DOV LIEBER
Funcionarios israelíes y árabes conmemoran el aniversario del incidente, pero algunos dicen que sus causas fundamentales, como la idea de pueblo elegido de los judíos, aún no han sido abordadas
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La orden procedió del alto mando de la región: matar a cualquier aldeano árabe que rompa el toque de queda. Era el 29 de octubre de 1956, primer día de la campaña de Israel en el Sinaí, y el ejército estaba preocupado por las incursiones de las aldeas cercanas a lo que ahora es la Línea Verde, que sigue siendo la frontera jordana.
Muchos campesinos de Kafr Kassem no se enteraron del toque de queda y, de camino a casa esa noche, una unidad de la Policía de Fronteras disparó y mató a 43 hombres, mujeres y niños y lesionó a 13. Otros seis israelíes árabes murieron en enfrentamientos que duraron toda esa noche. Más tarde, el juez israelí que presidió el caso llamaría a la orden de abrir fuego “descaradamente ilegal”.
Sesenta años más tarde, durante un evento el domingo por la noche en el centro cultural de Kafr Kassem, un comité que incluía a un ex jefe del servicio de seguridad nacional Shin Bet, un rabino destacado, diputados árabes israelíes y académicos acordaron que las heridas todavía no han sanado.
Además, argumentaron, las condiciones que dieron lugar al incidente sólo han empeorado.
Uno de los oradores en el evento fue Ami Ayalon, un ex político que solía dirigir el Shin Bet, así como la Armada de Israel.
“Me disculpo en nombre de mi país, cuyos soldados mataron a sus ciudadanos que no habían hecho nada malo. La marca de Caín sólo será borrada cuando todos y cada uno de nosotros se lo contemos y enseñemos a nuestros hijos”, dijo Ayalon, que ahora es jefe del programa de seguridad nacional del Instituto Democracia de Israel, que organizó el evento.
El rabino Michael Melchior, ex ministro que también tiene el título de rabino principal de Noruega, dijo que Ayalon ya había dicho todo lo que tenía previsto decir, así que dejó sus notas a un lado y habló “directamente desde el corazón”.
Melchior se dirigió a la multitud como desde el púlpito de una sinagoga – de hecho es el rabino de una congregación en Jerusalem – citando escrituras y rabinos, incluido el difunto rabino visionario Abraham Isaac Kook.
Para él, el horror de la masacre sólo fue superado por el hecho de que los responsables fueron rápidamente liberados de la prisión, y algunos incluso ascendidos.
“Esto me llevó a hacer muchas preguntas sobre la esencia de la existencia [de Israel]. Me educaron en una sala de estudio judía. Allí aprendí por qué somos judíos y por qué existimos. Como judíos debemos construir una sociedad modelo … Reconocer la masacre es esencial para nuestra existencia aquí, para construir esta sociedad modelo”.
El ex presidente israelí Shimon Peres en diciembre de 2007 se disculpó por la masacre durante una visita a la aldea para el festival musulmán de Eid al-Adha, y en 2014, Reuven Rivlin fue el primer presidente israelí que participó en la ceremonia anual.
El alcalde de Kfar Kassem, Adel Badir, calificó la tragedia como “una herida que todavía sangra” y sostuvo que era un acto deliberado que provenía de prejuicios y normas existentes.
Más de 4.000 personas asistieron a una manifestación en la aldea el sábado, marcando el 60 aniversario del incidente, mostrando que lejos de desaparecer en la conciencia pública, la masacre seguía grabado en los residentes.
“Mantenemos nuestro derecho a que el Estado reconozca y asuma la responsabilidad de la masacre y todo lo que ello implica. Aunque tarde otros 100 años”, dijo Frej, un residente de Kafr Kassem.
Después del evento, Times of Israel preguntó a Frej cómo querría que el gobierno reparara la masacre de 1956.
“Primero, insertarlo en la educación judía y árabe y las lecciones aprendidas de ella”, dijo.
Segundo “Hacer que los jóvenes judíos y árabes interioricen la narración del otro … Basta de ‘Soy parte del pueblo elegido y él es un invitado aquí’, o lo contrario”, dijo.
Sarsour Mustafa, de 72 años, de Kafr Kassem, cuyo abuelo nació en el pueblo, dijo que “el evento reunió a las dos naciones”.
Mustafa dijo que recordaba bien la masacre y que un amigo suyo que se sentaba a su lado en la escuela estaba entre las víctimas del incidente.
“Este es un buen progreso para Kafr Kassem”, dijo, señalando que cada año más gente viene a la aldea a conmemorar su tragedia.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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