EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Queridos amigos, cuando pensamos en Europa, inconscientemente, tendemos a imaginar el continente cuna de la civilización, cuando en realidad y sin discusión, ésta se inició en el Medio Oriente.
Cuando aún el continente europeo estaba en pañales, el mundo ya había visto nacer y desaparecer civilizaciones como la sumeria, asiria, egipcia, griega y muchas otras, lo que sucede es que desde hace unos 2 mil años, países que se iniciaban en estos parajes, aún salvajes, tuvieron una evolución tal, que en un corto tiempo, estaban dominando el mundo conocido, primero por la fortaleza de sus ejércitos, para pasar a continuación, a ser la vanguardia del progreso material, intelectual y cultural.
Pronto dominaron África, para continuar con gran parte de Asia y, desde luego América, recién “descubierta” a partir de Cristóbal Colón.
Pasaron muchos siglos de luchas sangrientas, en que distintos países europeos, transformados ya en Imperios independientes y rivales del resto de su propio Continente, tomaron como botín a países que servían principalmente para enriquecer a las metrópolis.
Llegamos al siglo XX y, sin lugar a dudas, la “civilización” emanaba radiante e indiscutida, desde Europa. Las potencias militares e intelectuales, convidaban a sus colonias, sus dones, acorde a sus propias conveniencias. Para qué decir del poder económico, que simplemente, era avasallador.
Como única excepción, podemos mencionar a Estados Unidos de Norte América, el cual, luego de liberarse del poderoso y aparentemente imbatible Imperio Británico, va creciendo y transformándose en una potencia que, finalizada la Segunda Guerra Mundial, adquiere un poder e influencia que hasta estos días perdura, pese a todos los retrocesos que lo están caracterizando.
Medio Oriente, real cuna de la civilización, avasallado por el colonialismo inglés y francés principalmente, retrocede luego de los intentos del Islam de dominar el mundo, disfrazando desde sus inicios y a partir de Mahoma en adelante, sus verdaderos propósitos, aduciendo razones religiosas, desconociendo todo lo inherente al colonialismo mismo, que fue y es parte integral de las ambiciones de todos los tiempos, por parte de quienes realizan conquistas territoriales.
El siglo XX es el del despertar del Islam. Las naciones dominadas por este credo logran independizarse de sus opresores europeos, quedando atrapados, en mayor o menor grado, del fanatismo religioso. Resultado de ello, este siglo recién pasado, que trae en Europa y todo el mundo occidental o judeo-cristiano, un progreso desconocido hasta la fecha, en absolutamente la totalidad de las costumbres y manera de vivir. La ciencia, medicina y conocimientos totales, tienen un vuelco asombroso, impulsado por una tecnología computacional que ha permitido que lo que ayer era ciencia ficción, hoy sea una realidad, a punto de quedar ya obsoleta ante los nuevos adelantos del mañana por llegar.
Vemos que la que fue cuna de la civilización, se queda rezagada, creando un abismo asombroso entre ellos y la nueva realidad occidental. Mientras estos se preocupan de avanzar en conocimientos y tecnología, los primeros avanzan en una radicalización religiosa que trae consigo períodos de crueldad y dolor que se pensaba ya extinguido.
En sus inicios, el Islam trata de dominar cuanto le es posible. Occidente reacciona y pasa a dominarlos a ellos. Ahora, en pleno siglo XXI, vemos un nuevo intento de los primeros de conquistar a todo y a todos. Ahora viene con múltiples complicaciones ya que, aparte de tratar de hacer renacer en pleno esplendor la yihad o guerra santa, en que se proclama abiertamente la muerte de todos los “herejes” entendiendo por tales a quienes no profesan la fe musulmana, agregan a los otros grupos, al existir una rivalidad irreconciliable entre sus distintas facciones, siendo las dos principales, los chiitas y los sunitas, teniendo ambas ramas y tendencias a su vez imposibles de convivir.
El 14 de Mayo de 1948, de acuerdo a resoluciones internacionales, respaldadas por las Naciones Unidas, se crea en una exigua parte de Palestina, el Estado de Israel.
Este será el inicio de la nueva tendencia islamista, no comprendida por el resto del mundo. Los estados pertenecientes a la Liga Árabe, desconocen los acuerdos internacionales y emprenden una guerra en contra del recién creado Israel.
