ADAM RASGON
Mientras muchos palestinos aclaman a Arafat como el padre del nacionalismo palestino, otros, entre ellos muchos israelíes, creen que tiene sangre en las manos.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El Museo Yasser Arafat abrirá sus puertas el jueves, 12 años después de que el líder palestino muriera en circunstancias inciertas.
El museo, que costó más de 7 millones de dólares y cuya construcción duró ocho años, se encuentra entre la tumba de Arafat, visitada diariamente por palestinos, dignatarios extranjeros y turistas, y la oficina del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
Muchos palestinos aclaman a Arafat como el padre del nacionalismo palestino. Las más de 100 exposiciones, incluidas instalaciones digitales, exploran su vida y la historia del pueblo palestino. Incluyen inscripciones y clips sobre la Declaración Balfour, el Plan de Partición de 1947 de la ONU, la Conferencia de Paz de Madrid, la elección de Arafat a la presidencia de la AP y muchos otros eventos históricos.
Nasser al-Kidwa, sobrino de Arafat y miembro del Comité Central de Fatah, dijo que el museo deliberadamente optó por no centrarse exclusivamente en la vida de Arafat.
“Queremos mostrar toda la historia del pueblo palestino, desde los albores del siglo XX hasta 2004”, dijo fuera del museo. “Esta historia tiene 100 años de conflicto y expropiación, [pero] también el papel de Arafat, que es la figura principal en este viaje palestino”.
Al final de los cuatro pasillos de las exposiciones y a través de una pasarela de tamaño mediano con vistas a la entrada de la Mukata, la sede de la AP, está la pieza central del museo, el ala donde Arafat y sus asociados fueron asediados por las Fuerzas de Defensa de Israel durante 34 días durante la segunda intifada.
El ala incluye la oficina de Arafat, donde grabó muchas entrevistas, realizó reuniones y trabajó. También contiene los cuartos de dormir de Arafat, un dormitorio pequeño sin ventanas con una cama sencilla y un armario de madera.
El dormitorio presenta alfombras de oración, sombreros de invierno, cobijas y almohadas gastadas y un dibujo de la hija de Arafat, Zahwa.
Muhammed Halayka, director del museo, dijo que el dormitorio refleja la humildad de Arafat.
“La habitación muestra que Arafat era simple y humilde; él no adoptó una gran manera de vivir, como otros presidentes”, dijo. “Vivía como cualquier palestino común”.
Hassan Shtaiwa, de 39 años, quien sirvió como guardia personal de seguridad de Arafat durante el asedio israelí, recordó que el líder palestino mantuvo su compostura e incluso hacía bromas.
“Lograba mantenerse contento y hacer bromas cuando todos estaban deprimidos”, dijo Shtaiwa, que pronto se hará cargo de la seguridad del museo. “Fue un gran apoyo para todos nosotros”.
La apertura del museo viene cuando Fatah, el partido de Arafat, sufre de divisiones y luchas internas. Se espera que a finales de mes se convoque para elegir un nuevo liderazgo, pero muchos analistas dicen que Abbas pretende utilizar la conferencia para consolidar su autoridad.
El museo también cuenta con un puñado de las posesiones más preciadas de Arafat, como su pistola, la keffiyeh (bufanda de cabeza) y el Premio Nobel de la Paz. Además, muestra importantes documentos originales y discursos, como el anuncio militar de la primera “operación” de Fatah contra Israel y el famoso discurso de la ONU de 1974 en el que Arafat dijo que llevaba una rama de olivo y una pistola.
El director del museo Halayka dijo que muchas otras pertenencias y documentos importantes aún estaban en la oficina de Arafat en Gaza, que Hamas ha cerrado a los funcionarios del museo. Además, Kidwa dijo que muchos otros documentos y pertenencias se habían perdido.
“El archivo de Arafat, que es probablemente el único archivo coherente y completo, fue objeto de varios ataques en Beirut y más tarde en Gaza”, dijo Kidwa. Lo mismo ocurrió con sus pertenencias.
Por ejemplo, el museo no pudo encontrar el certificado original del Premio Nobel de la Paz de Arafat y en su lugar muestra una copia que reprodujo el comité del Nobel.
Al otro lado de la calle del museo, Ahmad Said, un estudiante palestino de 22 años residente en Jordania, dijo que creía que el museo era muy importante.
“Es un recordatorio de la intifada y la lucha cuando no nos dimos por vencido en nuestro país”, dijo.
Yasser Khasib, un portero de 51 años, dijo que no tenía ninguna razón para visitar el museo.
“Nadie sabe quién es un símbolo y quién ya no lo es”, dijo Khasib. “No hay esperanza para el futuro. A nadie le importa.
Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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