ISI LEIBLER
Haaretz, el periódico más antiguo de Israel fue fundado en 1918 por un grupo de empresarios de izquierda. En 1937 Salman Schoken compró el periódico y fue editado por su hijo Gershon hasta su muerte en 1990.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – A pesar de que su circulación nunca fue alta en comparación con la prensa rosa de Maariv y Yediot Ajaronot, durante muchos años ha sido considerado el periódico intelectual más influyente de Israel contando entre sus lectores a las élites políticas y económicas. Se lo consideraba un periódico liberal, aunque su sección económica era conservadora y publicaba muchos artículos de fondo destacados.
Tras la muerte de Gershon, su hijo Amos asumió el papel de presidente, CEO y editor. En agosto de 2006, el 25% de las acciones de Haaretz fueron vendidas a la editorial alemana M. DuMont Schauberg, cuyo padre era miembro del partido nazi y cuya empresas de publicación promovían la ideología nazi.
A pesar de que con pasión niega ser postsionista, Amos impuso su ideología radical de izquierda en el periódico que ahora se ha transformado en un vehículo que proporciona gran parte del sentimiento anti-israelí e incluso mentiras y distorsiones antisemitas que son de gran ayuda para nuestros adversarios.
Es difícil comprender las profundidades a las que ha descendido este diario una vez de gran prestigio. Todavía hay una serie de comentaristas sensatos, como Ari Shavit y Shlomo Avineri, y ocasionales columnas conservadoras “de paños calientes” aportadas por Moshe Arens e Israel Harel. Sin embargo, la sección de opinión está abrumadoramente dominada por delirantes antisionistas como Gideon Levy y Amira Hass, que promueven la idea de que Israel nació en pecado. Levy reitera en varias ocasiones que Israel es uno de los regímenes más brutales y tiránicos del mundo que existen hoy en día y repetidamente acusa al Estado judío de ser un Estado de apartheid. Incluso el editor Schocken escribió una columna titulada “Sólo la presión internacional terminará con el apartheid de Israel”.
Estos puntos de vista demoníacos sobre su propio país serían más apropiados para su publicación en los medios de comunicación palestinos que en un periódico israelí.
Además, incluso la información se volvió tan tendenciosa como los artículos de opinión, con frecuencia distorsionando por completo los eventos informativos y colocando a Israel en la peor luz posible. La información también se ha vuelto selectiva en su cobertura de noticias, un buen ejemplo fue suprimir la cobertura de la presunta corrupción del entonces primer ministro Ariel Sharon, con el fin de no crear problemas para la retirada de Gaza.
Si Haaretz estuviera restringida a un público israelí, su impacto sería mínimo, ya que tiene poca circulación y pocos israelíes están influenciados por lo que publica.
El problema real es la edición en idioma inglés y su sitio de Internet, que es monitoreado por diplomáticos y reproducido por los medios globales. Sirve para demonizar y deslegitimar a Israel a incontables lectores de Internet en todo el mundo bajo la ilusión de que están leyendo un periódico israelí liberal de buena reputación. Activistas pro-Israel de la diáspora que normalmente habrían protestado el sesgo e incluso la inclinación antisemita de los medios de comunicación anti-israelíes, han sido enfrentados por los editores que defendían su postura basados en la política editorial que reflejaba un respetado periódico israelí.
El daño es incalculable. Hay pruebas suficientes para sugerir que en los últimos años, el periódico ha causado más daño a la imagen de Israel que los esfuerzos combinados de nuestros adversarios. Nada demuestra esto más que los titulares de primera plana en el año 2009 en base a evidencias nunca demostradas del desacreditado grupo Rompiendo el Silencio que fue el que primero promovió la mentira de que los soldados israelíes cometían crímenes de guerra.
