Entrevista con Marcos Metta, presidente saliente de Alianza Monte Sinaí

Parece que fue ayer cuando el Periódico Monte Sinaí publicó en su primera plana, en la edición de febrero 2014, el encabezado “¡Arrancamos!”, haciendo alusión a la primera junta de la Mesa Directiva cuya gestión concluye este mes de diciembre. Como sucede cada tres años, Monte Sinaí respiró en ese momento aires de gran optimismo, pues con ánimos renovados anticipaba el trabajo de su nuevo Presidente, el Lic. Marcos Metta Cohen.

EMILIO BETECH / ENLACE JUDÍO MÉXICO –Hoy, Marcos concluye su gestión, y a partir del 1 de enero de 2017, Alianza Monte Sinai contará con una nueva Mesa Directiva, encabezada por el Sr. Max El-Mann Arazi. Y en este momento de transición, cabe preguntarnos, ¿qué legado deja el liderazgo de Marcos Metta en Monte Sinaí? ¿Cómo será recordada su Presidencia?

Algunas palabras que vienen a la mente son “evolución”, “avance”. Si bien existe mucha continuidad en la dirigencia comunitaria (muchos de sus directivos llevan años trabajando en distintas Mesas), en muchos sentidos Marcos representa un puente entre lo que era y lo que será. Por ejemplo, cuando él asumió la Presidencia, las oficinas de la Comunidad estaban aún en la calle de San Sulpicio y en el antiguo Centro Social Monte Sinaí. De hecho, su despacho estaba ubicado en una pequeña oficina sin ventanas en el segundo piso del Centro Social. Hoy su oficina comunitaria está en el nuevo Centro Administrativo Monte Sinaí, y en meses será trasladada al tercer piso del nuevo Centro Social.

Evolución pero continuidad. Porque de hecho, la decisión de demoler y reconstruir el Centro Social fue tomada durante la Presidencia de su antecesor, el Sr. Simón Salame Micha; y si bien ya fue inaugurado el nuevo edificio, a quien le va a tocar estrenar la nueva sala de juntas de la Mesa Directiva será a su sucesor, el Sr. Max El-Mann.

Esta noción de cambio, de avance, también está visible en muchas de sus inquietudes. Marcos fue responsable, por ejemplo, de que se les permitiera a las mujeres asistir al panteón para despedir a sus seres queridos -con el visto bueno, obviamente, del Rabinato. Desde el inicio de su gestión, propuso un nuevo esquema de organización administrativa para la Comunidad, creando diez coordinaciones generales para englobar a los distintos comités y áreas de trabajo. El resultado ha sido una tutela y evaluación mucho más eficiente del quehacer comunitario. Y, en general, a lo largo de su gestión, Marcos se ha mantenido interesado y abierto a encontrar nuevos formatos de innovación comunitaria, tanto para Monte Sinaí como a nivel interinstitucional.

Esta cualidad de transición y avance también está presente en las comunicaciones de Monte Sinaí. Siendo Marcos un entusiasta promotor de las nuevas tecnologías, ha impulsado el uso de los medios electrónicos en la difusión comunitaria. Fue instrumental en el desarrollo y lanzamiento de la nueva aplicación móvil de Monte Sinaí, e impulsó la edición de reportes anuales al final de cada ejercicio, favoreciendo la transparencia y contribuyendo a la historiografía de Alianza Monte Sinaí. Por otra parte, dado que a Marcos siempre le ha interesado la labor editorial, ha alentado la creatividad y el pensamiento crítico en los medios de comunicación de la Comunidad.

Esta apertura le ha generado, por otra parte, ciertas críticas. Algunas de sus posiciones han sido cuestionadas por personas que piensan de manera distinta. Pero esto no es privativo de su Presidencia, pues la divergencia de opinión siempre ha existido en la Comunidad, y en efecto, en toda sociedad humana. El debate, cuando se hace con respeto, es positivo y constructivo, pues converge en soluciones enriquecidas de todos los puntos de vista.

