Cuando un sobreviviente del Holocausto se orinó sobre un matón de Hitler

Suena como una escena de una película de Quentin Tarantino.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Un sobreviviente del Holocausto, cuya madre y hermana fueron asesinadas en el genocidio, dijo que encerró a un prisionero nazi en un cobertizo durante tres días, lo obligó a desnudarse y orinó en su rostro, según el programa de radio “This American Life”.

“Le dije: De ahora en adelante, usted dormirá desnudo en este piso frío, sin moverse,” indicó Werner Meritz.

“Y después de eso, me oriné en él. Es algo terrible de contar. Le dije, acuéstese ahí y sienta algo de lo que los nazis hicieron a los judíos.”

El nazi capturado era Julius Streicher, un amigo y protegido de Adolf Hitler y editor del famoso periódico antisemita Der Stürmer. Su verdugo era uno de los muchos refugiados judíos de Europa que fueron reclutados por el ejército estadounidense para interrogar a los prisioneros nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Meritz relató lo que había hecho a los guardias del Fort Hunt Park en Virginia, quienes en 2006 descubrieron que su parque nacional fue la sede del proyecto de interrogación de la inteligencia militar estadounidense denominado P.O. Box 1142.

“Estos hombres fueron reclutados especialmente porque hablaban alemán y entendían la psicología, los matices y modismos de la cultura alemana, pequeños detalles que un estadounidense puede perder,” explicó la productora de radio Karen Duffin.

Después de tres meses en Buchenwald en 1938, Meritz llegó a Estados Unidos y colaboró en el proyecto durante dos años. Luego viajó a Europa a finales de la guerra para localizar e interrogar a nazis allí.

Cuando capturó a Streicher, Meritz “se volvió loco,” según Duffin. Luego dijo a sus compañeros de armas que iba a vengarse.

“Me enojé. Estaba temblando. Había lágrimas en mis ojos cuando capturé a ese tipo. Era mío,” dijo.

“Expliqué a los parlamentarios: ‘Haré cosas que probablemente les hagan pensar que estoy loco. Y en verdad lo estoy. He capturado que ha hecho un daño inimaginable. Haré mi deber’”.

Después de tres días de alimentar a su prisionero con cáscaras de papa sobre las que se había orinado, Mertiz lo entregó a los oficiales estadounidenses. Streicher fue más tarde uno de los 11 nazis condenados a muerte en los juicios de Nuremberg. Más tarde, Meritz abrió su propio negocio de textiles. Murió en 2010. Su hija lo describe como una persona astuta con opiniones fuertes.

Duffin señaló que la captura de Streicher se le acredita a otra persona. Sin embargo, un experto en el Archivo Nacional afirmó que Werner podría haber hecho lo que dijo que hizo.

El relato de Meritz sería una excepción a la norma del proyecto P.O. Box 1142, ya que el ejército entrenó a los hombres a utilizar tácticas de interrogación no violentas e incluso amistosas, según Duffin, quien revisó 70 entrevistas con los ex interrogadores y obtuvo más de 1000 páginas de archivos clasificadas sobre el proyecto.

“Traten de que el prisionero sienta que son sus amigos. Todos son humanos por dentro. La labor de nuestros interrogadores es identificar estas debilidades para construir la imagen completa,” indica una película de entrenamiento de interrogación durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque muchos de los ex interrogadores judíos estaban dispuestos a ayudar a EE.UU. a derrotar a los nazis, algunos no apoyaban la política de ser amistosos con los prisioneros, que habían ayudado a expulsarlos de sus países y en algunos casos incluso asesinaron a sus seres queridos.

Al final, el nuevo sistema funcionó. Se extrajo información elemental acerca de dónde los Aliados debían bombardear, el desarrollo de armas y la estructura del ejército alemán, según Duffin. Una de las máquinas enigma de los nazis utilizadas para enviar mensajes codificados fue capturada en base a la información de P.O. Box 1142, añadió.

La mayoría de los ex interrogadores no hablaron sobre su labor por más de 60 años debido al acuerdo de confidencialidad con el ejército. Luego, en 2006, la inteligencia militar les autorizó conversar con los guardias del parque.

Al final de la guerra, P.O. Box 1142 cambió su estrategia de interrogación y optó por agasajar a los nazis a fin de tenerlos de su lado, especialmente si se trataba de científicos que podrían beneficiar a los rusos.

Arno Mayer, de 88 años, quien hulló de la ocupación nazi en Luxemburgo y hoy es profesor de historia en la Universidad de Princeton, interrogó a Wernher von Braun, considerado como uno de los más importantes diseñadores de cohetes del siglo XX que más tarde ayudó a EE.UU. a llegar a la luna. Mayer dijo a Duffin que lamentaba no haber sido más subversivo.

“Debería haberles dicho que se fuera al diablo, pero no lo hice. Fui un cobarde. Me refiero a que sólo exploté una vez. Podría haberlo hecho muchas veces,” apuntó.

Más tarde, los hombres que participaron en P.O. Box 1142 se desempeñaron como abogados. Entre ellos está un agente de la CIA, un embajador, el jefe del Instituto Culinario de América, el director de la Orquesta de Cámara de Chicago y John Kluge, el hombre más rico de Estados Unidos en la década de 1980.

Fuente: The Jerusalem Post / JTA

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