KAID ABU LATIF
Makhmalbaf propone a los israelíes un cine diferente, señalando a Siria con el dedo
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Israel conoce bien al famoso director de cine, escritor y activista Mohsen Makhmalbaf, uno de los pioneros del movimiento más importante de la nueva ola del cine iraní.
Esta es su quinta visita a Israel y su relación con el Festival de Cine de Haifa es muy especial: volver a Haifa, la ciudad de Galilea, posando en el Monte Carmelo es como un retorno a las “raíces”.
Makhmalbaf también ya había puesto en escena en 2012 una película completamente filmada en Israel. En el marco del “radar”, Mohsen Makhmalbaf, uno de los más grandes directores de la historia del cine iraní, rodó El jardinero, y había elegido proyectar el estreno mundial de la película en el Festival Internacional de Cine de Busan, en Corea del Sur.
Este documental realizado en las ciudades de Jerusalem, Haifa y Acre (San Juan de Acre) en Israel fue financiado por Corea del Sur, una mezcla a priori extraña, pero muy natural a los ojos de este maestro del cine.
No es menos extraño además ver que el movimiento de boicot a Israel BDS, que había boicoteado en gran medida en Beirut, cerca de Haifa, la última película de Maha Haj, “Asuntos personales”, no pusiera objeciones a que Makhmalbaf presentara “Las noches de Zayandehroud” en la capital del Líbano, a pesar de la objeción de la embajada de Irán.
La mitad de los directores iraníes han salido de la República Islámica hace mucho tiempo. Y muchos de ellos se vieron obligados a exiliarse, sus películas han disgustado al régimen. La alternativa era la prisión.
Makhmalbaf ha sufrido la misma suerte, y no ha vuelto a Teherán, su ciudad natal, desde hace más de una década. Es gracias a su pasaporte francés que viaja por todo el mundo.
El artista reivindica un cine mezclando realismo y poesía, precisión documental y un cambio casi surrealista. Porque lo que le interesa como director de cine, es simplemente para poner de manifiesto la poesía de la vida cotidiana.
Muy joven, bajo la influencia de su padrastro, militó en una organización de lucha islamista contra el Sha. A los 17 años, fue encarcelado como consecuencia de un ataque contra una estación de policía y pasa prisionero de 1974 a 1979.
Total producto de la Revolución Islámica, Makhmalbaf se convirtió gradualmente en su crítico más implacable.
El director, ganador de numerosos premios internacionales, regresa ahora a Israel con una retrospectiva de más de veinte películas de la película Casa Makhmalbaf, su propia productora.
Pero las películas producidas en Israel no son de su agrado, y esta crítica debe preocupar a los directores jóvenes, israelíes y palestinos, llegados a Haifa para asistir a la conferencia.
“Me gustan los israelíes, los palestinos y los iraníes por igual, pero detesto a los gobiernos”, dijo Makhmalbaf, para evitar malos entendidos.
“Miren lo que está sucediendo a su alrededor, el sol sale y se pone en países donde la vida es mucho más dura que la suya, y ¿qué hace el cine?”, se pregunta el director.
“Cada vez se trata de un individuo específico, y de la soledad”, se lamenta Makhmalbaf.
“Miren lo que está sucediendo en Siria, las horribles escenas que presenciamos todos los días durante casi seis años, y ¿de qué hablamos, no sólo en Israel, sino en todo Occidente? De la soledad. Esto no puede continuar”, exclama Makhmalbaf.
“No soy religioso, pero no se puede ignorar los factores religiosos que existen a nuestro alrededor”, dice Makhmalbaf.
“La religión Bahá’í es tolerante y no violenta, y podría ser un ejemplo para otras religiones”, dijo.
“Las autoridades iraníes han enviado varias veces asesinos para acabar mis días”, dijo Makhmalbaf.
“He sobrevivido milagrosamente a un ataque con granada en Afganistán. En París, estuve viviendo con guardaespaldas durante todo el día”, recuerda.
“Todos mis libros y mis películas están prohibidas en Irán, y cuando el cielo aparece al final de una película como guuionista, lo mejor es quitar esa imagen de la libertad, que de todas maneras será censurada”, se indigna.
A pesar de la fuerte censura en Irán, las películas de Makhmalbaf se ven en Youtube y en TV vía satélite.
Y a pesar de su exilio, Makhmalbaf, como muchos otros, sigue definiendo sus películas como obras iraníes. Una actitud también extraña para los israelíes, que se distinguen.
Fuente: i24News – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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