Pero quisimos conocer la opinión del mismo Marcos sobre todas estas cuestiones. Para ello, nos sentamos con él el pasado lunes 21 de noviembre. El dirigente nos recibió en su domicilio, dentro del salón que alberga su oficina y su biblioteca personal. Ahí, rodeados de libros, nos sentamos a dialogar.

A continuación, presentamos una transcripción de lo más relevante de la entrevista, misma que fue publicada originalmente en el Periódico Monte Sinaí, edición diciembre 2016. Para verla completa, haz click sobre el video.

Nos acercamos al fin de tu presidencia en Monte Sinaí. Después de estos tres años de haberle entregado tanto tiempo y dedicación a la Comunidad, ¿qué aprendiste de Monte Sinaí que antes tal vez desconocías?

En realidad yo siempre estuve cercano a la Comunidad y al trabajo en la Comunidad por mi padre, quien ha sido un veterano activista por más de 40 años. Siempre me interesó el desenvolvimiento de la institución y las funciones que desarrolla, pero de nueve años a la fecha fue cuando me incorporé de lleno al trabajo en Alianza Monte Sinaí.

Aprendí muchas cosas que no conocía, aprendí a entender a profundidad cuáles son los aspectos del trabajo que verdaderamente hacen la diferencia en la vida de las personas: el trabajo de la beneficencia, la Jebrá Kadishá, la labor de todos los servicios religiosos que atienden el ciclo de vida judío, el trabajo tan complejo del área de mediación y conciliación para tratar de llegar a acuerdos en casos de diferencias familiares, personales, comerciales. Confirmé lo importante y relevante que es Monte Sinaí para las personas y las familias; al contar con una institución que se preocupa por proveerles servicios de excelencia, ayuda en casos de necesidad, apoyo, respaldo, una mano amiga, un hombro en el cual recargarse.

Yo creo que esos aspectos del trabajo cotidiano que hacen voluntarias, voluntarios y profesionales, es lo que más caló en mi persona.

¿Algo que te haya sorprendido?

Sí me sorprendieron muchas cosas, para bien y para mal. Me sorprende mucho la sensación de pertenencia que inspira Monte Sinaí, y la noción de ser parte de una gran familia. Lo pude ver y vivenciar en muchísimos casos, en eventos festivos, y en eventos también difíciles y complicados. La Comunidad es el techo común que nos agrupa a todos, eso me sorprendió.

¿Y para mal?

Como toda sociedad humana, a veces salen a relucir pasiones, salen aspectos negativos de la convivencia colectiva con los que hay que lidiar, y he estado sorprendido de cuán complejas se tornan las relaciones humanas en este mundo postmoderno del siglo XXI, del cual la Comunidad Judía y Alianza Monte Sinaí no somos ajenos. Hay muchos temas ahí que nunca dejaron de sorprenderme… Aquí uno nunca se aburriría.

¿Podrías darnos un ejemplo de alguno de estos temas?

Los temas que más nos quitaban el sueño a veces eran situaciones de conflicto entre personas y entre familias, donde la Comunidad tenía que mediar y a veces fungir como árbitro. Y lo complejo de tomar una decisión justa, de ser lo suficientemente asertivos como para avenir a las partes y lograr un buen entendimiento, o por lo menos un mal arreglo.

También temas que tuvieran que ver con la polarización de las opiniones en temas religiosos, en temas de corte moral, en donde se confrontaban ideas de lo que uno pensaba que tendrían que ser actitudes propias de una sociedad moderna del siglo XXI. A veces nos sorprendía la reacción y la oposición que generaron ciertos temas por situaciones de ideología y de atavismos que yo pensaba que estaban superados.

En tu informe final incluiste una frase en la que dices: “prefiero ser controversial por las razones correctas que popular por las razones incorrectas”. ¿Te consideras controversial?

