, la menguante influencia del bloque en los asuntos regionales y la cada vez menor importancia de los asuntos palestinos en Oriente Medio.
Al parecer, no se logró ningún progreso en lo relacionado con la propuesta saudí del año pasado de crear una fuerza multinacional íntegramente árabe para responder a las agresivas políticas de Irán en el Yemen, Irak y Siria. Tampoco parece que se avanzara en el desarrollo de una agenda antiterrorista unificada. El aumento de la presencia del Estado Islámico en Libia y otras partes del norte de África ha sido obviamente un factor primordial en la necesidad percibida de una política antiterrorista común.
El descenso radical de la influencia política de la Liga Árabe quedó simbólicamente expuesto en el hecho de que muchos líderes fundamentales no acudieran a la cumbre. Los líderes de Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Túnez no asistieron. La Liga Árabe tiene 22 miembros, pero a Nuackchot sólo acudieron ocho mandatarios.
Sea como fuere, el aspecto más significativo de la conferencia de este año fue que no se le dio la menor importancia a los asuntos palestinos. Tal vez por eso fue que el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, decidió no acudir. El ministro de Exteriores de la AP, Riyad al Maliki, explicó que Abás no pudo asistir a causa de la reciente muerte de su hermano. Posteriormente, Maliki pidió a la Liga Árabe, de manera un poco quijotesca, que ayudara a patrocinar una resolución en la ONU para iniciar una demanda judicial contra el Reino Unido por haber adoptado la Declaración Balfour (1917), que oficializó la política de Londres de apoyar la creación de un hogar nacional para el pueblo judío.
Sin embargo, cuando el representante del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) hostigó a los delegados diciéndoles que ya no parecían tratar al deprimido pueblo palestino como la cuestión prioritaria que debería unir a todos los árabes, sus ruegos parecieron caer en saco roto. El FPLP ofreció la prueba pública de la caída de la cuestión palestina de la lista de prioridades declarando en su web:
Las resoluciones de este año no son más que un calco de las de las cumbres árabes celebradas en años anteriores. También refleja la situación de la Liga Árabe, que hace tiempo que perdió la confianza de los pueblos árabes.
Hamás expresó con amargura una frustración similar diciendo que la cumbre ha reflejado “la situación de declive que están sufriendo los árabes, incluso a nivel oficial”.
Irónicamente, el único comentarista que juzgó que la cuestión palestina seguía siendo fundamental en el imaginario árabe fue el cónsul general francés en Jerusalén, Herv Magro, que dijo que el conflicto israelo-palestino es “el asunto central en Oriente Medio”.
Los Estados árabes e islámicos siempre han hablado de boquilla de la cuestión palestina y la “ocupación” israelí de territorio árabe. Sin embargo, por el contenido de lo debatido en Nuakchot, parece obvio que los asuntos palestinos y el llamado proceso de paz árabe-israelí ya no son la principal preocupación de los Estados árabes. Sin duda, en la reunión de este año hubo pocas pruebas de que Palestina fuese la principal preocupación de cualquier delegado, excepto del del FPLP.
Lawrence A. Franklin: Coronel retirado de la Fuerza Aérea estadounidense y antiguo agregado militar en la embajada de Estados Unidos en Israel. Ex-analista político-militar de la Junta del Estado Mayor.
Fuente:cciu.org.uy
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