Esta es la fascinante historia de los Abayudaya, una congregación de judíos ugandeses, y su batalla por la supervivencia y el reconocimiento.
ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Seth Yonadav caminaba por un sendero enlodado en la Uganda rural, apuntando hacia la nueva sinagoga donde hombres jóvenes llevaban kipás.
La sinagoga se erguía en una colina como una corona, rodeada de escuelas y de una casa de huéspedes, propiedad de una pequeña comunidad de judíos creyentes en la remota aldea fundada por un sólo converso hace un siglo.
La Sinagoga Stern, construida con fondos estadounidenses, es una fuente de orgullo para cientos de judíos de Uganda conocidos localmente como los Abayudaya, quienes han conservado tenazmente su tradición a pesar de haber sido discriminados a lo largo de los años.
La comunidad continúa buscando el reconocimiento formal de Israel, lo que le daría un sentido de inclusión.
“Muchos vienen aquí para convertirse,” comenta Yonadav, maestro y cantor de la sinagoga. “Conozco a 50 personas listas para hacerlo”.
Yonadav recuerda un día de 2013 cuando los Abayudaya comenzaban a soñar con un nuevo santuario, y un baño ritual judío conocido como Mikva.
Gershom Sizomu, un rabino entrenado en Estados Unidos, empezó a recaudar fondos entre amigos en el extranjero. La nueva sinagoga lleva el nombre de Sue y Ralph Stern, una pareja judía de California que donó una cantidad considerable para su construcción.
La Batalla de Reconocimiento de los Abayudaya
Según Sizomu, el primer judío en ganar un escaño parlamentario en Uganda, su victoria es una señal de que los Abayudaya finalmente son aceptados por una comunidad tribal que suele ser desconfiada. En los años 70, el dictador Idi Amin prohibió al grupo que disminuyó sus números a unos pocos cientos. En la década de 1980, el régimen intentó despojarlo de la tierra en la que se encuentra la nueva sinagoga.
Hoy en día, la comunidad de alrededor de 2,000 miembros goza de una mejor reputación. Cuenta con un centro de salud, dos escuelas, un proyecto de panadería para mujeres, una sociedad cooperativa y una casa de huéspedes, así como un programa de plantación de árboles.
La comunidad de Abayudaya fue fundada por un oficial converso del Ejército de Uganda, Semei Kakungulu que tenía muchos seguidores. Cuando murió en 1928, dejó un pedazo grande de su tierra a los Abayudaya. Sizomu, su actual líder espiritual, tiene control legal sobre los bienes del grupo.
Muchos de los Abayudaya, incluyendo Sizomu y Yonadav, nacieron en familias que practican el judaísmo y consideran que deben educar a sus hijos dentro de la tradición judía.
A diferencia de los grupos cristianos fundamentalistas que buscan conversos a través de Uganda, los Abayudaya practican el judaísmo conservador sin proselitismo. Los conversos pasan por un proceso riguroso, y este año nadie se ha unido a la comunidad.
Jacob Mulabi, estudiante de 18 años comenta que estaría fuera de la escuela y sin esperanza si no hubiese decidido “formar parte del pueblo judío cercano, mis mejores amigos”. Mulabi celebró su Bar Mitzvá en 2014, y es estudiante becado de una escuela donde se enseña hebreo.
Recientemente, la profesora Judith Horowitz de Filadelfia visitó el santuario principal. Al finalizar el rezo, comentó que fue la experiencia más intensa que había tenido en su vida.
Horowitz, judía reformista, dijo que había leído sobre los Abayudaya cuando planeaba un safari a Uganda con un amigo de Boston.
La nueva sinagoga me ha dejado “asombrada y emocionada, feliz de ver que estas personas sentían esta fe en el judaísmo de la misma manera que yo”.
En marzo, la Agencia Judía reconoció a los Abayudaya como comunidad judía a través en una carta al líder del movimiento conservador de Israel.
Pero el Ministerio del Interior de Israel, que supervisa la política de inmigración y tiene la autoridad para reconocer formalmente a las comunidades judías, no ha determinado la posición religiosa del grupo porque nunca se le ha solicitado y describe el asunto como “complejo”.
Aunque todo judío es elegible para la ciudadanía bajo la ley de inmigración israelí, Sizomu no planea emigrar.
“Es una especie de seguridad,” dice el rabino con respecto al reconocimiento de la Agencia Judía. “Garantiza que ahora somos parte del mundo judío, y ese es un privilegio. Seré bienvenido en cualquier lugar donde haya judíos”.
Fuente: World Israel News/AP
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