THE WALL STREET JOURNAL
Si honra el acuerdo nuclear, Trump tiene que ejecutarlo con vigor.
En el verano del 2015 el congresista Mike Pompeo y el Senador Tom Cotton visitaron la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en Viena, donde se enteraron de dos codicilos secretos del acuerdo nuclear iraní. La administración Obama había fallado en revelar estos acuerdos laterales al Congreso. Cuando se lo presionó sobre los detalles de los codicilos, el Secretario de Estado John Kerry afirmó no haberlos leído nunca.
Este episodio nos fue recordado con las noticias de que Donald Trump ha solicitado al congresista Pompeo dirigir la Agencia Central de Inteligencia. El republicano por Kansas está siendo denunciado por los liberales como un “intransigente,” pero la verdad es que él ha mostrado una racha independiente que le ha permitido plantear preguntas espinosas y reunir información vital que funcionarios del gobierno quieren suprimida. ¿No es eso lo que los estadounidenses deben esperar en un director de la CIA?
Eso se duplica con respecto al acuerdo nuclear iraní, al cual se opuso Pompeo en parte debido a la prestidigitación diplomática que él y el Senador Cotton descubrieron en Viena. De los dos acuerdos secretos, uno concernía a la inspección por parte de la agencia nuclear de la planta militar Parchin, donde se sospechaba que los iraníes probaron componentes de un arma nuclear. El otro concernía a la falta de respuestas de Irán a preguntas sobre las posibles dimensiones militares de su programa nuclear.
Ambas cuestiones fueron a la pregunta de si sería verificable el cumplimiento de Irán con un acuerdo, y es fácil ver por qué la administración estaba tan reticente a divulgar los hechos. La AIEA tenía permitida una inspección a Parchin, donde descubrió rastros de uranio, y la agencia luego emitió in informe exculpatorio sobre el trabajo militar de Irán para facilitar la implementación del acuerdo.
Desde entonces nos hemos enterado mucho más sobre los términos precisos del acuerdo nuclear—incluyendo la voluntad de la administración de ignorarlos para aplacar a los iraníes. Eso incluye permitir a los mulás construir y probar misiles balísticos y exceder el límite del acuerdo de 300 kilos en uranio enriquecido bajo. La AIEA también informó este mes que Irán excedió su límite de aguas pesadas por segunda vez este año.
El alcance de las violaciones de Irán fue expuesto la semana pasada en un análisis detallado del Instituto para Ciencia y Seguridad Internacional. “El informe de la AIEA es tan disperso como para confirmar las sospechas que las controversias por el cumplimiento están siendo omitidas del informe en forma deliberada”, destacan los autores David Albright y Andrea Stricker. Eso hace aún más importante la tarea de la CIA de investigar los programas nucleares de Irán, lo cual es otra razón para dar la bienvenida a la nominación de Pompeo.
Más allá de eso está la pregunta mayor de cómo debe tratar la próxima administración el acuerdo nuclear, al cual Trump ha llamado a menudo “desastroso.” El Sr. Pompeo tuiteó la semana pasada antes de su nominación que quiere ver revertido al acuerdo. Pero la cuestión es cómo hacer eso en una forma que no permita a Irán construir la bomba. Una retirada estadounidense unilateral también haría difícil, si no imposible, concentrar una coalición mundial para nuevas sanciones globales contra Irán.
Una estrategia para la administración Trump sería anunciar que honrará a regañadientes el acuerdo—y ejecutarlo incansablemente. Eso pone la carga diplomática sobre Teherán por sus violaciones. Esto incluiría ejecutar el “resorte económico” que el gobierno de Obama prometió cuando trató de vender el acuerdo al Congreso pero no tuvo ninguna intención de cumplir.
La administración Trump podría reanudar también la aplicación de las actuales sanciones estadounidenses contra Irán por su apoyo por el terrorismo y los abusos de derechos humanos. Responsabilizar a las instituciones financieras cuando se hacen negocios con Irán sería un buen lugar para empezar, como lo sería una reanudación de las sanciones contra bancos como Sepah, el cual financia el programa de misiles balísticos de Irán.
Deshacer el daño estratégico del acuerdo de Irán no sucederá repentinamente, y el gobierno de Trump tendrá que moverse cuidadosamente para evitar los traspiés diplomáticos con aliados y adversarios. Tener a Pompeo en la CIA da más confianza en que al menos Estados Unidos será honesto cuando Irán esté rompiendo sus compromisos.
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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