EL OBSERVADOR
Dan Balter, asesor del Ministerio de Educación de Israel, contó cómo ese país fomenta la cultura emprendedora en la educación formal.
Dan Balter nació en Azula, un pequeña ciudad de la periferia de Israel en la que viven unas 40.000 personas. Hijo de padre uruguayo y madre argentina, a los 17 años creó una empresa que se dedicaba a la fabricación de vestimenta repelente de mosquitos, y a los 22 años la vendió por US$ 14 millones. Desde entonces, Balter inició otros negocios, como la compañía ATP que brinda servicios para reducir el impacto económico de las cancelaciones de vuelos en la industria de las aerolíneas comerciales, y es cofundador y miembro del directorio de HYPE Foundation, una organización que busca promover el emprendedurismo y la innovación tecnológica en torno a los deportes.
Además, Balter es vicepresidente del centro de emprendimientos de la Universidad de Tel Aviv, Startau, por el que cada año pasan 4,000 emprendedores. Por esta razón, este centro es considerado uno de los más importantes de Tel Aviv, una ciudad que tiene uno de los ecosistemas emprendedores más vibrantes del mundo.
Con su experiencia como emprendedor, a sus 26 años Balter también es asesor del Ministerio de Educación de Israel donde trabaja para fomentar la cultura emprendedora en la educación formal.
Balter llegó a Uruguay para participar de la novena edición del Montevideo Valley, el encuentro emprendedor que organiza Fundación da Vinci y que tendrá lugar el sábado en el auditorio del World Trade Center.
– ¿Cómo trabaja Startau?
Tenemos un modelo único en el mundo, donde ofrecemos 32 programas para apoyar emprendedores, desde procesos de aceleración hasta incubación. Como somos una organización sin fines de lucro no invertimos nosotros en los proyectos, sino que traemos a las grandes corporaciones como Google o Facebook, y al sector público, para que financien las start ups que pasan por nosotros.
Trabajas además como asesor del Ministerio de Educación de Israel, ¿cómo puede fomentarse el emprendedurismo desde la educación formal?
Yo soy un ejemplo vivo de cómo influye la educación en la actividad de iniciar una empresa. Nací y crecí en una ciudad de la periferia de Israel, en la que no se hablaba de innovación, tecnología o negocios. A los 15 años participé de un curso que enseñaba cómo emprender y transmitía el pensamiento emprendedor, y dos años después estaba abriendo mi propia empresa, y a los 22 la vendí por US$ 14 millones.
Creo que si no hubiera tenido ese programa que me cambió la forma de pensar, no hubiese llegado a donde llegué. Obviamente que cuando se está educando a un joven lo más importante no son las herramientas para iniciar una empresa, porque esas cambian todo el tiempo, sino la forma de pensar de un emprendedor, el tomar responsabilidad, el saber ser líder, y trabajar en equipo. Esto es muy importantes aprenderlo a una edad joven.
– ¿Cómo se logra inculcar esa cultura emprendedora?
El pensamiento emprendedor empieza por tomar responsabilidad, no solo sobre tu vida, sino también sobre tu comunidad. Sigue con fomentar el liderazgo y el trabajo en equipo, que es fundamental en ese pensamiento emprendedor.
Tomar esa responsabilidad es preocuparse por encontrar una solución para un problema que tiene la comunidad.
También es importante llevar ese pensamiento a la práctica, porque yo le puedo enseñar mucho a un joven, pero si no siente esto como una experiencia propia no lo va a asimilar en su vida. Para eso fomentamos que lleven adelante un proyecto, que en general es del tipo social no de negocios.
– ¿Cómo se pasa de la cultura de generar proyectos sociales a los negocios?
A la hora de llevar adelante un emprendimiento no hay casi diferencias entre lo social y el fin de lucro. La diferencia es el modelo de negocios, el modelo de ingresos, la diferencia es el mercado en el que se va a ingresar, pero la forma de recaudar dinero, hacer una estrategia, hacer marketing, es la misma.
La chispa en los ojos que tiene que tener el emprendendor es la misma.
– ¿Qué tienen en común ecosistemas virtuosos como el de Tel Aviv o Silicon Valley en materia de educación?
La gente quiere ser parte del ecosistema emprendedor porque desde muy jóvenes escuchan a emprendedores hablar sobre sus experiencias, participan en eventos que tienen que ver con emprendedurismo, conocen la terminología, están más expuestos a esos temas.
– ¿A qué edad se empieza a trabajar el tema de emprendedurismo en Israel?
Si hablamos sobre arrancar estudios de verdad sobre emprendedurismo, nosotros empezamos a la edad de 12 o 13 años. Antes de esa edad lo que se trabaja con los chicos es lo referido a tener iniciativas, tomar responsabilidad, ser líder, pero no en palabras de emprendedurismo.
– ¿Qué rol tiene la familia en fomentar el emprendedurismo?
La familia obviamente tiene un rol en el proceso. De todas formas, insistimos en que no todo el mundo tiene que ser emprendedor.
Startau y el Ministerio de Educación no busca que aquellos que no quieren ser emprendedores se conviertan, sino que buscamos a aquellos que sí tienen la pasión y la motivación de emprender, pero no tienen las herramientas, los conocimientos, ni los contactos ni los recursos para hacerlos. A esos se los educa, a esos se les enseña.
Fuente:mba.americaeconomia.com
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