Las creencias: no sólo hay que hacer lo correcto sino también hay que pensar lo correcto

Ni en la Biblia ni en el Talmud encontramos una lista sistematizada de creencias o dogmas. La estructura de la Biblia se basa en aceptar el hecho de que Dios existe y de que hay una relación de Él con los hombres, especialmente con Israel.

MARCOS GOJMAN

En la Biblia, en ningún versículo, encontramos explícitamente un mandamiento que nos obligue a “creer” en algo, por ejemplo, en la existencia de Dios. No lo hay, y tampoco hay un castigo por no creer. Algunos dirían que creer en Dios está implícito en los mandamientos que dicen: “Yo soy el Señor tu Dios” o “Amaras a Dios”, pero esa idea no está presentada de manera explícita.

Ni en la Biblia ni en el Talmud encontramos una lista sistematizada de creencias o dogmas. La estructura de la Biblia se basa en aceptar el hecho de que Dios existe y de que hay una relación de Él con los hombres, especialmente con Israel. Podríamos decir que estos son los dos dogmas básicos que están implícitos en el texto bíblico. Por su parte, los sabios del Talmud no se ocuparon mucho del tema, excepto en contados casos como en el tratado Sanhedrin que dice: “Estos son los hombres que serán excluidos del mundo venidero: Aquel que dice que no hay resurrección de los muertos, aquel que dice que la Torá no fue recibida del cielo y el hereje (apikoires)”. En el Midrash también se habla de creer en la llegada del Mesías y de que Dios premia o castiga.

En la Edad Media, los dogmas fue un tema del que se empezaron a ocupar muchos de nuestros sabios, quizás por la influencia del islam y de los caraítas. Uno fue Saadia Gaon, quien en su libro “Creencias y Opiniones”, enumera cinco dogmas, los cuales, doscientos años después, Maimónides los integró en su lista de trece dogmas. Dicha lista al principio fue rechazada por algunos sabios, como Najmanides, pero con el tiempo fue aceptada por todos, al grado que hoy está incluida en el rezo, con el Ygdal, un himno que se canta con frecuencia. En la modernidad, algunos teólogos como Mendelsohn y Leo Baeck, rechazaron la idea de que el judaísmo tiene dogmas y que el haberlos enlistado es contrario a lo que la Biblia y los sabios del Talmud enseñan.

Los trece principios de fe de Maimónides podemos agruparlos en cuatro grupos: el primero es la creencia que Dios existe, que es uno sólo, que no tiene cuerpo físico, que es eterno y que es el único al que debemos rendir culto. El segundo es el creer en los profetas, que Moisés es el más grande de ellos, que la Torá le fue dada a Moisés en el Monte Sinai y que la Torá es inmutable. El tercero es que Dios conoce las acciones del hombre y que de acuerdo a ellas lo premia o castiga. Y el cuarto es la creencia en la redención del Mesías y en la resurrección de los muertos.

Podríamos cuestionar, como muchos lo han hecho, ¿por qué esos trece dogmas y no otros más o algunos menos, o ninguno? Salomon Schechter nos dice: “Lo importante no es el que la lista este completa o no, lo importante es el hecho que nuestros sabios se ocuparon de prepararla para hacernos pensar y que el hombre no solo sea capaz de hacer lo correcto sino también de pensar lo que para cada uno es lo correcto”.

Bibliografía: Salomon Schechter: Studies in Judaism, Cap.VI, primera serie.

Fuente:alreguelajat.com

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