Para encontrar el significado original detrás de un concepto o una idea judía, debemos analizar el origen de las palabras hebreas que definen esa idea. Advierto que inevitablemente, una aventura filológica de ese tipo puede convertirse en un poco técnica y densa, especialmente para el lector que no domina la lengua hebrea. De mi lado trataré de ser lo menos técnico posible. Del lado del lector, apelo a su paciencia y comprensión, con la esperanza de que al finalizar la lectura sienta que el esfuerzo valió la pena.
RABBI YOSEF BITTON
Estamos terminando de analizar el Décimo Mandamiento: “No envidiarás.” La envidia ha sido siempre asociada simbólicamente con el “ojo”, ya que mirar y observar lo que tiene el vecino es el principio que conduce a los celos y a la envidia. Una breve búsqueda en Google (“mal de ojo”) nos demostrará que virtualmente todas las religiones y culturas, incluyendo a las antiguas religiones paganas e idolatras, creían y creen en el poder del “mal de ojo”. Esta realidad nos tiene que alertar y hacernos revaluar cuál es exactamente la idea judía acerca del mal de ojo, que obviamente no puede ser asociada con la idea pagana del mal de ojo. Comencemos, como dijimos, por un análisis etimológico.
En el idioma hebreo, Bíblico o rabínico, no existe la palabra o expresión “mal de ojo” (?רעת העין) . Hay, sin embargo, dos expresiones parecidas:
1. “El ojo del malo” (עין הרע)
2. “El ojo malo” (עין רעה).
Comencemos por aclarar que la palabra עין (que se pronuncia ‘ayin), “ojo” en hebreo corresponde al género femenino. Por eso no se puede decir en hebreo עין רע para decir “el ojo malo” sino que se dice עין רעה, en femenino. Ahora bien, si עין הרע ‘ayin hará no se refiere al mal de ojo, ¿a que sí se refiere? O, en otras palabras, ¿qué significa “el ojo del malo”?
עין הרע Para entender el concepto del “ojo del malo” deberíamos compararlo con una expresión hebrea mucho más y mejor conocida: “leshón hará” (que mucha gente erróneamente pronuncia “lashón hará”). En hebreo la palabra “lashón”, lengua, también es femenino (en hebreo, los elementos del cuerpo se adjetivizan en femenino: lashon medaberet guedolot, etc). Leshón hará entonces no es la “lengua mala” o “el mal de la lengua” sino “la lengua del malvado”. En hebreo la expresión “la lengua del malvado” no se refiere al daño causado a otra persona a través de un poder sobrenatural sino que define lo que se conoce como “maledicencia”, hablar mal de otras personas, degradarlas y dañarlas con nuestras palabras. Esta acción es considerada como una gravísima transgresión. La maledicencia puede herir, destruir y hasta matar (en inglés hay un concepto muy interesante: “character assassination”, “destruir la reputación de una persona”, una forma de asesinato virtual).
Veamos ahora la expresión ‘ayin hará, el ojo del malo. “El ojo del malo” se refiere al carácter envidioso de una persona. De la misma forma que leshón hará se usa para definir los daños que causa la maledicencia, ‘ayin hará se usa para definir las consecuencias destructivas que acarrea la envidia. Es interesante que en Birkot haShahar, todas las mañanas le pedimos a HaShem que nos proteja de los daños que nos pueden causar otras personas a través del leshón hará, hablando mal de nosotros, y del ‘ayin hará, cuando alguien se obsesiona con nuestro éxito, ya que como vimos por ejemplo con Koraj, los celos son destructivos.
עין רעה Veamos ahora el segundo concepto: “El ojo malo”. En la Mishná aparece la expresión “el ojo malo” asociado con la idea de falta de generosidad y la avaricia. Un ejemplo: La Terumá, que era una donación (o impuesto), de una parte de la cosecha que debía ser entregada a los Cohanim, los maestros del pueblo judío. La Torá no establece cuál es el porcentaje exacto de nuestra cosecha que se dona al Cohen. Ahora bien, si una persona aportaba para la Terumá un 1/40 de su cosecha se consideraba un acto de “ojo generoso” (en hebreo ‘ayin yafá). Si alguien aporta 1/50 de su cosecha, tiene un “ojo promedio” (‘ayin benonit) y el que aportaba 1/60 tiene un “ojo malo” o ‘ayin ra’a. Como vemos, el concepto de “ojo malo” no tiene que ver con poderes mágicos sino con la avaricia y la falta de generosidad. El ideal de un Yehudí en el área de Terumá o Tsedaqá (caridad, asistencia económica al necesitado) es comportarse con ‘ain yafá, con un “ojo generoso” (literalmente, “ojo lindo”).
עין טובה Para finalizar, veremos cuál es el concepto opuesto al ojo malo o al ojo del malvado. En la Mishná de Pirqué Abot los rabinos se refieren a ‘ayin toba, “el buen ojo”. ¿Qué es el buen ojo? El buen ojo se define de varias maneras: la actitud positiva, ver el lado bueno de los demás, ver el vaso medio lleno, etc. Pero creo que la mejor definición es que cuando uno tiene un “ojo bueno” es capaz de estar contento no sólo por su propio éxito sino también por el éxito de los demás.
Mañana BH profundizaremos un poco más este último concepto.
Fuente: halaja.org
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