GIULIO MEOTTI
Conozca las jaurías de nuevos nazis, haciéndose pasar por Rectos y Virtuosos, buscando nuevas políticas exterministas contra Israel e, inmediatamente después, los judíos.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “En la Alemania nazi”, señaló Brendan O’Neill en el Wall Street Journal, “el último grito era hacer la ciudad de uno Judenfrei“.
“Ahora una nueva moda está barriendo Europa: hacer la propia ciudad o pueblo lo que podríamos llamar ‘Zionistfrei’ – libre de los productos y la cultura del estado judío. En todo el continente, las ciudades y pueblos se están declarando “zonas libres de Israel”, aislando a sus ciudadanos de los productos y la cultura israelí. Tiene feos ecos de lo que ocurrió hace 70 años”.
Los nazis decían “kauft nicht bei Juden”: no compres a los judíos. El lema de estos nuevos racistas es “kauft nicht beim Judenstaat”: no compres del Estado judío. Los nazis repiten “Geh nach Palästina, du Jud”: Váyanse a Palestina, judíos. Los racistas en Europa gritan “Judíos, fuera de Palestina!”
Vamos a echar un vistazo a ver quiénes son. El ayuntamiento de la ciudad de Leicester, por su parte, ha aprobado recientemente la prohibición de productos “made in Israel”. Piensen en lo siguiente: una ciudad sin productos israelíes. Esto no es la Alemania nazi en 1933; es una ciudad británica bajo el liderazgo Laborista en 2016. Dos consejos de Gales, Swansea y Gwynedd, bloquearon las alianzas comerciales con empresas israelíes. En Dublín, un conocido restaurante, Exchequer, decidió no utilizar productos israelíes. La ciudad irlandesa de Kinvara se convirtió en “Libre de Israel”. En España, la localidad de Villanueva de Duero ya no distribuye el agua de Israel en sus edificios públicos. La ciudad francesa de Lille congeló un acuerdo con la ciudad israelí de Safed.
Boicotear los productos hechos por judíos, ahora, y luego.
Bajo la presión racista, Brussels Airlines, una aerolínea belga participada por Lufthansa, decidió que no va a servir más el postre halva Achva marca israelí. Una activista del Movimiento de Solidaridad con Palestina que volaba desde el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv a Bruselas se encontró comiendo el postre producido en Israel. Esta nazi-lí se quejó a la línea aérea, que rápidamente le quitó el dulce (después de una protesta, la línea aérea revocó la decisión). En lugar de preocuparse por el terrorismo islamista y el nido de yihadistas en Molenbeek, Bruselas, hay racistas en Europa que quieren aplastar a Israel, la única democracia en Oriente Medio.
Un caso temprano de tratar de destruir a Israel a través de medios económicos se produjo en 1980, cuando L’Oreal compró la compañía de cosméticos Helena Rubinstein. Regímenes árabes habían amenazado con truncar las relaciones lucrativas con las compañías multinacionales si no cortaban los lazos con Israel. En lugar de rechazar el chantaje, L’Oreal se inclinó ante el chantaje. Hoy en día, este antisemitismo no está liderado por estados árabes ni estados occidentales. Francia, por ejemplo, recientemente prohibió las llamadas a singularizar a Israel para boicots. La campaña de odio de hoy y estas políticas nazis son ahora en gran parte dirigidas por universidades, sindicatos, empresas y grupos hipócritamente llamados de “derechos humanos”, así como otras organizaciones no gubernamentales.
Y, vergonzosamente, las iglesias. La Iglesia Evangélica Luterana de América (ELCA), el 11 de agosto del año 2016 pidió al gobierno de Estados Unidos poner fin a todas las ayudas a Israel y abrazar tácticas para destruir el país por medios económicos. El invierno pasado, la Iglesia Metodista de Estados Unidos también se deshizo de una manera no cristiana de cinco bancos israelíes.
Todos afirman falsamente ser “pacíficos”, usar “medios económicos” para corregir “errores” en los territorios palestinos. Sin embargo, nunca parecen tratar de corregir ninguno de los errores de los gobiernos corruptos y represivos de la Autoridad Palestina y Hamas en Gaza, ni siquiera para abogar allí por una prensa libre, el estado de derecho o la construcción de una economía estable. Sus verdaderos motivos racistas, son desenmascarados. Sencillamente actúan coordinados con la estrategia violenta de los palestinos y los fundamentalistas musulmanes en Occidente – los que se han negado reiteradamente a hacer la paz con Israel durante siete décadas y han elegido el terrorismo en su lugar.