Esta frase no es mía, es de Shimon Peres Z”L, uno de mis modelos de conducción del pueblo judío. Y sí, yo creo que es mejor ser controversial o incomprendido por las razones correctas -o por lo menos las que uno considera correctas-, que popular por las razones incorrectas. Quizás la palabra no sería controversial, quizás lo que soy es un defensor de mis convicciones, y las convicciones que yo considero moralmente sostenibles o válidas, las trato de defender a capa y espada, y a veces eso entra en colisión con lo que otros piensan que es lo moralmente correcto.

¿Pero un presidente de una institución debe representar la opinión de la mayoría, o tratar de mover a la Comunidad hacia un lugar diferente?

Por un lado, nuestra función como Presidente es la representatividad de una institución, de un conjunto de personas y de familias agrupadas en un paraguas institucional. En cierta medida uno tiene que procurar estar en sintonía, pero lo que no estoy muy seguro es eso que tú llamas “la opinión de las mayorías” porque en una Comunidad como la nuestra -y más en una Comunidad judía donde hay multiplicidad de opiniones- es difícil detectar cuál es la tendencia mayoritaria. Entonces uno a veces confunde lo que es la “opinión de las mayorías” con la costumbre o con la tradición.

Yo estoy convencido de que el papel de un dirigente, el papel de un líder, es tratar de hacer avanzar al grupo, a la Comunidad que uno encabeza, hacia horizontes más evolucionados, de mayor apertura e inclusión, y hacer progresar las ideas. Y eso fue lo que traté de hacer en estos años como Presidente.

¿Cómo te cambió a ti el haber sido Presidente de Monte Sinaí?

De todos los puestos que he desempeñado de conducción institucional a lo largo de más de 30 años ininterrumpidos, creo que éste ha sido el más demandante en cuanto a la intensidad de la función, a la intensidad de los roles que tiene uno que desempeñar. No es nada más ser el líder de una Mesa Directiva muy amplia y diversa, sino también el representante de una Comunidad que a su vez me veía como árbitro, como una fuerza moral que tenía que intervenir en muchos temas. A veces también teníamos que hacer acto de presencia en una multiplicidad de eventos, y nuestra presencia hacía la diferencia en el ánimo de la gente que nos estaba invitando. Y yo estoy convencido que no era por mí, sino por el rol que yo desempeño.

Pero me ayudó a convertirme en una persona más incluyente, en saber escuchar, ponerme en los zapatos del otro para empatizar con su posición, con sus ideas, con sus convicciones.

¿Qué consejo le darías a quien aspira a ser Presidente de una comunidad judía?

En primer lugar, tiene que estar muy cargado de paciencia, tiene que estar revestido de una enorme capacidad de frustración para poder encontrar ánimo a pesar de los sinsabores o de los reveses. Pero también se requiere amar con pasión el trabajo comunitario, y saber ser un constante facilitador y motivador, tanto del equipo como de las ideas y las iniciativas que se le presentan a uno. Uno no es dueño de la verdad, uno no es inventor del hilo negro; muchas veces lo que uno tiene que hacer es saber detectar el potencial de equipos, de ideas e iniciativas. Ser el catalizador para que las cosas sucedan. Y saber discernir cuando una idea no funciona, saber reconocer los errores y decir, como en un GPS, recalculamos la ruta para llegar al objetivo.

Mencionabas algunas de las convicciones que fuertemente defiendes. ¿Podrías comentar algunas de ellas, por ejemplo, sobre el tema religión?

Yo creo que Monte Sinaí tiene un nivel de religiosidad que ha venido creciendo en los últimos años. En esta gestión tuvimos un avance muy importante en el cúmulo de actividades desarrolladas por la Coordinación de Religión. A partir de la apertura de la nueva sede del Talmud Torá Monte Sinaí Ohel Abraham y del Midrash Yad Labanim, se ha generado una dinámica muy importante de clases, cursos, talleres, conferencias, que han atraído a un público muy diverso y muy vasto de todas las edades, hombres y mujeres por igual.

