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martes 05 de noviembre de 2024

Amenazas árabes palestinas y la última aventura inútil de Nueva Zelanda

MICHAEL KUTTNER / Otra vez es época de mala voluntad cuando los irracionales instan a condenar y amenazar a Israel y promueven resoluciones de castillos en el aire que hacen furor.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Podemos esperar que la cosecha habitual de caricaturas y editoriales, así como los vuelos periodísticos de fantasía, estallen esta semana mientras los cristianos se preparan para celebrar Navidad. Belén volverá a ocupar un lugar prominente y la historia volverá a ser distorsionada y reescrita. En vez de reconocer su herencia judía, la última cosecha de los revisionistas la convertirá en una ciudad palestina ficticia. Ya estamos acostumbrados a este desfile anual de afirmaciones ignorantes que han sido tragadas con gancho, línea y plomo por quienes deberían saber mejor, pero prefieren en cambio repetir como loros las mentiras de la mafia políticamente correcta y arrodillarse ante los que odian a Israel.

Las manifestaciones de estos atributos volvieron a hacerse patentes durante los últimos días. Normalmente se puede predecir el guión de estas rabietas estacionales y este año no es una excepción.

El anuncio de la elección del presidente electo Trump de su embajador en Israel desencadenó una avalancha de denuncias indignadas de la Autoridad Palestina, portavoces islámicos y por supuesto los llamados liberales progresistas. Estos últimos están todavía en estado de shock y negación por la victoria de Trump, mientras que los primeros volvieron a las habituales amenazas y tácticas de intimidación que en el pasado garantizaron que una comunidad internacional débil cede rápidamente al chantaje. Les ha funcionado siempre con el Departamento de Estado de Estados Unidos y la ONU buscando cobertura cada vez que hay amenazas de guerra, caos y violencia de líderes islámicos. La última vez que esta táctica no consiguió los resultados deseados fue en 1948 cuando el Presidente Truman ignoró el consejo de sus asesores del Departamento de Estado y reconoció al nuevo Estado de Israel. Desde entonces ha sido una rendición permanente al chantaje petrolero y a las amenazas de matones.

De repente, existe la posibilidad de un cambio drástico en la Casa Blanca con la clara posibilidad de que la Embajada de EE.UU. pase de Tel Aviv a Jerusalem y de una nueva relación refrescante y honesta que reconozca la realidad. Este cambio inminente ha azotado un huracán de increíble ferocidad. Se espera que la hipocresía y el doble rasero que eran característica habitual de los años pasados fueran reemplazados por una evaluación más sobria de los hechos sobre el terreno.

Obviamente, esta revelación de lo que es probable que ocurra ha sido demasiado para los que creen que todo lo que hace falta para que Israel sea rebanado y destruido es correr a la ONU o conseguir que países como Francia y Suecia organicen una agenda predeterminada de resoluciones. La reacción histérica de los portavoces árabes es instructiva y una ilustración de cómo es imposible llegar a cualquier tipo de acuerdo de paz negociado dados los acontecimientos actuales.

El Imam de Al Aqsa y Jefe del Consejo Supremo Musulmán ha declarado: “trasladar la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a la Jerusalem ocupada es una declaración de guerra contra árabes y musulmanes”.

Saeb Erekat, secretario general de la OLP y nombrado ministro de la Autoridad Palestina en las negociaciones de paz, dijo: “mover la Embajada de Estados Unidos significaría la destrucción del proceso de paz y la anulación del reconocimiento de la OLP de Israel y la cancelación de todos los acuerdos. También significa que todas las embajadas de Estados Unidos en los países árabes se verán obligadas a cerrar”.

Ante estos y otros estallidos histéricos vale la pena señalar estos hechos destacados:

  • Jerusalem ha sido y seguirá siendo la capital indivisa del Estado judío.
  • La destrucción amenazada del proceso de paz no es un acontecimiento puesto que no hay ningún proceso de paz.
  • La Carta de la OLP y la Carta de Hamas piden la destrucción de Israel.
  • Cancelar todos los acuerdos también significa que ya no estamos obligados a proporcionar a la Autoridad Palestina electricidad, agua y atención médica.
  • Amenazar a las embajadas de Estados Unidos en todos los países árabes con violencia es un caso clásico de tácticas terroristas que podrían haber funcionado en el pasado, pero esperemos que no bajo una nueva Administración.