Esta guerra asimétrica, por primera vez desde el Holocausto y la masacre al por mayor de seis millones de judíos, también rompió recientemente un tabú alemán. Al parecer, para algunos alemanes, la antigua sed de sangre nunca se fue – simplemente estaba dormida. El sindicato de maestros en la ciudad de Oldenburg acaba de publicar un artículo en su revista de septiembre pidiendo “un boicot total del Estado judío”, según el Jerusalem Post, es “la primera llamada a boicotear a Israel o los judíos de un grupo de trabajo organizado alemán desde el Holocausto”. A su favor tardío, el 5 de septiembre, el sindicato de maestros Oldenburg ‘se disculpó, etiquetando el boicot de “un gran error” y de “antisemita”.
La Unión Europea firmó un acuerdo con Marruecos, que tiene una disputa territorial con Argelia, pero sin embargo consagró su derecho a explotar los recursos del Sáhara Occidental; ninguna campaña se puso en marcha para protestar por ello. Y no hemos oído ninguna protesta contra Turquía por su ocupación del norte de Chipre o su reclusión mayor de disidentes, periodistas o académicos. No, la política de boicot es únicamente contra el Estado judío, que cuenta con uno de los más altos niveles de libertad académica, libertad de prensa e igualdad ante la ley en el planeta. Lo hacen en las formas “3-D” observadas por el verdadero defensor de los derechos humanos, el disidente soviético, Natan Sharansky, en su Caso para la Democracia:
- Doble estándar: apuntar sólo a Israel de entre las 200 disputas territoriales, desde el Tíbet a Ucrania.
- Demonización: comparar las acciones de Israel con los nazis cuando en realidad es la gente que hace la comparación los que deben compararse con los nazis.
- Deslegitimación: negar el derecho de Israel a existir.
La hipocresía racista es tan transparente como pérfida.
También están sometiendo a la academia de Israel a una campaña “silenciosa” neonazi de las universidades sin principios: extender un número menor de invitaciones, rechazar más artículos, y el uso de las normas de las leyes de Nuremberg del Tercer Reich para excluir la participación de los judíos. La Universidad de Syracuse simplemente retiró la invitación a una conferencia a Simon Dotan, un profesor judío de la Universidad de Nueva York y galardonado cineasta, nacido en Rumania, criado en Israel y que está viviendo en EE.UU.. La comentarista Caroline Glick señaló:
“La decisión de Hamner no tuvo nada que ver con la calidad del trabajo de Dotan. Ella lo admitió … A Dotan se le retiró la invitación porque es israelí y debido a que el título de su película, The Settlers, no hace suficientemente evidente si injuria al medio millón de judíos israelíes que viven en Judea y Samaria”.
Otros en el mundo de la academia que han aprobado estas medidas neonazis incluyen a la historiadora británica Catherine Hall y, desgraciadamente, al discapacitado grave Stephen Hawking, que es capaz de hablar sólo gracias a un dispositivo de voz israelí.
Esta campaña de boicot académico comenzó cuando Oren Yiftachel, un académico de la Universidad Ben Gurion, vio rechazado un documento académico por la revista Geografía Política. El rechazo llegó con una nota informándole de que la revista no podía aceptar una petición de “Israel” y su trabajo fue devuelto sin abrir. La editorial St. Jerome Manchester, especializada en traducciones, se negó a enviar volúmenes académicos de la Universidad de Bar Ilan en Israel. La revista británica, Dance Europe, se negó a publicar un artículo sobre la coreógrafa israelí Sally Anne Friedland; Richard Seaford se negó a revisar un libro para la revista israelí, la Antiquity Scripta Classica Israelica. Un profesor de patología en la Universidad de Oxford, Andrew Wilkie, rechazó una solicitud de Amit Duvshani, un estudiante de doctorado de la Universidad de Tel Aviv. Wilkie escribió en su rechazo: “de ninguna manera acptaría a alguien que hubiera servido en el ejército israelí”.
Estos neo-nazis difundieron su mensaje en universidades, iglesias, empresas y municipios. Adoptan medidas como peticiones de profesores, acosos públicos, amenazas de acciones legales (guerra jurídica), manifestaciones frente a las tiendas, y a menudo sólo gritos violentos, intimidación, amenazas y sentadas.