Lo que yo veo es que la forma en la que esta práctica en Monte Sinaí se desarrolla es sin caer en extremismos y fanatismos, que yo personalmente considero nocivos para la sana convivencia de una Comunidad tan diversa y plural en sus formas y en sus concepciones. Somos una Comunidad ortodoxa, fiel a los principios halájicos, pero con una enorme dosis de usos y costumbres, de tradiciones, que hemos repetido pero que a la vez han venido evolucionando. En ese sentido somos una Comunidad equilibrada.

Me preocupa la polarización religiosa. Creo que caer en extremos genera serios problemas de convivencia social, tanto a nivel de las familias como a nivel de la institución. Por ello, tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para mantener ese equilibrio y evitar que nosotros podamos caer o reproducir esquemas que en otros lados han generado división y encono. En ese sentido somos muy afortunados de que hoy nuestra línea religiosa es muy fiel a sus principios, y que contamos con un Rabinato central conducido por un Rabino Principal de enorme sabiduría como lo es nuestro Rab. Abraham Tobal.

¿Qué dices sobre el papel de la mujer en la Comunidad Monte Sinaí, y en general, en la Comunidad Judía de México?

Es una pregunta que entraña muchas respuestas. La mujer como cabeza de familia, la mujer como profesionista o empresaria, la mujer como dirigente comunitario. Hoy en día vivimos en un mundo en el cual el papel que desempeñan las mujeres no es muy diferente al papel que desempeñan los hombres. No obstante que la religión judía sí tiene marcadas diferencias, y las comunidades tradicionalistas como la nuestra tienen una enorme carga histórica que sí tiene marcadas esas diferencias.

Contamos con mujeres que hoy ejercen roles muy trascendentes y muy importantes a nivel de conducción de países, de funciones gubernamentales en todos los niveles, en todas las ramas, empresarias, profesionistas. Y lo más cotidiano y tal vez menos visto: hoy son las mujeres quienes en muchos casos proporcionan el soporte económico de sus casas. Ya no podemos concebir un hogar en el cual la mujer esté relegada al rol tradicional de hacerse cargo de niños, la casa, la cocina y funciones sociales. Yo creo que hoy en día, y en beneficio de la autosuficiencia económica de las familias, la mujer tiene que desempeñar un papel activo en trabajar y contribuir al ingreso de las familias.

También veo casos en los que lamentablemente cada vez hay más familias uniparentales, ya sea por la proliferación de divorcios u otros factores, en donde la mujer tiene que hacerla de mamá y papá, tanto del punto de vista de la educación como desde el punto de vista de la manutención de las familias.

Yo tuve la fortuna -y lo manifiesto con mucho orgullo- de que en mi equipo, en mi Mesa Directiva, las mujeres ejercieron roles muy importantes de toma de decisiones, y en diferentes puestos de la estructura comunitaria- Yo creo que esto se tiene que preservar, se tiene que incrementar, y debemos de ser motivantes de un mayor involucramiento de mujeres de manera activa en la vida comunitaria.

¿Cuál consideras tu mayor logro como Presidente de Monte Sinaí?

Yo creo que uno de los aspectos que procuré a lo largo de mi Presidencia es que hubiera absoluta apertura para hablar y reflexionar sobre los distintos temas de nuestra realidad comunitaria con absoluta libertad. Y poder crear proyectos que perduren en el tiempo, y no solo desde el punto de vista de la estructura física – que también lo hicimos.

Hubo una enorme actividad en ese ámbito, creamos espacios como el Centro de Día para Adultos Mayores Libeinu, que cubre una necesidad que no había sido atendida por ninguna Mesa anterior. O el abrir más espacios para la preparación integral de futuros lideres religiosos, con el Majón Torá VaDaat.

