El próximo Secretario General de la ONU, António Guterres, dice que los cristianos perseguidos no deben ser reasentados en el Occidente.
Hace seis meses, el Secretario de Estado John Kerry designó oficialmente al Estado Islámico como “responsable del genocidio” contra cristianos, yazidíes y otros grupos vulnerables en áreas bajo control del ISIS en Siria e Irak. Entonces ¿por qué el gobierno de Obama confió la supervivencia de estas personas—y tanta ayuda estadounidense valiosa—a una oficina problemática de las Naciones Unidas, que, como su organización matriz, nunca ha admitido siquiera que existe el genocidio?
El Departamento de Estado dice que está ayudando a las minorías religiosas que han huido, junto con millones de otros sirios e iraquíes desplazados, principalmente a través de la ONU. Estados Unidos ha enviado a la ONU más de la mitad de US5.6 mil millones de dólares en ayuda humanitaria asignada a los sirios desde el 2012.
Sin embargo la principal agencia de la ONU para ayudar a refugiados, la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados (ACNUR), marginaliza a cristianos y otros blancos de la erradicación por ISIS, en dos programs cruciales: viviendas para refugiados en la región y reasentamiento de refugiados sirios en el exterior.
Por ejemplo, el programa expandido de refugiados para Siria del gobierno de Obama depende de las referencias de refugiados del ACNUR. Pero los sobrevivientes del genocidio de Siria han sido representados en forma insuficiente. La base de datos del Departamento de Estado muestra que, de los 12,587 refugiados sirios admitidos en Estados Unidos en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, sólo 68 eran cristianos y 24 miembros de la secta yazidí. Eso significa que el 0.5% eran cristianos, aunque ellos han comprendido durante mucho tiempo el 10% de la población de Siria. En 2015, entre 1,682 sirios admitidos, hubo 30 cristianos y ningún yazidí.
Cuando se le preguntó acerca de estos números en una audiencia del Senado el 28 de septiembre, el Subsecretario de Estado Adjunto Simon Henshaw afirmó que sólo el 1% de los refugiados registrados de Siria son cristianos. ¿Cómo cuadrar eso con el estimado que medio millon de cristianos sirios—un cuarto de esa comunidad— han huído, como advirtió en agosto el patriarca católico sirio Younan?
Los funcionarios del Departamento de Estado especulan en forma variada que los cristianos no quieren registrarse para reasentamiento en el exterior, o que están esperando en la fila detrás de cientos de miles de musulmanes suníes que dejaron Siria antes.
Pero hay pruebas que sugieren que el problema se encuentra dentro del ACNUR. Citando informes de muchos cristianos desplazados, un informe en enero sobre refugiados cristianos en Líbano del Catholic News Service decía: “Las opciones de salida parecen sin esperanzas mientras los refugiados se quejan que los miembros del equipo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados no están siguiendo sus casos después de una entrevista inicial”. Esta falla podría ser otro ejemplo del por qué el informe de abril 2016/034 de la División de Auditoría Interna de Naciones Unidas reprendía al ACNUR por gestión “insatisfactoria.”
En una conferencia de prensa en diciembre en Washington, D.C., solicité al entonces alto comisionado para refugiados de la ONU, António Guterres, que explique el número desproporcionadamente bajo de cristianos sirios reasentados en el exterior. Las respuestas—de un hombre a punto de ser el siguiente Secretario General de la ONU—fueron asombrosas e iluminadoras.
El Sr. Guterres dijo que generalmente los cristianos de Siria no deben ser reasentados, porque ellos son parte del “ADN del Medio Oriente”- Agregó que el presidente cristiano de Líbano le había solicitado que no quitara a los refugiados cristianos. El Sr. Guterres pareció así estar articulando lo que equivale a una política de discriminación religiosa con fines políticos.
En cuanto al motivo por el cual tan pocos cristianos y yazidíes están encontrando refugio en los campamentos regionales de refugiados del ACNUR, los miembros de estos grupos normalmente dicen que no son seguros. Stephen Rasche, el funcionario de reasentamiento para la Arquidiócesis Católica-Caldea en Erbil, Irak, dijo al Congreso el mes pasado que en Erbil “no hay ningún cristiano que ingresará a los campamentos de la ONU por temor a la violencia contra ellos.”
La pontificia Ayuda a la Iglesia en Necesidad y la Misión de Ayuda Estadounidense Cristiana me escribieron en e-mails recientes que ningún cristiano se atreve a refugiarse en el campamento Zaatari de la ONU en Jordania, el cual alberga a 80,000 refugiados sirios. Como explicó el 26 de septiembre en el Washington Examiner un cristiano sirio que fue reasentado en Estados Unidos, después de huir del ISIS en Alepo, su familia estaba muy temerosa de “convertirse en objetivo de extremistas musulmanes” como para ingresar en campamentos de Líbano.
La arquidiócesis de Erbil, la cual supervisa la atención para 70,000 personas desplazadas por el ISIS, incluida la mitad de los cristianos de Nínive, ha informado que la ayuda de la ONU los pasa por alto. Como dijo al Congreso en septiembre el Sr. Rasche, “Desde agosto del 2014, aparte de suministros iniciales de tiendas y lonas, la comunidad cristiana en Irak no ha recibido nada en ayuda de alguna agencia estadounidense de ayuda o de la ONU” El advirtió que la comunidad enfrenta la extinción sin más ayuda.
Los grupos perseguidos tampoco encontraron ninguna ayuda de la Comisión Independiente de Investigación sobre Siria establecida por la ONU en su único informe sobre el genocidio del ISIS. Publicado en junio, el informe se enfocaba únicamente en los miembros perseguidos de la fe yazidí. La comisión—un influyente asesor del ACNUR— descartó en un párrafo corto la noción que los cristianos también han sido tomados como blanco para genocidio.
Haciéndose eco de propaganda del ISIS y sin citar evidencia, el informe de la comisión declaró que el ISIS reconoce su “derecho a existir como cristianos . . . en tanto ellos paguen el impuesto [islámico] jizya.” No es cierto, según el Patriarca Younan y el patriarca ortodoxo siriaco Aphrem, quienes me dijeron en agosto en Roma que no queda ninguna comunidad cristiana intacta o iglesias funcionando en las partes de Siria o Irak bajo el ISIS.
El genocidio es la violación más atroz de los derechos humanos. Que Estados Unidos confíe la supervivencia de comunidades al borde de la extinción a una operación de la ONU que les falla rutinariamente es el apogeo del cinismo.
La administración debe asegurar que la ayuda estadounidense llegue a estas minorías desplazadas, incluyendo visas de refugiad para los más necesitados. El Congreso puede asegurar que suceda llevando rápidamente a una votación el Acta bipartidista de Ayuda y Ajuste de Cuentas para el Genocidio en Irak y Siria, presentada el 8 de septiembre por los Representantes Chris Smith (republicano, N.J.) y Anna Eshoo (demócrata, Calif.).
La Srta. Shea es la directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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