SAL EMERGUI
“Es difícil de entender que durante casi 60 años las familias no supieran qué pasó con sus hijos”, ha recalcado el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
“No tengo esperanzas pero quizá algunos encuentren respuesta en la Red después de tantos años. Yo lo dudo”, asegura el presidente de la Federación Mundial de Judíos del Yemen, Moshé Najum, tras una jornada considerada “histórica” enIsrael. O al menos para familias que regresan al pasado, buscan respuestas y piden explicaciones. La pregunta de Najum está centrada en la desaparición hace varias décadas de su hermana Tsiona en el hospital Hadassah de Tel Aviv, cuando sólo tenía tres años. No fue el único caso.
Su crítico escepticismo contrasta con los elogios que acompañan la decisión del Gobierno de desclasificar y colgar por primera vez 210.000 documentos en la Red sobre este espinoso caso que nació en 1948. En los tiempos caóticos y en guerra de la creación de Israel.
Tras una larga lucha de varias asociaciones y la demanda dolorida de muchas familias judías deseosas de cerrar o al menos aliviar heridas abiertas, la web del Archivo Nacional de Israel ofrece ya la posibilidad de navegar en una mar de letras y fechas sobre la desaparición de niños judíos procedentes de Yemen y otros países musulmanes.
Es un paso importante, aunque no definitivo, de un proceso con tres comisiones que investigaron más de 1.000 casos denunciados de niños de inmigrantes judíos desaparecidos entre 1948 y 1954 así como las sospechas sobre su secuestro para entregarlos a otras familias. Las tres investigaciones (1968, 1994 y 2001) concluyeron sus trabajos afirmando que no encontraron pruebas de un secuestro sistemático de niños en hospitales para que fueran adoptados por familias sin hijos. Una conclusión corroborada por los documentos revelados este martes que, sin embargo, reflejan adopciones ilegales.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, presidió el acto en el que, con un clic con el ratón del ordenador, investigaciones, informes médicos (en muchos casos se alegaron enfermedades como causa del fallecimiento), testimonios, certificados, partes policiales y protocolos de las comisiones se volcaron a la Red. Entre los documentos que ya pueden consultarse hay, por ejemplo, 1.226 certificados de defunción, 923 documentos de entierro y 338 de nacimiento.
“Hoy hacemos la reparación de una injusticia histórica, indiferencia, injusticia o desaparición, no sabemos exactamente qué, de los llamados Niños del Yemen. Es difícil de entender que durante casi 60 años las familias no supieran qué pasó con sus hijos. Es casi inconcebible en un país normal. Aunque la realidad sea dura, no estamos dispuestos a que siga y por eso establecimos el principio de transparencia y justicia”, ha señalado Netanyahu sobre unos documentos que debían estar bajo confidencialidad hasta 2071.
“No fue producto de una política de Estado. La probabilidad de que los dirigentes de esa época ordenaran entregar los hijos de unas familias a otras es muy pequeña. Dicho esto, creo que muchos no murieron, como se informó inicialmente, sino que desaparecieron por lo que intentamos ayudar a los que los buscan aún”, comenta el ministro de Cooperación Regional y a cargo de esta “asignatura pendiente”, Tsaji Hanegbi.
Yigal Yosef estudia de forma detallada el material desclasificado. “No sé si los documentos esclarecerán muchas cosas pero yo sólo sé que tenía una hermana y desapareció. Quien me tiene que dar respuestas es el Estado. El Estado debe asumir su responsabilidad”, comenta. Según el material revelado este miércoles, su hermana falleció de una enfermedad en el viejo hospital de Tsifrim en 1952. “Dicen que murió pero mi madre me contó que no padecía enfermedad alguna. Estoy convencido de que sigue viva”, concluye.
Junto a la emoción por tener más cerca los datos de sus hijos o hermanos desparecidos, existen dudas entre los afectados. Y preguntas. Como las del veterano cantante israelí Boaz Sharabi, que sigue buscando a su hermana. “Mis padres me dijeron que desapareció y nunca pudieron olvidar ese trauma. Dijeron a mi madre y otras madres que sus hijos murieron por enfermedad pero no era verdad”, escribe en el diario Yediot Ajaronot. La enorme base de datos que desde este miércoles está a su disposición es una etapa más en la contrarreloj iniciada hace hace décadas en busca de una respuesta.
Fuente:elmundo.es
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