Juntos venceremos
domingo 22 de diciembre de 2024

Ki Tetsé: caminar con los ojos abiertos

La Perashá y nuestros hijos

לֹא תִרְאֶה אֶת שׁוֹר אָחִיךָ אוֹ אֶת שֵׂיוֹ נִדָּחִים וְהִתְעַלַּמְתָּ מֵהֶם הָשֵׁב תְּשִׁיבֵם לְאָחִיךָ.

RABBANIT COTY BITTÓN

Debarim Capitulo 22. “1.No verás extraviado el buey de tu hermano, o su oveja, sin que te ocupes de ellos, sin falta los llevarás a tu hermano. 2 Y si tu hermano no vive cerca de ti, o si no lo conoces, entonces traerás lo que encontraste a tu casa, y lo cuidarás hasta que tu hermano lo busque; y entonces se lo devolverás. 3 … lo mismo harás con cualquier cosa perdida que tu hermano haya perdido y que tú halles. No te estará permitido ignorarlo”.

Cuando nuestro hijo mayor tenía 5 años, teníamos el mérito de vivir en el barrio judío en Jerusalem, la ciudad vieja. Solíamos pasar las tardes junto a sus tres hermanitos en el parque. Recuerdo que un día cuando estábamos planeando salir, me di cuenta que me había olvidado su triciclo en el parque el día anterior. Mi hijo mayor estaba obviamente muy molesto. Se lo habíamos regalado hacía muy poco, en su cumpleaños. Volvimos al parque, pero el triciclo ya no estaba allí y lo dimos por perdido. Fue muy triste y decepcionante….

Unos días más tarde, mi marido volvió del trabajo y le dijo a mi hijo que lo iba a llevar a un corto paseo. Aunque no me gustaba la idea, pues ya estaba en pijama y listo para dormir, confié en mi esposo. Me aseguro que volverían rápido y así fue; al ratito estaban de vuelta en casa “los tres”: mi marido, mi hijo y su triciclo.

Resultó ser que camino a casa mi marido había leído en uno de los “pizarrones” (lujot) del barrio una nota diciendo que se había encontrado un triciclo y que quien lo perdió podría recuperarlo al dar la descripción correcta del color, tipo de triciclo, y dónde se había extraviado. ¡No tengo palabras para describir la cara de felicidad de mi hijo! Recuerdo nuestra sensación: ¡Qué maravilloso es pertenecer a una sociedad en la que sabes que todo el mundo se preocupa por los demás!

Este evento nos presentó la oportunidad perfecta para explicarles a nuestros pequeños sobre la Mitzvá de hashabat abedá, que aparece en la Perashá de nuestra semana, Ki Tetsé.

En cualquier otra cultura o pueblo, uno viola la ley cuando roba o daña la propiedad de su semejante. Y mientras uno no cause daño a los demás, será un ciudadano ejemplar. Nuestra Torá exige mucho más de nosotros. No es suficiente abstenerse de dañar o perjudicar al otro. Tengo que cuidar de sus bienes y de su propiedad como si fuera la mía, y si por ejemplo, encuentro un objeto perdido lo debo cuidar y “buscar” al dueño. En el pueblo de Israel, quien encuentra algo perdido, no sólo no lo puede conservar: Tiene que molestarse en recogerlo, llevarlo a su casa, escribir la nota, publicarla y estar dispuesto a atender a todos aquellos que vengan a reclamarlo hasta que alguien identifique los elementos (simanim) que caracterizan al objeto perdido .

Rambam explica en Moré Nebujim que el propósito principal de esta Mitzvá es afectar positivamente el carácter de los individuos del pueblo judío. La Torá nos entrena y nos ayuda a desarrollar un grado de sensibilidad hacia el prójimo. Se nos exige caminar con los ojos abiertos a las necesidades de los demás ¿Hay alguien aquí que precisa de mi ayuda? Aunque se supone que tenemos que respetar la privacidad de los demás, tenemos que tener cuidado de que eso no nos lleve a un nivel de indiferencia. “No es de mi incumbencia” se aplica para muchos temas privados en las vidas de mis amigos y conocidos, pero no en situaciones en las que necesita ayuda. Como en el caso de hashabat abeda, tengo que estar dispuesto a ofrecer mi asistencia, aunque no me la hayan pedido.

Cuando enseñamos a nuestros hijos acerca de esta Mitzvá les estamos enseñando a ser sensibles. ¿Tu amigo está triste? ¿Estará pasando por un mal momento? Preguntarle si puedes ayudar. Una nueva alumna llegó a la escuela. ¿Será tímida? ¿Se sentirá con miedo? Trata de pensar por lo que está pasando. No conoce a los maestros ni a las demás alumnas. Abre tus ojos, no la ignores. Trata de acercarte a ella y ofrécele tu amistad.

Para poder cumplir con la Mitzvá de hashabat abedá no se puede cerrar los ojos e ignorar lo que ocurre a mi alrededor. Hay que desarrollar una sensibilidad especial para identificar las necesidades de los demás y estar dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo para ayudar.

Fuente: halaja.org

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