Si tenemos que creer en las promesas de campaña, la época en que el Departamento de Estado aplacaría la intimidación islámica y la Casa Blanca cedería a las amenazas árabes está llegando a su fin. Sintiendo que nuevos vientos pueden estar soplando, quienes en el pasado solían salirse literalmente con intenciones asesinas están agitados. ¿Ha llegado finalmente el momento en que rija la realidad? Sólo cabe esperar que así sea.

El Primer Ministro de Nueva Zelanda describió recientemente a Murray McCully como uno de los ministros de Exteriores más experimentados del mundo desarrollado. Supongo que por eso conservó su cargo en la reciente reorganización del Gabinete. Como prueba de esta mítica experiencia, el Ministro de Relaciones Exteriores orgullosamente proclamó: “Podemos echar un vistazo a algunos logros significativos de la política exterior, incluyendo la elección de Nueva Zelanda al Consejo de Seguridad de la ONU”.

Si McCully piensa que ser elegido para el CSNU es un logro significativo todo lo que puedo decir es que vive en las nubes. Este cuerpo inútil no ha conseguido detener la sangría genocida que se libra en Siria y muchas otras atrocidades de derechos humanos en lugares como Corea del Norte, Irak, Líbano, Irán y otros lugares. En lo que en cambio ha tenido mucho éxito es en hacer pasar interminables resoluciones contra Israel. En este aspecto, McCully ha sido un líder del grupo.

A una semana de irse y justo a tiempo para Navidad, el Ministro de Relaciones Exteriores más experimentado de Nueva Zelanda está vendiendo otra resolución. Mientras que los musulmanes están asesinando a sus compañeros musulmanes en gran escala y los terroristas islámicos están apuntando a Europa, el único problema que ejercita la mente de McCully es cómo hacer más fácil obligar a Israel a entregar partes de su patria para crear otro estado terrorista. “La solución de dos Estados es la única manera de lograr una paz duradera”. La resolución pide el fin de la “ocupación” que comenzó en 1967 y puso fin a la actividad de asentamientos israelíes. En el espacio de una resolución, ha logrado trotar tantas afirmaciones engañosas que uno se pregunta en qué tipo de realidad vive. Obviamente, no está al tanto de la agenda árabe palestina de odio e incitación que niega cualquier presencia histórica judía válida y legítima o legal en la región. Ignora el hecho de que antes de 1967 no existía un Estado palestino y que la tierra en cuestión estaba ilegalmente ocupada por Jordania. También es consciente deliberadamente de que no son los territorios de 1967 lo que está en juego sino las líneas de armisticio de 1947. Faltando su resolución está cualquier reconocimiento del hecho de que la oportunidad de crear otro estado árabe fue rechazada en numerosas ocasiones desde 1947. Ausente está cualquier entendimiento de que Jerusalem ha sido la capital de un país independiente judío por más de 3.000 años y que la reciente obsesión árabe con la ciudad es una farsa diseñada para negar cualquier legitimidad judía.

Lejos de ser una luz brillante entre el firmamento de ministros de Relaciones Exteriores, el actual titular de Nueva Zelanda es un agujero negro cuando se trata de los peligros que enfrenta la única democracia verdadera de Oriente Medio.

Es probable que en esta época particular del año los tres “sabios” de McCully, Abbas y Hollande se hayan combinado en un esfuerzo inútil para derrotar a Israel a través de la ONU corrupta. El Secretario General retirado ha admitido que la ONU está obsesivamente enfocada en Israel, pero esto no parece haber penetrado todavía en las mentes de ojos estrellados de los involucrados.

En un final adecuado para 2016, la ministra de Asuntos Exteriores sueca ha sido honrada por sus actividades contra Israel. En una visita oficial a Ramallah fue condecorada por Abbas con la Gran Estrella de la Orden de Jerusalem. Esto quizás podría ayudar a explicar los frenéticos intentos del Ministro de Relaciones Exteriores de Nigeria de aprobar una resolución similar sin sentido en la ONU. Probablemente espere ser investido con la Gran Estrella de la Orden de Belén justo a tiempo para el 25 de diciembre.

Cuando los judíos enciendan las velas de Janucá y los cristianos celebren su Día Santo, al menos podemos estar seguros de que la presencia judía en la Tierra de Israel perdurará mucho después de la desaparición de la ONU y su corrupta banda de líderes.

Fuente: Israel behind the news – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico

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