ISAAC SHAMAH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Normalmente esta columna está dedicada a los deportes, noticias, rumores y resultados deportivos que suceden o han pasado en Israel y en el judaísmo, conceptos que van de la mano históricamente.
Esta semana debería platicarles qué pasó con algún club de futbol israelí, alguna noticia deportiva en el mundo judío o quizá la historia de un destacado atleta judío; sin embargo en esta ocasión no pude, las palabras no me salían, y a pesar de que tenía contemplado platicarles una interesante historia, simple y sencillamente no podía pensar en otra cosa más que en el hecho de que una institución internacional llegue a la injustificada conclusión de que algunas de las áreas más sagradas de la ciudad de Jerusalem, en la cual históricamente han convivido las tres religiones monoteístas más antiguas que se conocen (cristianismo, islam y judaísmo), no tienen conexión alguna con la historia judeocristiana.
Cuando me enteré de que una institución como la UNESCO, que se supone debe de promover la educación, la ciencia y la cultura, llegó a dicha conclusión, la verdad es que al principio no lo podía creer, así que gracias a ello, y a que no soy un experto en política, ni mucho menos en relaciones internacionales, comencé a investigar. Al buscar más información vi la absurda votación, la realidad es que el simple tema de ésta me dolió hasta las entrañas y no sólo porque la institución perteneciente a la ONU niega parte de una historia que he estudiado desde pequeño y que llevo en la sangre como muchos otros, sino también por la ocurrencia de que al negar esto se da pie a temas muy delicados que afectan nuestro presente y futuro, y no sólo el pasado como a primera impresión se puede deducir; además, claro que también me molestó que mi acostumbrado país neutral votara a favor de esta incongruencia, para después cambiar su voto al sentirse presionado con el escándalo que se generó. Dicho sea de paso, México había votado de esta manera en las ocasiones pasadas que se votó por este mismo tema, situación que no comprendo.
Mi molestia me llevó a analizar varias cosas:
1. El hecho de que no todo en esta vida puede ser llevado a una votación.
2. El que no se puede llevar una votación ante un auditorio imparcial que ejecuta su juicio en base a sus propias conveniencias, en el cual muchos toman posturas “correctamente políticas” y en donde varios votantes pueden crear poder a base de mentiras.
3. Otro punto que creo grave es que este foro se encuentra con opiniones tan distintas y en un tema tan delicado que puede tergiversar la historia de la humanidad.
4. Lo que más me molesta, es que esta es una votación totalmente ilógica, en donde las premisas son falsas, pero la presentan con una estructura lógica (proceso de votación, estilo democrático) para argumentar su validez, situación que sólo puede existir en un mundo postmoderno, el cual sugiere que se puede comparar todo en un mismo nivel, en este caso el postmodernismo erra.
Al analizar todo esto me di cuenta que hay una parte de nuestra sociedad que se ha equivocado en los últimos años, de entrada no todo es debatible, democrático, relativo y/o votable. Para defender mi punto de vista presento un ejemplo muy sencillo: este texto está conformado por letras y caracteres, esto no puede ser llevado a votación porque el texto lo demuestra, si lo lleváramos a una votación o discusión, automáticamente la realidad se pone a la par de la ficción, cosa que no se puede permitir porque ahí es donde entran los factores secundarios como el voto por conveniencia, la opinión, el poder, el borreguísimo y la abstención que inmediatamente perjudican a la realidad.
Ni la UNESCO ni alguna otra institución tienen derecho de poner a votación la realidad y de destruir la historia, los viajeros del tiempo que alteran ésta sólo existen en películas de ficción; en esta ocasión al poner en tela de juicio lo innegable, se arruina el presente al intentar quitar una identidad histórica que diario muestra su fe y su cultura. El pasado se ve afectado, y en este caso aún más porque al decir que no hay vínculo alguno entre algunas de las áreas sagradas de Jerusalem y la historia judeocristiana, se da pie al hecho de pensar que en aquellos tiempos nunca existió una convivencia entre estas tres religiones, dado a que muchas personas pueden basar sus ideas gracias a los encabezados y no a las “letras pequeñas”.
Por último, el futuro también es afectado y pudiese ser el más, ya que al negar parte de la conexión de las tres religiones en esos momentos, éstas pudieran distanciarse aún más, a pesar de que el mismo texto comenta la conexión de las tres religiones, de alguna manera lo disminuye ante la gente y los objetivos que tiene la ONU y por ende la UNESCO de establecer la paz y el respeto entre culturas, verán disminuidas sus posibilidades de ser logradas.
Esto es lo que me duele y que aún no me parece lógico ni me parecerá, porque al poner la realidad y la ficción en el mismo nivel, la psicosis está presente.
En cuanto a mí, sólo me queda confirmarles que en las siguientes ocasiones esta columna seguirá uniendo a Israel, a su pueblo judío y a su amada y entera Jerusalem a través de los deportes… a menos que surja algo externo al mundo deportivo tan especial que sea digno de analizar.
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