BAT YE’OR /La Declaración de Jerusalem de la UNESCO busca islamizar, con la ayuda de muchos gobiernos en Europa y otros países cristianos, la historia antigua del pueblo de Israel.
¿Pero qué significa esta declaración para Europa y la Cristiandad? ¿La Cristiandad no nació de Israel? ¿Jesús no era un judío de Judea, como lo fueron los apóstoles y evangelistas? ¿O era Islam lo que predicaba Jesús, en árabe y en las mezquitas?
¿Dónde están las grandes voces católicas o protestantes para protestar contra esta islamización de la Cristiandad? Esta pasividad, esta indiferencia hace pensar que Europa pronto se parecerá a Líbano.
Los países europeos reconocen el terrorismo en todas partes excepto en Israel, donde ellos mismos son aliados de estos terroristas a quienes llaman “combatientes de la libertad” o “militantes”, contra la “ocupación”.
Esta alianza ha arruinado a Europa — porque los enemigos de Israel son también enemigos de la Cristiandad y de Europa. ¿Cómo puedes aliarte con los que quieren destruirte, sin morir en el proceso?
El mismo odio obsesivo que tenía Hitler contra Israel, el cual llevó a la ruina a Europa, ha persistido hoy en la Unión Europea contra el estado judío. La gran ironía es que al tratar de destruir a Israel, Europa se ha destruido a sí misma.
Hoy estamos presenciando la llegada del califato mundial. Esta expresión significa que la visión musulmana de la historia actualmentese impone en los organismos internacionales. Lo vemos con la Declaración de Jerusalem de la UNESCO, el baluarte del revisionismo. La Declaración de Jerusalem busca islamizar, con la ayuda de muchos gobiernos en Europa y otros países cristianos, la historia antigua del pueblo de Israel.
La Declaración de Venecia de 1980, emitida por la Comunidad Europea, la cual trató de obligar a Israel a sobrevivir en un territorio indefendible, ya prescribió su desaparición y reemplazo por un pueblo que ni siquiera había surgido antes de 1969 — todo con la ayuda de la Unión Soviética, y especialmente Francia. La islamización de Jerusalem y la deslegitimación del Estado de Israel quedaron establecidas en la Declaración de Venecia, a la cual, hasta esta fecha, la Unión Europea sigue viendo como válida.
La Declaración de Venecia de 1980 fue un regalo de la Comunidad Europea a la Liga Arabe, dirigida a restablecer buenas relaciones económicas con los países árabes, los cuales se habían enojado por el tratado de paz entre Israel y Egipto en 1979, una paz que Europa no fue capaz de impedir. Los sitios sagrados judíos y la supervivencia del estado judío fueron sacrificados por la Comunidad Europea a cambio de petrodólares.
Desde ese momento, la Unión Europea ha expresado remordimiento por el Holocausto y amor y compasión por Israel, pero ha seguido apoyando, financiando y alentando a una población cuya misión es la destrucción de Israel, como lo proclama en su doctrina, y con la cual Europa está bastante familiarizada. Los países europeos gastan fanáticamente miles de millones de dólares para promover una campaña palestina mundial de odio contra el Estado de Israel. Reconocen el terrorismo en todas partes excepto en Israel, donde ellos mismos son aliados de estos terroristas, a quienes llaman “combatientes de la libertad” o “militantes”, contra la “ocupación”. La llamada “ocupación judía” de Cisjordania se refiere a tierra que fue conquistada en una guerra y ocupada por Jordania de 1949 a 1967, y donde fueron asesinados, o despojados y expulsados los judíos palestinos.
¿No les recuerda algo esta política defendida por Francia? Durante la Segunda Guerra Mundial, la alianza de Pétain-Hitler y los fascistas con el Mufti de Jerusalem, jefe de la Hermandad Musulmana en Palestina, buscaba el exterminio del pueblo judío, a quien ellos acusaban de ser la causa del mal. Hoy, esta misma política, esta misma alianza, se ha propuesto el mismo objetivo con la misma motivación: Israel, para ellos, es la causa de las guerras en el Medio Oriente y debe ser eliminada. Los hombres de la década de 1940 han fallecido, pero sus herederos mantuvieron su política, disfrazándola bajo la compasión y el amor, impulsando a Israel al suicidio “por su propio bien”. ¡Por supuesto!
Ahora, con la declaración de UNESCO, estamos observando la supresión de la historia del pueblo judío – el “Holocausto del Recuerdo”, como fue definido por Giulio Meotti — con la U.E. uniéndose.
