Una marcha que comenzó hace dos semanas como un evento de menor importancia en Rosh Hanikra terminó en Jerusalem el miércoles por la noche como un acto de masas, cuando miles de mujeres judías y árabes de todo el país se reunieron fuera de la residencia del primer ministro pidiendo a su gobierno hacer la paz con los palestinos.
ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La Marcha de la Esperanza fue organizada por Mujeres Activan por la Paz, un grupo fundado después de la guerra de 2014 en Gaza. En un momento en el proceso de paz ha sido relegado a un último plano en la agenda pública, fue sorprendente ver que el evento atrajo a miles de participantes, la mayoría de ellas vestidas de blanco.
Además de marchar por Israel, las manifestantes entraron a la zona de Cisjordania, cerca de Jericó el miércoles por la mañana. Decenas de miles de personas participaron en el evento en estas dos semanas, dijeron los organizadores.
La invitada de honor tanto en la marcha como en la manifestación del miércoles fue Leymah Gbowee, una las tres mujeres liberianas que fueron galardonadas con el Premio Nobel de la Paz en 2011 por dirigir a un grupo de mujeres que ayudó a terminar con la guerra civil de su país y derrocar a su dictador, Charles Taylor.
Gbowee dijo que los dos días en los que marchó con mujeres israelíes y palestinas fueron días de esperanza mirando hacia el futuro. También habló del movimiento de mujeres en Liberia, compuesto principalmente por mujeres que habían sido violadas o heridas durante la guerra.
Hadassah Fruman, viuda del difunto rabino Menachem Fruman del asentamiento de Tecoa, también ganó un largo aplauso cuando se dirigió al público, al igual que su nuera, Michal Fruman, quien fue acuchillada por un terrorista palestino en su casa de Tekoa cuando estaba embarazada.
Michal, quien subió al estrado con un bebé de cuatro meses de edad en brazos, dijo a la multitud que en el camino al hospital ese día, pensaba que D-os se había “dirigido a ella tratando de despertarla.”
“Elegir por la vida es decidir ver la complejidad de la situación en nuestro país,” dijo. “Aprender, por necesidad, a defender la vida, pero también ver la angustia y extender una mano de ayuda. Alguien que está muerto ya no siente. Yo elegí sentir y dar lugar a los sentimientos dentro de mí – al dolor y a la ira, pero también a la misericordia y al amor.
“La muerte es la separación”, continuó. “La vida es un encuentro, la vida es la paz. La vida aquí será posible sólo si dejamos de culpar a los demás y dejamos de ser víctimas. Todos debemos afrontarlo, asumir la responsabilidad y empezar a trabajar por el bien de la vida aquí “.
Huda Abu Arqoub, una activista política de Hebrón, ganó un gran aplauso cuando dijo, en inglés, que estaba allí como una mujer libre, que había llegado el momento de que las mujeres hablen por ellas mismas y trabajar por la paz, la seguridad para todo el mundo y el reconocimiento mutuo.Terminó su discurso declarando que hay un socio para la paz.
La cantante Yael Deckelbaum mencionó el rezo de mujeres al que había asistido el miércoles por la mañana en Qasr al-Yahud, cerca de Jericó.
“Éramos 4,000 mujeres, la mitad de ellas palestinas,” dijo. “Me han dicho que no hay con quien hacer la paz. Hoy, hemos mostrado lo contrario.”
Fuente: Haaretz / Yair Ettinger
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