הכריזו בסדום ואמרו: כל מי שהוא מחזיק ידו בפת לחם לעני, לגר ולאביון יישרף באש
Lot y Abraham vivían en la misma zona. Pero cuando los pastores de Abraham y de Lot se pelean, Abraham le sugiere a Lot que cada uno tome caminos separados. “Mira la tierra que está frente a ti”, le dice Abraham a su sobrino, “y elige dónde quieres asentarte. Si eliges ir para el norte, yo ire para el sur. Y si eliges ir hacia el sur, yo iré hacia el norte”. Lot no lo duda y elige establecerse en Sedom. ¿Por qué? Porque Sedom era una ciudad de riqueza y estabilidad económica. En ese entonces, esa área poseía abundantes ríos y los que allí vivían no dependían de la lluvia, y las sequías no los afectaban. Seguramente Lot imaginaba que allí, en Sedom, iba a construirse una hermosa casa, iba a tener el mejor carro, y casarse él y sus descendientes con personas de mucho dinero. ¡Que vida tan exitosa le esperaba a Lot en Sedom!
RAB YOSEF Y RABBANIT COTY BITTÓN
Pero la Torá también advierte que las personas de Sedom eran realmente malas. No dejaban que nadie compartiera sus riquezas. Y en lugar de asistir, oprimían y explotaban al más débil. Los Jajamim dijeron que en Sedom se estableció una ley que decía que “aquel que ayudara a un pobre, a un huérfano o a un extranjero sería ejecutado”. (Sedom siempre me hizo recordar la filosofía de Nietzsche, que luego adoptó el Tercer Reich, donde al débil o al enfermo no se le tenía que tener compasión y asistir, ya que esto representaba un desperdicio de los recursos del estado. La sociedad Aria debía dedicarse sólo al progreso de los hombres y mujeres sanos, aplicando una ley natural elemental aprendida de Darwin: la supervivencia del más fuerte).
Lot venia de un ambiente que no podía ser más diferente. Lot había sido criado en la casa de Abraham Abinu. Una casa abierta para todos los necesitados. Lot tuvo que haber absorbido estas lecciones de Abraham. Y me imagino que cuando Lot se da cuenta de la naturaleza de los habitantes de esa ciudad, se habrá preguntado a sí mismo: Y ahora ¿qué hago? ¿Me quedo en esta ciudad o me voy de aquí? Lot decidió quedarse. Quizás pensó que él tendría la fortaleza emocional suficiente como para no dejarse influenciar por los demás…. pero Lot fracasó. Y si bien es cierto que conservó algunas de las características de Abraham, por ejemplo, recibió a extranjeros (malajim) arriesgando su vida, vemos que todo lo hizo solo. A diferencia de Abraham, que junto con su esposa Sara prepararon el banquete para sus visitantes, la esposa de Lot no aparece… él mismo, y solo, tuvo que preparar la comida para sus huéspedes. Cuando Abraham le pidió a HaShem que no destruyera a la ciudad de Sedom si se encontraban en la ciudad 10 personas justas, Abraham estaba pensando en Lot y su familia. Lot, su esposa, sus dos hijas casadas, sus maridos, y sus dos hijas solteras y sus prometidos. En total 10 personas. HaShem, al final, destruye la ciudad y de aquí vemos que Lot ni siquiera pudo influir en su familia. Lo que es más. Cuando Lot ofrece a sus hijas solteras vemos que en realidad, Lot terminó influenciado por los demás. Se transformó, sin darse cuenta, en un habitante más de Sedom.
Una de las lecciones más importares que escuché en mi vida es la del sapo. ¿Cómo se cocina un sapo? (No sé si esto es verdad o es una leyenda urbana. En cualquier caso, por favor, no lo intenten, ya que aparte de ser tremendamente cruel no es Kosher). Para los franceses, el sapo cocido es un manjar exquisito. El tema es que al sapo hay que cocinarlo vivo. ¿Cómo se cocina al sapo? Si se pone al sapo en agua hirviendo, el sapo inmediatamente saltara afuera de la olla. Pero si se lo coloca al sapo vivo en una olla con agua a temperatura ambiente y a fuego lento, el sapo no se escapa de la olla. ¿Cómo puede ser?
El cuerpo del sapo puede detectar cambios de temperatura drásticos. Por eso, si lo sacamos de una temperatura de 20 grados y lo exponemos a los 100 grados de agua hirviendo, salta para afuera. Sin embargo, el sapo tolera “pequeños” cambios de calor, se adapta a la nueva temperatura y es incapaz de “sumar” esos pequeños cambios y detectar “un gran cambio”. Me explico: cuando el fuego lento lleva la temperatura del agua de 20 a 25 grados, el sapo dice: “5 grados no es nada. No hay peligro.” Y se adapta a 25 grados. Cuando el agua llega a 30, el sapo, adaptado a los 25, dice: “5 grados, no es nada”. Y cuando llega a 35, dice lo mismo: “5 grados, no me afectan”. El sapo va tolerando y adaptándose a esos pequeños cambios y es incapaz de sumar esos cambios y decirse a sí mismo: “De 20 a 35… ¡Son 15 grados! Esto no me gusta, puede terminar mal” Finalmente cuando llega a los 100 grados, ya es demasiado tarde para el sapo….
Con las personas pasa algo muy parecido en términos de “influencias”. Cuando estamos rodeados de individuos con distintos valores, comenzamos a absorber esos valores de forma muy gradual. Tan gradual que es casi imperceptible. Con el tiempo, nos pasa como al sapo: No percibimos que los pequeños cambios se van sumando. Y cuando nos queremos dar cuenta, ya es demasiado tarde….
La lección que aprendemos de Lot es que tenemos que elegir con mucho cuidado el ambiente donde vivimos, nos educamos y criamos a nuestros hijos. Que no nos pase como al sapo.
שבת שלום
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