O el poder abrirnos hacia los distintos proyectos e iniciativas de Israel, y traer más Israel a Monte Sinaí; y el estar muy presentes y participativos en distintas iniciativas intercomunitarias. Y uno de los aspectos de los que más me enorgullece es el trabajo del Comité de Comunicación: la apertura, el profesionalismo, la elevada calidad editorial y esa rica oferta temática que las publicaciones de Alianza Monte Sinaí nos brindaron en los tres años de esta Presidencia.

Yo creo que el signo de estos tres años es el de haber sido un periodo de reflexión, de introspección y de una genuina búsqueda de respuestas a los problemas y dilemas de nuestra condición judía contemporánea.

Específicamente, ¿faltó lograr algo?

Muchas cosas. Quien diga que logró concretar todos sus sueños y todas sus ideas en un periodo tan corto, estaría mintiendo.

Quedan muchos proyectos en el tintero, algunos que tiene que ver con temas muy puntuales del manejo administrativo, algunas cuestiones de carácter más operativo que no logramos concretar o que se quedaron en el proceso. Y por supuesto algunas obras de construcción que no logramos concluir pero que también habrán de ser concluidas en el próximo periodo.

Pasando a otros temas, ¿cómo ves el futuro del Estado de Israel?

El Estado de Israel es hoy una nación muy fuerte, con una economía poderosa, y habiendo superado algunos de los temas que hacían peligrar su existencia. Tiene un gran futuro como una potencia regional, pero me preocupa mucho la gobernabilidad de Israel en un esquema de democracia, si bien es de las más avanzadas -y sin duda la única de la zona. Me preocupa que la gobernabilidad esté supeditada al capricho de los grupos minoritarios, como por ejemplo de los partidos ultra-ortodoxos o de ultra-derecha.

Y yo creo que ha habido un distanciamiento, en especial de este gobierno de Netanyahu, con las comunidades judías de la Diáspora. Creo que hay un desentendimiento de ellas, y yo creo que hay también una profunda arrogancia por parte del gobierno de Netanyahu hacia el abordaje del conflicto con los palestinos. Creo que si Israel pretende tener una viabilidad a largo plazo, tiene que resolver ese conflicto y ver cómo concluir de alguna forma el problema de la ocupación.

Recientemente, en un viaje a Israel con el Comité Central, tuviste la oportunidad de platicar con Netanyahu y con Mahmud Abbas. Platícanos cómo estuvo.

Fue un viaje muy importante y muy interesante, en el que tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con esos dos personajes, y con otros representantes del gobierno israelí, del Ministerio de Defensa, de Relaciones Exteriores, con el liderazgo de la Agencia Judía, de Kéren Hayesod, Yajad Lemaan Hajayal y otras instituciones con las que nos vinculamos como Comunidad. Fue muy interesante el haber escuchado de primera mano a Mahmud Abbas y a su equipo cercano de asesores referirse al papel de las comunidades judías de la Diáspora en el abordaje del conflicto.

¿Qué dijo de la Comunidad Judía, particularmente de México?

Dijo que México es un país que siempre ha sido amigable a la causa del pueblo palestino, y agradeció mucho la iniciativa del liderazgo del Comité Central para visitar Ramala para entrevistarnos con él, en el marco de una entrevista previa que habíamos sostenido con el comité palestino de vinculación con la sociedad israelí y el pueblo judío.

¿Tu opinión de él…?

Es la misma que antes y después de la entrevista, creo que es un líder controversial, un líder que no tiene el control de todo lo que sucede ni de todas las decisiones que hay que tomar. Creo que se ve sometido a muchas presiones, y que si por él fuera, ya hubiera podido resolver gran parte de los temas que hoy se mantienen sin solución. Pero si lo hace, se le desmorona su gobierno, porque él también tiene factores y retos extremistas que le impiden tomar decisiones.

¿Y Netanyahu?

A él lo conocemos más, y fue una entrevista muy interesante. Nos dedicó mucho tiempo, pero lo sentí un poco arrogante en cuanto a puntualizar sus éxitos y sus logros, y no muy interesado en darle solución al conflicto palestino-israelí. Creo que es un tema que más bien ha procurado administrar para su beneficio político, y no tanto resolver.