Por supuesto, no logran hacer mella en la economía israelí floreciente, pero es evidente que tratan de alimentar un clima racista de sospecha y hostilidad hacia Israel y los judíos en todas partes. La Swedish Coop ha dejado de vender máquinas de carbonatación hechas por Sodastream de Israel, mientras que el mayor fondo de pensiones holandés, PGGM, retiró las inversiones de cinco instituciones financieras israelíes. Vitens, el mayor proveedor de agua potable en los Países Bajos, cortó los lazos con su homólogo israelí, Mekorot. Los almacenes KaDeWe de Berlin, los mayores de Europa, detuvieron las ventas de vino israelí (luego revirtieron la decisión). La cooperativa más grande de Europa, el Co-operative Group en el Reino Unido, ha introducido una política discriminatoria hacia los productos israelíes. McDonald’s se ha negado a abrir un restaurante en la ciudad israelí de Ariel, en Samaria. La Universidad de Johannesburgo rompió relaciones con la Universidad de Ben Gurion en Israel. Sindicatos académicos en el Reino Unido y Canadá, desde médicos hasta arquitectos, también han apoyado las nuevas leyes de Nuremberg contra Israel. Decenas de artistas – especialmente músicos y realizadores – como los nazis originales antes que ellos, se han negado a actuar en Israel o han cancelado sus actuaciones. Muchos fondos de pensiones se han despojado de Israel. Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, elevando “cuestiones éticas” cuestionables, incluyó al Bank Hapoalim de Israel en una lista negra de empresas.
Las líneas previas o posteriores a 1967 son sólo una coartada para estos nuevos nazis. Muchos consideran a Israel en su totalidad ilegal, inmoral, o ambos – a pesar de que los judíos han vivido en esa tierra durante 3.000 años – parte de ella aún se llama Judea. Su apetito por acusar a los judíos de tener la audacia de “ocupar” su propia tierra histórica, bíblica sólo revela su colusión de las más oscuras mentiras de los extremistas islámicos, que están tratando de destruir a los coptos cristianos nativos en su tierra natal de Egipto, y a los asirio cristianos nativos a los que vemos siendo masacrados en todo Oriente Medio. ¿Es que los franceses son acusados de “ocupar” la Galia? Basta con mirar cualquier mapa de “Palestina”, cubriendo todo el estado de Israel: para muchos palestinos, todo Israel es un solo asentamiento gigante que tiene que ser desmantelado.
En lugar de Israel, facilitarían la creación de otro estado árabe-islámico que suprimirá la libertad de expresión a los artistas, periodistas y escritores; que ahuyentará a los cristianos de sus casas; que lapidará hasta la muerte a los homosexuales; que torturará a los detenidos en las cárceles, que matará inocentes simplemente por querer convertirse al cristianismo; que condenará a cualquiera a la flagelación, prisión o muerte incluso a quien está acusado de haber dicho algo que alguien podría haber encontrado ofensivo para el Islam; que la mujer será obligada a llevar velo y vivir aparte; que glorificará a los terroristas; que prohibirá el alcohol; que detendrá a las personas por expresar opiniones impopulares; que animará a una nueva categoría de refugiados musulmanes: los que con mucho gusto escaparán de un régimen opresor y asesino.
Estos nuevos nazis sirven, en lugar de un argumento, consignas falsas y engañosas como “estado apartheid”, “ocupación”, “represión”, “violador del derecho internacional” (que meticulosamente Israel no lo es). Su objetivo, como el de los nazis originales, es manipular a la gente, e inculcarles los prejuicios y el odio contra Israel, y justo detrás de este subterfugio, contra los judíos.
Giulio Meotti, Editor Cultural para Il Foglio, es un periodista y escritor italiano.
Fuente: Gatestone Institute – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
Comunidad Enlace Judío
¿Nuestro periodismo es importante para ti?
¿Confías en Enlace Judío para una cobertura precisa y oportuna en este momento?
En ese caso, únete a la comunidad Enlace.
A partir de $200.00 MXN al mes, podrás:
- Apoyar a nuestros periodistas independientes que trabajan las veinticuatro horas del día
- Ser reconocido como parte de nuestra comunidad una bendición semanal
- Acceso a contenido exclusivo
- Acceso a eventos exclusivos, en caso de haberlos
- Servicio de noticias instantáneas sobre Israel y el mundo judío a tu celular, así como a nuestras transmisiones en vivo.