RAPHAEL AHREN
El presidente saliente querría crear estándares que su sucesor no pueda deshacer, dice Dennis Ross en la conferencia en Palo Alto sobre el futuro del sionismo patrocinada por The Times of Israel
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Una inminente presidencia de Donald Trump haría más probable que el presidente saliente de Estados Unidos Barack Obama apoyara una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que establezca parámetros básicos para crear el Estado palestino, dijo un ex funcionario de Estados Unidos el domingo.
“Sospecho que si gana Trump, el presidente se inclinaría más por una resolución del Consejo de Seguridad tratando de hacer algo que cree estándares para el futuro que el próximo presidente no pueda deshacer”, dijo Dennis Ross en una conferencia sobre el futuro del sionismo y de la relación entre Estados Unidos e Israel. “Si Clinton gana, sospecho que Obama sería más sensible a sus preocupaciones en cuanto a si le ayuda o perjudica”.
Ross, quien trabajó en la cuestión palestino-israelí durante décadas, incluido un período de dos años como asistente especial de Obama y un año como asesor especial de Hillary Clinton, dijo que el actual presidente “querría hacer algo, dejar algún tipo de legado”.
Ross hablaba en un panel organizado por la segunda edición anual de la Conferencia sionismo 3.0, patrocinada por The Times of Israel, en el Centro Comunidad Judía Familia Oshman de Palo Alto. El panel fue moderado por este reportero.
Jerusalem durante décadas ha dependido de una política tácita de Estados Unidos de proteger a Israel de las resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, que a menudo se describen como unilaterales. Si bien es posible que el paso de Obama no revierta esa postura, marcaría un cambio significativo, señaló Ross. Lo que Obama decida hacer, sin embargo, es probable que esté fuertemente influenciado por el resultado de la carrera presidencial, dijo.
Una vez que se haya asentado el polvo tras las elecciones del 8 de noviembre, Obama podría aprovechar la oportunidad como hombre de paja para dar un discurso que establezca parámetros para un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos, incluso sugerir una resolución del Consejo de Seguridad para definir estos parámetros, ya sea para ser propuestos por EE.UU. u otro país, Ross especuló.
El discurso del presidente, en caso de darlo, muy probablemente sería equilibrado, Ross añadió, abordando igualmente las preocupaciones palestinas – fronteras y Jerusalem – y las demandas de Israel respecto a la seguridad y la cuestión de los refugiados palestinos.
Sin embargo, cualquier resolución del Consejo de Seguridad introducida por otro país muy probablemente haría hincapié en las demandas palestinas más que las preocupaciones de Israel, dijo.
“Entonces la pregunta es: si alguien presenta esto como una resolución y se diluye la esencia de lo que el presidente ha ofrecido, que habría sido equilibrada entre ambos, a continuación, ¿EE.UU. lo vetaría? Dependerá mucho del resultado de las elecciones”, dijo Ross.
“Supongo que tendería a tratar de ser proactivo en cuanto a presentar algo que pudiera crear estándares para el futuro que el próximo presidente no pudiera deshacer”, continuó.
El miércoles, Obama tiene previsto reunirse con el primer ministro Benjamin Netanyahu en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU.
En una declaración el domingo, la Casa Blanca indicó que las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos jugarían un papel central en la conversación.
“En la reunión también habrá oportunidad de discutir la necesidad de un verdadero avance en la solución de dos estados en el conflicto entre israelíes y palestinos ante las preocupantes tendencias sobre el terreno”, dijo el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest.
La oficina de Netanyahu, confirmando la reunión, no mencionó el conflicto, pero dijo que Netanyahu agradecería a Obama el reciente paquete de ayuda de defensa de $ 38 mil millones a 10 años y también discutirían las relaciones estratégicas.
A pesar de trabajar para Bill y Hillary Clinton durante décadas como diplomático tratando el conflicto palestino-israelí, Ross se mostró reacio a indicar explícitamente qué candidato presidencial sería mejor para Israel.
“La forma de juzgar a ambos candidatos no necesariamente se basa en lo que dicen de Israel, sino en su visión del mundo”, dijo. “¿Su actitud en Oriente Medio asegura que no dejará vacíos? Si usted es Israel lo que quiere es un Estados Unidos fuerte en Medio Oriente, porque eso le hace más fuerte”.