Netanyahu es un político muy hábil, ha sabido capitalizar la enorme división que existe en la sociedad israelí y mantenerse en el poder, administrando las diferentes fuerzas políticas, y vinculándose con ellas para mantenerse en la silla.

¿Piensas que puede hacer buen equipo con Donald Trump?

Dicen que es su amigo… Ambos son políticos de visiones conservadores, y yo creo que Netanyahu se va a sentir más confortable con un gobierno encabezado por Trump que por Barack Obama. No se qué tan bueno sea eso para Israel.

¿Dónde te veremos en cinco años? ¿Qué te falta por lograr, aún después de tu gran trayectoria?

En el ámbito personal me faltan muchas cosas. Tengo hijos que casar, una vida que seguir impulsando. En el ámbito empresarial, siempre se requiere una mayor atención, aunque gracias a mis hermanos, pude desempeñar mucho en Monte Sinaí porque su ayuda fue abierta y constante y sin ningún reclamo. Pero siempre es bueno dedicarle un poquito más a lo que le da a uno de comer.

Pero lo que me alimenta es otra cosa. Y lo que me alimenta pues sí, es la actividad pública, y yo creo que voy a seguir desempeñándome desde la trinchera del Centro Deportivo Israelita, y en el movimiento Macabi Mundial, en el que tengo una función también a nivel internacional. Aunque por lo pronto, yo me propuse dedicarle el 2017 a manejar un bajo perfil a nivel de actividad comunitaria.

¿Te vamos a seguir viendo en Facebook? Porque eres un asiduo usuario…

Facebook fue una herramienta muy importante para mantenerle el pulso a la Comunidad. Las redes sociales ya son una realidad insustituible, son un artículo de primera necesidad. Y todo aquel que aspire a desempeñar una función pública, de representación o de conducción comunitaria tiene que estar presente en las redes sociales. Tiene que saber manejarlas. Tiene que saber interpretarlas.

A mí, las redes sociales como Facebook, me ayudaron en estos años a enterarme de muchas cosas. Le permitió a mucha gente sentirse cercana a su Presidente y tener la libertad de que, si me veían ahí conectado, podían mandarme mensajes personales, hacerme peticiones o denunciar algunas cuestiones que abordamos en su momento. Pude enterarme de opiniones de gente que a veces no me enteraría en un foro público. Creo que en la medida que el tiempo avance, estos espacios van a ser verdaderos constructores de ciudadanía, y es ahí donde vamos a tener que estar muy presentes.

¿A qué personaje de la historia personalmente admiras? ¿A quién te hubiera gustado conocer?

Me hubiera gustado mucho conocer a David Ben-Gurión.

¿Por qué?

Porque Ben-Gurión fue el gran constructor del Israel moderno, fue quien desde su liderazgo supo cómo poner en práctica las ideas de Theodor Herzl, que es otro de los personajes que también me hubiera gustado mucho conocer. Y fue un líder de proporciones bíblicas, un profeta contemporáneo. Yo creo que nos falta perspectiva histórica, pero pienso que David Ben-Gurión será recordado como los profetas o los reyes o jueces de la Biblia. Él fue quien le imprimió el carácter de lo que hoy es el Estado de Israel. Y otra cosa increíble es que fue una persona que nunca utilizó el poder para su beneficio. Nunca perdió la humildad y la sencillez. Supo ser un protagonista de su tiempo, y supo ser inspiración no solo para sus contemporáneos sino también para los jóvenes.

¿Y vivientes, personas contemporáneas? ¿Quién para ti es un profeta contemporáneo?