¿Pero qué significa la declaración de UNESCO para Europa y la Cristiandad? ¿No nació la Cristiandad de Israel? ¿Las iglesias no cuentan la historia del pueblo de Israel en sus pinturas, esculturas y ventanales? ¿Y no es la Biblia, este santuario histórico del pueblo de Israel durante más de dos milenios, dejada abierta sobre todo púlpito de estas iglesias? ¿No ha sido leída? ¿Comentada durante veinte siglos? ¿No fue Jesús un judío de Judea, como lo fueron los apóstoles y los evangelistas?
¿O fue Islam lo que Jesús estuvo predicando, en árabe y en las mezquitas?
Si Israel nunca tuvo una historia en Judea, entonces la Cristiandad y la Biblia son mentiras. ¿Los textos antiguos que dan testimonio de la existencia de Israel desde la época de los faraones, Asiria, los griegos, los romanos son todos mentiras? Y el Arco de Tito en Roma, ¿esa Menorah que está ahí llegó de la mezquita? Ni siquiera había alguna mezquita alrededor en esa época — ni siquiera en Arabia.
Lo que la declaración de UNESCO nos está forzando a aceptar no es apenas la destrucción de nuestra identidad y cultura, y el remplazo de la Cristiandad — un injerto de Israel — por la fe musulmana, sino también la destrucción del principio subyacente de la misma civilización occidental: razón, la cosa misma que eleva al hombre por sobre las bestias. Vemos que Israel, en su defensa del principio histórico de su legitimidad, está protegiendo también teológicamente la legitimidad de la Cristiandad, vinculada también a la Biblia.
Pero si esta declaración no es verdadera, entonces la soberanía del estado judío sobre Jerusalem es legal. Y si es legal, ¿por qué nadie ha escuchado las protestas de los defensores de los derechos humanos? ¿Cuántos cristianos hay en el mundo? ¿Dos mil millones y medio? ¿Cuántos de estos protestaron? ¿Un millón? ¿Cien mil? ¿Diez mil? ¿Cincuenta, si es que eso? ¿Y adonde están las grandes voces católicas o protestantes para protestar contra esta islamización de la Cristiandad? Esta pasividad, esta indiferencia, te hace pensar que Europa pronto se verá más como Líbano.
Esta declaración de UNESCO, a la cual Europa no planteó ninguna objeción — con la excepción de cuatro países, cuya abstención no fue una protesta, sino un acto de cobardía– es el estatuto mismo de la islamización de Europa y de la Cristiandad. Detalla una política que encaja con lo que vemos desarrollándose con la inmigración masiva y sus consecuencias comenzando en 1973, la fecha en que la Comunidad Europea se alió con el enemigo de Israel, la OLP. Es esta política de alianza con los enemigos de Israel la que llevó al abandono de los cristianos libaneses cuando ellos fueron atacados por los palestinos apoyados por Europa. Fue esta política la que llevó a la negación de la historia de la yihad, de dhimitud y de la tragedia de los cristianos, rehenes en el mundo árabe — porque los palestinos encarnan los valores yihadistas y de dhimitud contra los judíos, los cristianos y Europa.
La alianza de Europa con los enemigos de Israel, para el propósito de deslegitimarla y destruirla, simplemente ha continuado las políticas de Hitler y Pétain; ¿pero como puedes destruir a Israel sin destruir a la Cristiandad? ¿Qué sería la Cristiandad sin la Biblia, los profetas, un Jesús judío, y los valores universales que estos enseñan? Esta alianza ha arruinado a Europa — porque los enemigos de Israel también son enemigos de la Cristiandad y de Europa. ¿Cómo puedes aliarte con los que quieren destruirte, sin morirte tú mismo de hecho?
El mismo odio obsesivo que tuvo Hitler por Israel, el cual llevó a la ruina de Europa, ha persistido hoy en la Unión Europea contra el estado judío. La gran ironía es que al tratar de destruir a Israel, Europa se ha destruido a sí misma.
La gente de Europa recuperará su libertad e identidad extirpándose de esta alianza euro-árabe que los une en un plan genocida contra Israel y el Occidente, en el cual ellos mismos son a la vez protagonistas y víctimas. Entonces, y sólo entonces ellos podrán ayudar a esos musulmanes que están luchando valientemente para liberar a sus hermanos del odio que desfigura el rostro humano — el odio yihadista — y persuadirlos de aceptar la diversidad humana. Hemos descuidado a estos musulmanes. Ellos han estado luchando solos tanto por ellos como por nosotros. Es imperativo ayudarlos.
Fuente Gatestone Institute – Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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