Skorka, el amigo judío del Papa, en México: “Cuando dialogas, el otro se vuelve ser humano”

El Rabino Skorka es un amante del diálogo; es probablemente esta afición de conocer al otro mediante la palabra lo que lo ha llevado a ser el mejor amigo de Francisco Bergoglio, quien es hoy el Papa. En el marco de su su visita a México, impartió en la Universidad del Claustro de Sor Juana la ponencia: “Diálogo interreligioso en un mundo en crisis”, en la cual explicó lo que constituye un verdadero diálogo, pues la comunicación verbal no siempre lo es.

La religión judía, según el Rabino, nos enseña a través de Las Escrituras que el diálogo es fundamental: el único ser al cual D-os se dirige en forma dialogal es el hombre. A la vez, la descripción del crimen de Caín y Abel muestra la parte negativa de nuestra humanidad, parte que sólo tiene un antídoto: el diálogo.

El diálogo requiere una relación de empatía: saber quién es el otro. Conocer el otro, palabra que también significa, en la Biblia, amar: el amor total (carnal) entre un hombre y una mujer; o también, como en palabras de Oseas, el amor entre D-os e Israel.

En la amistad que unía al Rabino Skorka y al Papa Francisco, hubo muchos espacios de diálogo; llevaron a la elaboración del libro “Entre el Cielo y La Tierra”, que recopila un centenar de horas de conversación “franca y sincera” entre los dos religiosos, cubriendo temas como el celibato de los prelados, la homosexualidad e incluso la Shoá.

Acerca de este último tema, Skorka aclaró que, para el actual Papa, el Holocausto judío es único. Y a pesar de que existen otros, como el armenio, en ninguno, “se quiso matar al Pueblo de Dios”.

Otras actividades comunes siguieron: 31 programas televisivos en los cuales fueron los protagonistas. Skorka recuerda que lo detenían en la calle para decirle: “Yo no soy creyente pero me hace bien escucharlos”. El mensaje pasó de judeo cristiano a universal.

A la vez, en dic 2009, cuando dos periodistas hicieron una biografía del entonces Arzobispo Francisco Bergoglio, le comunicaron a Skorka la petición especial del prelado: que el Rabino prologara el libro. Como hecho histórico, ¡un cardenal le pedía a un judío escribir el único prólogo de su libro!

Finalmente, el Rabino recordó el final de su visita a Auschwitz, al lado de quien es hoy el líder del mundo católico. Un periodista polaco le preguntó acerca de sus sentimientos y Skorka respondió: “Eso se dio por la ausencia del diálogo. Cuando dialogas, el otro ya no es una cosa; empieza a ser visto, a través de una óptica hermana,como lo que es, un ser humano”.