ANDRÉS MOURENZA
La redada contra el periódico progresista se produce tras el cierre de una decena de cabeceras kurdas.
El estado de shock en el que está sumida Turquía desde el fallido golpe de estado del pasado 15 de julio está siendo utilizado por el Gobierno turco y el presidente Recep Tayyip Erdogan para poner los últimos clavos del ataúd de los pocos medios críticos que quedan en Turquía. Mediante las prerrogativas que le confiere el estado de emergencia, el Ejecutivo islamista ha ordenado el cierre de más de un centenar de periódicos, canales de televisión y emisoras de radio de diversas ideologías en los poco más de tres meses transcurridos desde la asonada militar y la Fiscalía, fuertemente controlada por el poder político, ha ordenado la detención de numerosos periodistas.
Pese a que los islamistas acusan a sus antiguos aliados de la cofradía musulmana de Fethullah Gülen de haber orquestado el intento de golpe de estado, la persecución se ha extendido también a los medios kurdos y de izquierda. Las últimas víctimas han sido 15 medios, en su mayoría kurdos, clausurados por decreto ley durante el fin de semana. Entre ellos se encuentran DIHA, una de las principales agencias de noticias kurda, y JINHA, centrada en la información sobre mujeres. Además, se han cerrado los diarios Özgür Gündem, Azadiya Welat (uno de los pocos publicados en kurdo) y varios de tirada local, así como tres revistas culturales y políticas vinculadas al diario Evrensel, izquierdista y prokurdo. A todos ellos se les acusa de hacer propaganda del grupo armado kurdo PKK, considerado una organización terrorista por Turquía, la UE y EE UU. “Erdogan está aprovechando el intento de golpe de estado para imponer un régimen de partido único, dirigido por una sola persona. Y para ello tiene que eliminar a la oposición y acallar a todas las voces que defienden la democracia, la paz y la igualdad en Turquía”, opina Elif Görgü, jefa de internacional de Evrensel y expresentadora del canal Hayatin Sesi TV, uno de los medios cerrados en los últimos meses: “Además, es un atentado al derecho de acceso a la información. Erdogan y el AKP no quieren que la gente sepa lo que pasa en las ciudades kurdas, no quiere críticas a su política exterior intervencionistas ni que sepa sobre la corrupción dentro del Estado”.
Todo esto ocurre, mientras en numerosas provincias del sudeste internet ha dejado de funcionar para evitar que los nacionalistas kurdos coordinen sus acciones de protesta contra la detención de alcaldes y el cierre de medios. Pero esta falta de internet ha provocado problemas en miles de negocios y, por ejemplo, las farmacias no pueden procesar las recetas al estar desconectadas de los servidores de la seguridad social.
A primeras horas de la mañana de este lunes, efectivos de la policía se personaron en la sede del diario progresista Cumhuriyet, uno de los pocos grandes diarios de tirada nacional que sigue siendo crítico con el Gobierno y al que la Fiscalía imputa “cometer delitos en nombre de organizaciones terroristas sin ser parte de ellas”. En concreto, le culpa de alinearse con la cofradía gülenista –declarada organización terrorista- y con el PKK kurdo. Además, le acusa de defender la conspiración militar del 15 de julio, algo que el propio diario desmiente, asegurando que fue “el primero en oponerse al golpe”. Los agentes también han efectuado registros en los domicilios de empleados y directivos del diario y se han cursado órdenes de detención contra al menos 13 personas, desde columnistas a editores, e incluso un dibujante, el caricaturista Musa Kart.
Mahmut Tanal, diputado del partido socialdemócrata CHP, denunció la operación policial de quedar “fuera de la legalidad” y de tener “motivaciones políticas” y achacó al Gobierno “ocultarse tras el golpe de Estado” para actuar contra “el derecho a la liberta de información”. Además, recordó que Cumhuriyet, a lo largo de su dilatada historia, ha sufrido el asesinato de sus trabajadores y la persecución del poder por defender sus valores: “la democracia, el laicismo y el Estado de derecho”.
Precisamente el diario estambulí fue uno de los galardonados en la última edición del llamado Nobel Alternativo otorgado por la fundación The Right Livelihood Award por su “valiente periodismo de investigación y su compromiso con la libertad de expresión frente a la opresión, la censura, la cárcel y las amenazas de muerte”.
El pasado jueves, el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que se exige al Gobierno turco la “liberación” de los al menos 130 periodistas detenidos tras el golpe y expresó su “preocupación” por el cierre de 150 medios en los últimos tres meses, así como por las denuncias de tortura a los informadores entre rejas.
Fuente:elpais.com
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