Luego de 3 guerras y la derrota definitiva de estos estados árabes musulmanes, nace el concepto de “pueblo palestino”. En su andar, dominados por tiranos ambiciosos y corruptos, los extremistas palestinos van creando métodos terroristas, los cuales, mientras sólo se aplican en contra de Israel y su población civil, va siendo respaldada por la mayoría de las naciones, las cuales, mientras no les llega a ellos, son consideradas un actuar legítimo, aplicado en perjuicio de judíos, lo que lo transforma en permitido.
Primero fueron los secuestros de aviones. El mundo condenó al gobierno israelí y llevó a la categoría de héroes a los secuestradores palestinos. Esto cambió radicalmente, tan pronto los aviones secuestrados fueron americanos, ingleses o de otras nacionalidades. Cuando les tocó a ellos, automáticamente los secuestradores fueron terroristas que había que exterminar. Se unen las naciones y luego los secuestros pasan a ser cosa del pasado.
Los diligentes dirigentes palestinos van creando nuevos métodos terroristas, todos ellos, destinados a asesinar el máximo posible de civiles israelíes. Nuevamente, el mundo respalda a los victimarios palestinos, condenando a las víctimas judías por el grave atrevimiento de defender sus vidas.
Llegamos a la “Primavera Árabe” que, a poco andar, demuestra ser la disculpa para que musulmanes asesinen indiscriminadamente a musulmanes, sin que el mundo reaccione. Incluso, se inician matanzas espantosas de cristianos que radicaban desde tiempos inmemoriales en los distintos países musulmanes y Occidente mira indiferente tamaña crueldad. Resulta inexplicable, pero el mundo está dormido.
Mientras tanto, silenciosamente, Europa se va llenando de musulmanes, los cuales, voluntariamente, se auto encierran en verdaderos guetos, en los cuales practican su religión y sus costumbres, incluso sus propias leyes, al punto de que las policías nacionales no se atreven a entrar y actuar en sus feudos. La conquista de Eurabia se ha iniciado.
Los gobiernos europeos están tan ocupados en vigilar a Israel, para una pronta y nueva condena, que no le dan importancia a lo que está sucediendo en sus propias tierras.
Punto culminante de la “Primavera Árabe” es la guerra civil siria. Todos matan a todos y nadie hace nada. Se efectúan múltiples asambleas. Se discute hasta el cansancio y, en concreto, los sirios pueden seguir asesinándose entre sí tranquilamente.
Europa se ve invadida por una ola gigantesca de “refugiados” y ésta, por razones inexplicables, se cree con la obligación de recibir a todo el que trata de entrar, por los métodos y medios que sean, sin distinción de ninguna especie. Las naciones árabes petroleras, inundadas de riquezas incalculables y con territorios despoblados cuantiosos, no hacen ningún intento por recibir a sus “hermanos” musulmanes. Pese a tener la misma religión, idioma y costumbres, no se involucran y Europa cae en el juego de legitimar tal anomalía.
Hoy, estamos viendo espantados, cómo absolutamente todos y cada uno de los actos terroristas que los palestinos han aplicado en contra de civiles israelíes, están siendo usados en contra de civiles europeos, americanos e incluso de habitantes de países musulmanes. La diferencia espeluznante que estamos viendo, es que mientras las víctimas eran israelíes, mayoritariamente, el mundo respaldó a los victimarios y condenó a las víctimas, pero ahora que les llega a ellos, se da la lógica que los gobiernos afectados tienen todo el derecho a defenderse y lo hacen con el máximo de su capacidad y “no resulta desproporcionado”
Lo más aberrante de todo es que, mientras esto sucede, los mismos gobiernos europeos que se reúnen para ver qué métodos aplicar para parar o, al menos disminuir estos horrorosos atentados criminales, siguen condenando a Israel por hacer lo que ellos quieren, pero no siempre logran alcanzar. Se dice que muchos jefes de inteligencia europeos, están pidiendo asesoramiento a los servicios de inteligencia israelí. No sé si esto es cierto. Lo concreto es que, aún hoy, los estadistas de Europa se esmeran en encontrar condenas más categóricas para aplicar a Israel, mientras ellos mismos, no saben cómo frenar lo que acontece en sus propias naciones.
Por desgracia, estamos siendo testigos de la hipocresía y doble estándar jamás vista antes en la historia de la humanidad.
Mientras Europa no despierte y comprenda que bajo estas condiciones, jamás podrán parar los atentados terroristas que le está costando la vida a tantos civiles de ellos mismos, no tendrán posibilidad alguna de ganar la batalla contra el terrorismo.
David ben Jaim
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