LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Yemen, ubicado en la Península Arábiga, vive una crisis humanitaria derivada de una guerra civil entre los separatistas huthi del Sur y las fuerzas gubernamentales.
Los huthi iniciaron su insurrección a mediados de la década pasada en defensa de la comunidad chií zaidi, a la que pertenece un tercio de los 26 millones de habitantes de Yemen, frente a la discriminación socioeconómica y el ascenso del extremismo suní. Después de varios años de combates intermitentes contra el gobierno alcanzaron un alto al fuego en el 2010, empero, al año siguiente se mostraron muy activos en la revuelta popular, denominada Primavera Árabe, que terminó de derrocar al chiita a Ali Abdalá Saleh (AAS), quien gobernó a Yemen por 33 años.
Desde enero del 2015 los huthi conquistaron territorios de Yemen, incluyendo Sana, su capital; su avance obligó a dimitir, ese año, al presidente sunita Abu Rabubu Mansoon Hadi (ARMH) y a su gabinete, quien huyó a la ciudad portuaria de Aden donde declaró que continuaba siendo presidente de Yemen; en el presente su paradero es incierto.
Los huthi tienen su base de operación en el norte de Yemen, cuentan con el respaldo de las fuerzas leales del ex presidente AAS y son aliados de Irán (chiita) que les ha proporcionado armamento. Por su parte, Arabia Saudita (sunita) rival de Irán, lo último que no quiere es tener en su frontera un Estado yemení dirigido por Irán; de aquí que Arabia Saudita ha encabezado una coalición militar con los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahréin, Jordania, Marruecos y Sudán que inició una campaña de bombardeos aéreos contra los rebeldes huthi desde marzo del 2015, además ha sido apoyada en su ofensiva por fuerzas navales de Pakistán y Egipto. La coalición está aliada con grupos hostiles a los huthi que operan sobre el terreno en Yemen, conocidos como “Comités de Resistencia Popular”. EUA apoya a Arabia Saudita, al considerar que la organización terrorista Al Qaeda tiene una fuerte presencia en el centro y sureste de Yemen; cabe destacar que Al Qaeda surgió en enero del 2009 con la unión de los grupos terroristas yemenitas y saudíes vinculados a la organización de Bin Laden.
A un año y medio de la guerra civil en Yemen, los huthi han perdido territorios, no obstante, mantienen el control de la capital y de las zonas noroccidentales, asimismo “se han atrevido a cruzar la frontera Saudita, lanzando pequeñas incursiones a través de la misma”. Las fuerzas salafistas, lejos del centro de la batalla, han aprovechado los enfrentamientos de los bandos beligerantes para capturar nuevas ciudades.
De acuerdo a la ONU, al menos 10 mil yemeníes han muerto en la guerra, la mitad de ellos civiles, y en su mayoría, víctimas de los bombardeos de la coalición. Por lo demás, 3.2 millones de yemeníes se han visto obligados a abandonar sus hogares y 14 millones se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. El 83.0% de la población de Yemen depende actualmente de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
Para impedir la llegada de suministros a las fuerzas huthi, la coalición ha impuesto un bloqueo aéreo y naval parcial que ha limitado severamente la importación y aprovisionamiento de combustibles y otros bienes básicos: agua, alimentos, suministros médicos y, en general, asistencia humanitaria. Sin la intermediación inmediata de la comunidad internacional. Yemen está amenazado por una hambruna.
Por otra parte, Amnistía Internacional (AI) ha documentado información que revela que todos los involucrados en el conflicto han cometido violaciones a los derechos humanos; aparentemente varios de los ataques de la coalición encabezada por Arabia Saudita han tenido deliberadamente como objetivo instalaciones civiles como hospitales, escuelas, mercados y mezquitas, por lo que podrían constituir crímenes de guerra. La coalición también ha empleado municiones de racimo, armas explosivas letales cuyo uso está prohibido por el derecho internacional. Asimismo, AI ha documentado que ambos bandos han empleado armas poco precisas, como fuego de artillería y mortero o cohetes Grad en áreas civiles densamente pobladas. También han realizado acciones bélicas en zonas residenciales, lanzando ataques desde viviendas, escuelas y hospitales, o desde sus inmediaciones.
Diferentes países han continuado vendiendo y trasfiriendo armas a Arabia Saudita y a otras naciones miembro de la coalición para su uso en el conflicto de Yemen. Igualmente se han desviado armamentos que han terminado en manos de los combatientes huthi y otros grupos armados que luchan en Yemen. España, EUA, Francia, Italia, Holanda y el Reino Unido registraron ventas de armas a Arabia Saudita por más de 25 mil millones de dólares en el 2015. ¿Y la ONU dónde está para frenar la crisis humanitaria en Yemen?
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