SHMULEY BOTEACH
Uno sabe que la democracia estadounidense está en problemas cuando el New York Times publica un artículo de opinión instando a que Estados Unidos acepte una monarquía.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – De todas las cosas que creí que nunca leería, pedir que Estados Unidos revise la deposición del rey Jorge III hace más de 230 años estaba probablemente en la parte superior de la lista.
Luego está la decisión del gobierno iraní de transmitir los tres debates presidenciales en vivo – como forma de mostrar la decadencia moral los EE.UU. Quién hubiera pensado que un país que censura tan fuertemente cualquier mensaje estadounidense optaría por transmitir nuestros debates sin restricciones como forma de decirle a su gente, “Crees que Irán está mal, pero mira a estos chalados”.
Lo que es seguro es que no es tan malo. Pero ¿cómo hemos llegado a este lugar – las elecciones presidenciales más violentas de nuestra vida?
Todo se reduce a una cosa: los valores – los valores, y su erosión en el discurso estadounidense.
En los últimos ciclos presidenciales, he lamentado que el debate sobre los valores se centrara en el aborto, el matrimonio homosexual y la contracepción. En un giro fascinante, ninguno de ellos ha jugado un papel en estas elecciones. Sin embargo, su enfoque continuo en las últimas dos décadas a través de ciclos repetidos de elecciones significaron que Estados Unidos no tuviera ninguna discusión seria sobre los valores sustantivos que podrían renovar la república.
Por ejemplo, ha habido poco o ningún debate sobre la decadencia de la familia, el aumento del divorcio, la creciente sexualización de las mujeres, ¿qué valores deben ser discutirse para influir en el debate de la inmigración, cómo debemos responder a los malos gobiernos que tratan brutalmente a su gente, el crecimiento del narcisismo y el egocentrismo entre los jóvenes, qué define el éxito y si la honestidad debe preceder al ansia de poder.
Estas elecciones depravadas no son parte de la erosión de los Estados Unidos per se. Estados Unidos sigue siendo un pueblo majestuoso y fuerte, sin duda, el mejor país del mundo. Sin embargo, hay una escasez casi completa de un debate serio sobre los valores.
No estoy seguro de que algo realmente sustantivo haya destacado en estas elecciones. En su lugar, nos hemos centrado durante meses en el servidor de correo electrónico de Hillary Clinton, y en la fundación, y en las interacciones de Donald Trump con las mujeres y en los insultos en línea.
Los candidatos, a veces, abordaron diferencias políticas serias, como el Obamacare, la inmigración y la política exterior. Pero han sido pequeñas luces en una constelación oscura.
El declive del discurso público de fondo también es parte de la desaparición de la religión – o debería decir de la influencia religiosa – en Estados Unidos. De hecho, aunque Estados Unidos sigue siendo una de las naciones más religiosas de la Tierra y los más religiosos en el mundo occidental, ¿dónde hemos visto su influencia en estas elecciones? ¿Ha intervenido acaso alguna figura religiosa con autoridad destacada en el comportamiento de los dos candidatos?
No. Los cristianos evangélicos están detrás de Trump por temor a la designación de jueces liberales de la Corte Suprema. Los protestantes, supongo, están detrás de Clinton porque a menudo no pueden distinguir entre sus propios valores socio-activistas y temas de conversación Demócratas.
La comunidad judía se ha desgarrado por un dilema crítico. Trump parece mejor para Israel porque se opone al acuerdo genocida de Irán, apoya los asentamientos israelíes, y se opone a una solución de dos estados en los que un estado palestino será rápidamente superado por Hamas. Pero ¿su comportamiento está de acuerdo con los valores judíos?
Clinton, dice que tendrá mejores relaciones con Israel que Obama, pero hace poco para diferenciarse de las políticas de Obama y de hecho fue el arquitecto de muchas de sus políticas, sobre todo el atroz trato con Irán, que por siempre perdurará en la infamia de la política extranjera estadounidense.
Se cierne sobre estas elecciones el espectro de Siria y lo poco que a nadie le importa el casi-genocidio de los árabes que ha tenido lugar bajo el presidente Obama. Creo que la historia lo juzgará duramente por su omisión. Pero en este momento, los estadounidenses parecen demasiado cautivados con el gran entretenimiento proporcionado por estas elecciones circenses como para preocuparse.
Estados Unidos fue, y debe ser, una vez más, una nación seria responsable, en última instancia, de establecer normas morales globales. Sí, no queremos ser los gendarmes del mundo. Pero tampoco queremos ser como cualquier otra nación. No negamos que somos la nación más poderosa de la tierra con los mejores valores. Valoramos la libertad personal, los derechos humanos, la dignidad humana y la libertad humana.
Es por tanto para nuestro gran descrédito que quienes definen esos atributos estadounidenses hayan tenido un pequeño papel tan pequeño en el debate durante esta campaña.
Ningún rey británico – ni estadounidense – nos salvará. Y dictaduras brutales como Irán ciertamente no son la respuesta. EE.UU. siempre ha sabido que el poder debe estar en manos del pueblo, puesto que es en ellos, y no las élites, en quienes se puede confiar para salvaguardar la libertad humana.
No tengo ninguna duda de que de los fragmentos de estas extrañas elecciones presidenciales, renacerá la democracia estadounidense. También tengo pocas dudas de que la renovación de los valores estadounidenses no vendrán de ninguna figura mesiánica – ni de derecha ni de izquierda – sino de los estadounidenses promedio, que poco a poco restaurarán la república a la decencia, la sustancia y la seriedad que siempre ha representado.
El rabino Shmuley Boteach, el “Maestro de América”, a quien The Washington Post llama “el rabino más famoso de América” es el autor internacional de 31 libros de superventa, incluido el recientemente publicado “El Israel Guerrero”. Ganador de la competición del año del Predicador del Times de Londres, es fundador de la Red Mundial de Valores, una de las empresas más importantes de Estados Unidos que defienden a Israel en los medios nacionales. Síguelo en Twitter @RabbiShmuley.
Fuente: The Algemeiner – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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