Después de varios días sucesivos en los que Haaretz destacó este libelo de sangre, el principal impulsor militar en general de las Fuerzas de Defensa de Israel dio a conocer un informe de las acusaciones como “categóricamente falsas”. En vez de disculparse y expresar remordimiento, Haaretz respondió con sarcasmo, sugiriendo que mientras el informe mostraba que las FDI eran “puras como la nieve”, implicando que los acusadores – combatientes y comandantes de algunas de sus mejores unidades de combate – eran un montón de mentirosos y exagerados.
A pesar del rechazo inequívoco de estas falsas acusaciones, el daño estaba hecho. Los medios de comunicación mundial con entusiasmo pusieron de relieve las noticias del “influyente” diario israelí. Esto allanó el camino para posteriores acusaciones de crímenes de guerra israelíes, que culminaron en el Informe Goldstone ahora desacreditado, que sigue siendo una característica central de la difamación dirigida contra nosotros por nuestros adversarios.
En este contexto, cabe mencionar que la recién nombrada editora de la edición de inglés, Noa Landau, es la compañera de vida de Avner Gvaryahu, uno de los líderes activistas más vocales y despiadados de Rompiendo el Silencio.
Otro ejemplo notable fue la Conferencia 2014 que Haaretz celebró en Nueva York, donde en deferencia al portavoz de la Autoridad Palestina, Saeb Erekat, quien habló a la conferencia, la bandera israelí fue retirada del podio.
La situación ha seguido deteriorándose, con más lectores cancelando las suscripciones, entre ellos incluso muchos prominentes partidarios de izquierda que ya no toleran la creciente histeria anti-Israel que llena las páginas del periódico.
Irit Linur, un columnista liberal para la edición de fin de semana, escribió a Schocken, “Siento que el Estado de Israel, fundamentalmente, te da náuseas. … No quiero que suscribirme a un periódico que intenta por todos los medios que me avergüence de mi sionismo, mi patriotismo y mi inteligencia – tres cualidades que son sumamente valiosas para mí”.
Uzi Baram, también es un izquierdista respetado, escribió una columna que indica que los lectores, incluso de izquierda no quieren leer un periódico “que se avergüenza de su sionismo y que cree que sin boicot desde el extranjero, Israel no tiene ninguna posibilidad de cambiar su posición”.
El golpe más duro provino del icono americano liberal, el periodista Jeffrey Goldberg, que está considerada como la fuente principal de los medios de comunicación utilizada por el presidente estadounidense Barack Obama en relación a Israel y los asuntos judíos. Goldberg hizo erupción después de dos historiadores judíos estadounidenses publicaron un artículo en Haaretz acusando a la ONU de fundar un estado racista judío que es hoy en día una extensión del colonialismo occidental. Anunciaron con orgullo que nunca pondrían un pie en ninguna sinagoga que apoyara a Israel.
Goldberg también respondió a un reciente artículo de opinión de Levy titulado “Sí, Israel es un estado del mal” – que describe a Israel como una entidad basada en la “maldad pura. El mal sádico. Mal por su propio bien”. Anunció que iba a cancelar su suscripción, y tuiteó que “cuando los neo-nazis me envian un correo electrónico que enlaza a artículos de opinión de Haaretz que declaran que Israel es el mal, me tomo un descanso”. También señaló que “puedo leer cosas antisemitas y anti-israelíes de este tipo en otros sitios web. Realmente no hay necesidad de un sitio web israelí como este”.
Lamentablemente, la respuesta delirante de Schocken era predecible. Él lamentó que los críticos no reconozcan que, lejos de ser un postsionista, no dejaría de asegurar que Haaretz mantiene una línea sionista. Después de tener una discusión personal muy larga con Schocken sobre este tema, puedo afirmar con confianza que está genuinamente convencido de que él está en el lado de los ángeles y no aprecia el inmenso daño que la demonización, deslegitimación y agenda política anti-israelí que Haaretz ha infligido sobre nosotros en el extranjero. Tampoco reconoce el grado en que Haaretz se ha divorciado de cualquier apariencia de la realidad política en términos de la nación.
La página web del escritor puede verse en www.wordfromjerusalem.com
Se lo puede contactar en [email protected]
Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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