Israel y el mundo árabe no quieren que EE.UU. se retire de la región y dejar vacíos de poder, explicó Ross.
“Si tuviera que mirar a los dos candidatos me preguntaría: ¿quién es más probable que se involucre en la región, comprendiendo la dinámica de esa región? ¿Quién tendrá una relación más fiable con los aliados y quién no?”
Otras sesiones de la conferencia se centraron en la naturaleza de las relaciones entre los judíos de América y el estado judío, en particular el lugar de la crítica a Israel dentro de ese vínculo.
Yehuda Kurtzer, presidente del Instituto Shalom Hartman de América del Norte, señaló que la relación entre las dos comunidades se había vuelto tensa.
“Hace dos generaciones, el Estado de Israel era probablemente la fuerza organizadora más fuerte de la comunidad judía estadounidense”, dijo. “Hoy no hay fuerza más fuerte de desorganización en la vida judía, de mayor tensión en las políticas comunales judías estadounidenses que el Estado de Israel”.
En su presentación, Kurtzer también argumentó en contra de la metáfora utilizada a menudo por los judíos israelíes y estadounidenses como parte de una “familia”. Un judío secular de California por lo general se siente más cerca de su vecino que de un ultra-ortodoxo en Bnei Brak con quien tiene desacuerdos fundamentales, aunque realmente quiere creer que el hombre de Bnei Brak es familia, opinó. “No estoy seguro de que la metáfora del pueblo judío como familia haya sido siempre cierta”, continuó.
Más bien, Kurtzer sugirió referirse a los judíos de Israel y los judíos de América como “descendientes mutuos de un ancestro común”.
Su padre, Dan Kurtzer, ex embajador estadounidense en Israel, argumentó que, si bien los problemas de seguridad y económicos que afectan a los israelíes son claramente responsabilidad exclusiva del gobierno en Jerusalem, las cuestiones relativas a la identidad judía del Estado son más complicadas.
“Algunos en Israel han querido decidir de manera unilateral como cuestiones de política israelí que afectan al judaísmo y a los judíos fuera de Israel, tales como las cuestiones básicas de identidad de quien es judío, de estatus personal, divorcio, matrimonio, conversiones”, dijo.
“Los judíos estadounidenses han dicho casi uniformemente que estas cuestiones no pueden permanecer simplemente dentro del ámbito del Rabinato del Estado de Israel. Sin duda el Rabinato tiene algo que decir, al igual que otras corrientes dentro de Israel. Pero también tenemos algo que decir si somos ortodoxos, conservadores, reformistas, no afiliados, cualesquiera sean nuestras inclinaciones. Las preguntas relacionadas con la vida judía tienen que ser responsabilidad compartida”.
Argumentando que la crítica y los argumentos no deben ser barridos bajo la alfombra, Andy David, cónsul general de Jerusalem para el Pacífico del Noroeste, dijo que Israel todavía podía ser un factor de unión para los judíos a ambos lados del océano.
“No importa su color, afiliación, orientación sexual o la longitud de la barba … Israel, podemos aceptarlo, es un lugar que puede unirnos. A veces, cuando se piensa cómo practicar el judaísmo, diferentes lados de la ecuación difícilmente se pongan de acuerdo en nada”, afirmó.”Sin embargo, estamos de acuerdo en que nos importa Israel. Así que Israel no es una fuerza que nos divide … Israel puede ser la fuerza que nos une”.
El escritor Yossi Klein Halevi, investigador principal en el Instituto Shalom Hartman con sede en Jerusalem, también dijo que los judíos de América tienen derecho – e incluso la obligación – de criticar las políticas del gobierno de Israel, sin embargo, añadió una advertencia:
“La crítica no es sustituto de una relación sana”, dijo, argumentando que en ciertos círculos ve que golpear a Israel – para algunos judíos de América – se ha convertido en la única manera de relacionarse con el estado.
“Lo que necesito de los judíos estadounidenses críticos es un sentido de comprensión de las complejidades de los agonizantes dilemas de Israel, no banalizar nuestros dilemas”, agregó Klein Halevi.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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