El Noveno Mandamiento: “No darás falso testimonio”

El Noveno Mandamiento dice: “No serás un falso testigo contra tu prójimo”, lo cual es explicado por la tradición judía como “No mentirás en una corte de justicia”.

RABBI YOSEF BITTON

Tal como hemos explicado, “No robarás” se refiere a la máxima forma de robar: robar una vida (secuestro, tráfico humano, esclavización, etc.). El noveno mandamiento también se refiere a la máxima expresión de la mentira: mentir en la corte de justicia. Si no se criminalizara la mentira en la corte, no podría existir la justicia. Y sin justicia tendríamos corrupción, anarquía e impunidad. La sociedad colapsaría. La Torá nos advierte severamente acerca de la manipulación y la distorsión del sistema judicial, criminalizando, por ejemplo, el soborno a jueces u otros oficiales de la corte. Este mandamiento nos advierte específicamente sobre mentir en la corte, lo cual se llama en castellano “perjurio”.

La ley judía toma muy seriamente el tema de testimonios. Hay varias condiciones para que alguien pueda servir como testigo. Por ejemplo, los testigos no pueden ser familiares del acusado o de alguna de las partes. En una corte judía un solo testigo no puede dar testimonio. Se necesitan siempre por lo menos 2 testigos. El hecho que se requieren dos testigos en lugar de uno, si bien no evita completamente el perjurio, disminuye drásticamente la posibilidad del falso testimonio.

También hay cuestiones de carácter que pueden descalificar a un testigo. Los impíos (resha’im) son incompetentes para actuar como testigos. Esto incluye personas que han cometido delitos: delincuentes, estafadores, ladrones, usureros, etc. Tampoco pueden ser testigos los apostadores o las personas que deliberadamente y sin justificación dejan de trabajar o estudiar, ya que son sospechosos de pasar su tiempo libre en actividades delictivas (ver más detalles en el Shulján ‘Aruj Joshen Mishpat Capítulo 34).

Un hombre que no tiene conocimientos básicos de la Tora (la Biblia) o de la Mishná o de las normas básicas de la conducta civilizada (derej erets), se presume que su vida es reprochable y por lo tanto no se lo considera competente como testigo. Esta presunción, sin embargo, es refutable si hay evidencia de que, a pesar de la ignorancia de esta persona, su conducta es intachable.

Todos estos requerimientos y limitaciones tienen como objetivo evitar en lo posible que el sistema judicial judío pueda ser degradado.

Volviendo al tema de testigos falsos; en los tiempos del Talmud, cuando existían las cortes rabínicas, existían severas penas para los falsos testigos. Por ejemplo: si los testigos falsos eran recusados por otros testigos, demostrando que no pudieron haber estado en el lugar del crimen durante la fecha que mencionaron en su testimonio (‘edim zomemim), los primeros testigos recibían la pena que correspondía al crimen que quisieron adjudicarle al acusado. Así, por ejemplo, si basado en el testimonio de estos falsos testigos, el acusado tendría que pagar una indemnización de 1,000 pesos, los falsos testigos tendrían que pagar esos 1,000 pesos. Lo que es más, si los falsos testigos acusaron a alguien de un crimen que conlleva la pena de muerte, esos falsos testigos eran condenados a la pena capital.

A pesar de todos estos recaudados para que la justicia sea alcanzada, la mentira de los testigos, a veces, no se puede detectar. La Torá garantiza sin embargo que cuando la justicia humana es defraudada, la Justicia Divina no tardará en llegar.

Leemos en el libro de Mishlé del rey Salomón, que un falso testigo que se salió con las suyas y pudo engañar a la corte de justicia humana, se las tendrá que ver con la Justicia Divina. HaShem no absolverá ni perdonará al testigo falso. עד שקרים לא ינקה ויפיח כזבים לא ימלט, “El testigo falso no quedará sin castigo; y el que declara mentirás no escapará [de la justicia Divina]”, Proverbios 19:5.

Todos los días, 3 veces por día, pedimos en nuestras Tefilot [=oraciones, específicamente, la ‘amida] que HaShem renueve las cortes de justicia y así, cuando reine la rectitud, desaparecerán muchos de nuestros pesares. Declaramos al final de esta oración que HaShem, es מלך אוהב צדקה ומשפט, es un Rey [“Rey” aquí significa “Juez Supremo”] que ama la rectitud y la justicia. Y por lo tanto, no deja que reine la impunidad.

Fuente: halaja.org

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