La Teshubá y la ley del arrepentido

El momento en que uno hace Teshubá (arrepentimiento) determina la calidad y la credibilidad de su acto.

RAB YOSEF BITTÓN

Así escribe Maimónides en Hiljot Teshubá 2:1. “¿A qué se considera un arrepentimiento perfecto y completo? Cuando uno se enfrenta con la misma oportunidad de repetir la transgresión original, pero ahora no lo hace porque se ha arrepentido… sin embargo, cuando uno no repite la transgresión original, [y se abstiene de pecar], porque ahora teme que otras personas se enteren [o por razones similares]… su arrepentimiento se acepta, pero no se considera un arrepentimiento completo.”

Para explicar el escenario ideal de la Teshubá, Maimónides trae el ejemplo de un hombre que estuvo involucrado en una relación adúltera y más tarde se arrepiente. Lo que demostraría que su arrepentimiento ha sido completo es que ese hombre se enfrente a una oportunidad similar para repetir su error, pero esta vez se abstenga de cometer esa transgresión porque ha llegado a un nuevo entendimiento moral. En el caso mencionado, por ejemplo, porque ahora se da cuenta de que dejarse llevar por sus impulsos materiales le hará daño, no sólo a su familia, sino también a él mismo.

Sin embargo, si ese hombre se abstiene de cometer la misma transgresión, no por una convicción personal sino porque ahora teme ser descubierto y que alguien lo pueda denunciar, o ¡porque ya fue descubierto!, su Teshubá (arrepentimiento) es aceptable, dice Maimónides, pero este tipo de arrepentimiento no es el ideal, o en las palabras de Maimónides, ésta no es una Teshubá “perfecta”. ¿Por qué no? Porque este individuo ha cambiado su conducta no a causa de una renovada comprensión de lo que está bien y de lo que está mal: se ha arrepentido porque teme ser descubierto o porque lo descubrieron….

Un ejemplo moderno: Muy a menudo leemos en las noticias acerca de algún funcionario público que fue descubierto en un acto de corrupción. Digamos, robando fondos públicos. Muchas veces estas personas, luego de ser descubiertas, se paran delante de las cámaras de televisión y expresan públicamente su arrepentimiento. Piden perdón por lo que han hecho mal y por haber defraudado al público. Éste es sin duda un gesto valiente de arrepentimiento. Sin embargo, este acto es cuestionable en términos de su absoluta credibilidad. ¿Por qué? Porque el proceso de arrepentimiento y disculpas no sucedió antes de ser descubierto, sino como consecuencia de haber sido descubierto. Es muy probable que lo que haya impulsado a esta persona a arrepentirse no haya sido una nueva convicción o una renovada conciencia moral, sino el interés de una sentencia más leve, reducida o en mejores condiciones.

El acto de arrepentimiento “perfecto” tendría lugar si, mientras esta persona continuaba en sus funciones públicas y sin ninguna presión externa para continuar con su delito y antes de ser descubierto, se diera cuenta de su error por el llamado de su propia conciencia, y entendiera que lo que estaba haciendo era inmoral. En ese escenario, su Teshubá sería creíble y completa.

Fuente: halaja.org

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