Mira, yo admiro muchísimo a Amos Oz, el escritor israelí. Además de ser un gran literato, es un líder de opinión y un portento de moralidad. Sus ideas políticas, sus convicciones y el activismo con el que proyecta esas ideas, están revestidas, por un lado, de una profunda fe en la humanidad, y por otro lado, de las enseñanzas del judaísmo. Y el recientemente fallecido Leonard Cohen, por ejemplo, para mí fue un poeta de enormes proporciones en su mensaje.

Los modelos a los que yo aspiro pertenecen más al mundo de las letras, de la música, más que a figuras políticas. En la política andamos muy escasos de héroes.

¿Qué libro es el que más te ha marcado?

Son muchos, me han marcado muchos libros. Una novela que me impactó fue “Una historia de amor y oscuridad” de Amos Oz.

Que ya viene la película…

Ya viene la película, pero no he oído muy buenas reseñas… Habrá que verla. Pero no creo que una película pueda reflejar la profundidad de la narrativa de Amos Oz. Ese libro proyecta la época del naciente Estado de Israel, y la trama que ahí se narra es la autobiografía del mismo Oz. Es el gran autor contemporáneo de las letras hebreas.

Otro libro que me marcó fue “Mi tierra prometida” de Ari Shavit. Ahora Ari Shavit está sometido a una tormenta por cuestiones personales, pero eso no le resta valor al ser una de las voces más valientes, desde mi punto de vista, que retratan de cuerpo entero los dilemas que vive Israel y el pueblo judío. Un libro extraordinario.

Por cierto, te acabas de ganar un Grammy…

¡Ojalá! Realmente fue un disco que mi fundación, la Fundación Metta Saade, patrocinó en unión con el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). Es El hilo invisible, de Jaramar Soto con el Cuarteto Latinoamericano. Fue una enorme sorpresa haber sido, primero nominado al Grammy Latino como el mejor disco de música clásica, y la semana pasada enterarnos de que le fue conferido ese galardón. Yo creo que todo el mérito y todo el crédito son para los intérpretes, del productor y de los arreglistas. Nosotros nada más dimos el dinero.

Es, esencialmente, música sefaradí…

Sí, son romanzas sefaradíes, y lo interesante es que se grabó en las instalaciones de la Sinagoga Histórica de Justo Sierra 71. Entonces el marco fue extraordinario, porque fueron romanzas sefaradíes interpretadas por una cantante mexicana no judía en un templo ashkenazí.

¿Próximamente un Óscar?

No sé, en la fundación apoyamos festivales, libros, publicaciones. Y bueno, quizás en algún momento estemos involucrados en algún proyecto cinematográfico que reciba un galardón. No lo sé. Nosotros esto lo hacemos como un hobby. Es una fundación de nuestra familia, de mi esposa, de mis hijos y mía. Y nuestra inclinación ha sido siempre invertir en proyectos que tengan que ver con la difusión de las distintas expresiones de la cultura judía. Temas no religiosos pero sí que tengan que ver con educación no formal, creación artística, creación literaria y otras iniciativas de la vida judía contemporánea.

Pues afortunadamente para la Comunidad Judía de México, aún hay Marcos Metta para mucho rato.

Eso espero. Yo quisiera agradecer a toda la Comunidad Alianza Monte Sinaí, a todas sus familias, a todas sus personas, a las voluntarias y voluntarios que dedicaron tanto de su tiempo, de su talento, de su vocación de servicio para hacer de estos tres años un periodo muy especial, de mucha actividad. Y en particular, por permitirme servir a mi Comunidad de todo corazón, con toda mi fuerza y con toda mi alma. Estoy muy agradecido por esta maravillosa oportunidad.

Y le deseo a la nueva Mesa Directiva encabezada por mi amigo Max El-Mann, que tenga un futuro brillante y que tenga el privilegio de estar rodeado de colaboradores tan capaces como los que yo tuve. Porque gracias a ellos es que cosechamos logros y pudimos llevar a nuestra Comunidad a un espacio de mucho respeto, de mucho reconocimiento y de muchos logros que están ahí, a la vista. Muchísimas gracias.

Fuente: Alianza Monte Sinaí

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