RONEN BERGMAN
Si el Mossad está detrás del asesinato del ingeniero en aviación de Hamas en Túnez, Mohammad al-Zawahri, este es el primer asesinato atribuido a la organización de inteligencia israelí bajo el liderazgo de Cohen.
“El nombre del juego es batalla total. Nuestra tarea es sustraer las capacidades estratégicas de nuestros enemigos, capacidades que pueden dañar el futuro y bienestar de los ciudadanos de Israel. Cuando tenemos que hacerlo, debemos atacar a los enemigos mismos, pero sólo cuando el uso del asesinato sea sólo parte de una estrategia general que incluya medios y herramientas también.”
Estas palabras, según una persona que acaba hace poco de retirarse del Mossad, fueron usadas por el director de la organización, Yossi Cohen, para presentar su doctrina en una conversación que mantuvo después de asumir el cargo a principios del 2016.
Si el Mossad está de hecho detrás del asesinato del ingeniero en aviación de Hamas, Mohammad al-Zawahri, en Túnez, como fue informado por la prensa extranjera, este es el primer asesinato atribuido a la organización de inteligencia israelí bajo el liderazgo de Cohen (o tal vez el segundo: Omar Zayed del Frente Popular para la Liberación de Palestina murió bajo circunstancias misteriosas en Bulgaria).
El golpe a al-Zawahri es sólo la punta de una campaña de inteligencia que probablemente involucró a docenas de especialistas de inteligencia y operaciones del Mossad, el Shin Bet (la Agencia de Seguridad de Israel) y el Directorio de Inteligencia Militar. Ellos lo identificaron hace años como un actor en los esfuerzos por desarrollar armas avanzadas para Hamas y Hezbolá, tan pronto como dejó Túnez rumbo a Damasco. Él estuvo en contacto estrecho con Hassan Lakkis, el jefe de la unidad de investigación y desarrollo de armas de Hezbolá (quien según medios de comunicación extranjeros fue asesinado por el Mossad bajo el liderazgo de Tamir Pardo en el año 2013). Al-Zawahri “llevó” sus vínculos a Hamas cuando regresó a Túnez y fue un actor clave en la unidad de drones que la organización ha estado tratando de establecer–con las esperanzas que ésta también incluya aviones suicidas, como el “Ababil” que fue suministrado a Hezbolá por Irán.
En la pequeña y atestada Franja de Gaza, que está bajo el ojo vigilante de Israel, es imposible establecer tal unidad, pero en Túnez la organización encontró tanto las áreas de vuelo necesarias como al hombre con los conocimientos técnicos. Sus lazos con Hamas en Gaza y Damasco y con Hezbolá lo pusieron en la mira de los funcionarios de la inteligencia israelí, quienes gradualmente lo vieron como un elemento cada vez más peligroso y decidieron tomarlo como blanco.
Túnez es lo que el Mossad llama un estado “blanco suave.” En otras palabras, no un estado enemigo real–o un “país blanco”, en la jerga de la organización–como Siria o Irán. No es, sin embargo, un estado occidental considerado un “país base.” El fracaso de una operación en un “país base” podría causar que un agente del Mossad pierda su libertad. Un percance y captura en un país blanco podría llevar a su muerte.
Si el Mossad estuvo de hecho detrás del asesinato, Cohen y su gente seguramente presentaron al Primer Ministro Benjamin Netanyahu, quien ha experimentado muchas decepciones, un plan que lo satisfizo–tanto con respecto a la actuación como, en forma igual de importante, el escape de los asesinos. La gente arrestada en Túnez probablemente no estuvo involucrada y será puesta pronto en libertad.
Meir Dagan trajo al Mossad un extenso espíritu operativo, del cual los asesinatos son probablemente parte–pero no lo único. Él atribuyó gran importancia, por ejemplo, a combinar esfuerzos con Estados Unidos para impedir que Irán importe partes cruciales para su proyecto nuclear. “Un vehículo promedio tiene 25,000 partes. Es suficiente para asegurar que la empresa fabricante no pueda apoderarse de algo de ellas–no todas, solo algunas partes–y el coche no caminará”, diría Dagan. “Por el otro lado”, él sonreiría, “a veces lo más eficaz es matar al conductor y eso es.”
Una operación en un escenario tan distante como Túnez, contra una persona que muy probablemente sabía que estaba bajo algún tipo de amenaza, y en un mundo lleno de cámaras y sistemas biométricos, es muy peligrosa y sólo debe ser llevada a cabo contra un blanco de principios–un blanco cuya remoción claramente causará daño considerable al rival.
Hay un valor simbólico también: el Mossad se involucra en gran cantidad de operaciones, y contrariamente a su imagen–no es una organización que se enfoque en matar gente. No obstante, no hay nada como las operaciones de asesinato para intensificar su imagen intimidante.
A veces el mensaje oculto en el asesinato es tan importante como dejar fuera de funcionamiento al objetivo, en este caso un ingeniero que estaba ayudando a una organización terrorista: enemigos de Israel, donde sea que se encuentren los encontraremos y los mataremos. A lo largo de los años, estas acciones crearon el mito en torno al nombre y largo brazo del Mossad, como una organización agresiva e impiadosa. Eso no es malo para una organización de inteligencia que ve la meta de la disuasión ante sus ojos exactamente tanto como ve el objetivo de la prevención.
Fuente: Yedioth Ahronoth
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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