PROF. DANIEL PIPES / Es hora de sacudir el status quo estancado en el conflicto israelí-palestino.
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El “proceso de paz” israelí-palestino patrocinado por Estados Unidos comenzó en diciembre de 1988, cuando el líder de la Organización de Liberación de Palestina Yasir Arafat cumplió las condiciones americanas y “aceptó las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, reconoció el derecho de Israel a existir y renunció al terrorismo” (de hecho, dado el marcado acento en inglés de Arafat, parecía que “renunciaba al turismo”).
Ese proceso de paz dio sus últimos chirridos en diciembre de 2016, cuando el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 2334. Khaled Abu Toameh, quizás el analista mejor informado de la política palestina, interpreta la resolución como diciendo a los palestinos: “Olvídense de negociar con Israel. Presionen a la comunidad internacional para obligar a Israel a cumplir con la resolución y entregar todo lo que ustedes exigen”.
Como 28 años de frustración y futilidad suenan a un cierre sombrío, es el momento de preguntar, “¿Qué viene después?”
Washington debe alentar a los israelíes a tomar medidas que causen que Mahmoud Abbas, Khaled Mashal, Saeb Erekat, Hanan Ashrawi, y el resto de la tripulación se den cuenta de que la función ha terminado …
Propongo una victoria israelí y una derrota palestina. Es decir, Washington debe alentar a los israelíes a tomar medidas que provoquen que Mahmoud Abbas, Khaled Mashal, Saeb Erekat, Hanan Ashrawi y el resto de la tripulación se den cuenta de que la función ha terminado. Su sucio sueño de eliminar el estado judío está caducado, que Israel es permanente, fuerte y duro. Después que el liderazgo reconozca esta realidad, la población palestina en general seguirá, al igual que eventualmente otros estados árabes y musulmanes, llevando a una resolución del conflicto.
Los palestinos ganarán al ser finalmente liberados de un culto a la muerte para concentrarse en la construcción de su propia política, sociedad, economía y cultura.
Aunque las políticas de Oriente Próximo de la administración entrante de Trump permanecen oscuras, el propio presidente electo Trump se opuso categóricamente a la resolución 2334 y ha señalado (por ejemplo, por su elección de David M. Friedman como embajador en Israel) que está abierto a un nuevo enfoque drástico del conflicto, mucho más favorable a Israel que el de Barack Obama.
Con su vida de constante búsqueda de victorias (“ganaremos tanto si me eligen que hasta se pueden aburrir de tanto ganar”), Trump probablemente sería atraído hacia un enfoque que tiene nuestro lado ganador y el otro lado perdedor.
La victoria también se adapta al estado de ánimo actual del primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu. No sólo está furioso por ser abandonado en las Naciones Unidas, tiene una ambiciosa visión de la importancia mundial de Israel.
Además, Netanyahu, fotografiado recientemente llevando una copia del historiador John David Lewis, Nothing Less than Victory: Decisive Wars and the Lessons of History (John David Lewis, Nada menos que victoria: Guerras decisivas y las lecciones de la historia) (Princeton University Press, 2010) señala que está pensando explícitamente en términos de victoria en la guerra.
Lewis en su libro examina seis estudios de caso, concluyendo que en cada uno de ellos “la marea de la guerra se volvió cuando un lado probó la derrota y su voluntad de continuar, en lugar de endurecerse, se derrumbó”.
Por último, el momento es justo en términos de las grandes tendencias de la política regional. El hecho de que la administración Obama se convirtiera efectivamente en un aliado de la República Islámica de Irán, asustó a los estados árabes sunitas, Arabia Saudita en primer plano, por ser mucho más realistas que nunca; necesitando a Israel por primera vez, el tema “Palestina” ha perdido algo de su relevancia y conceptos árabes sobre Israel como el archienemigo ha sido abandonado hasta cierto punto, creando una flexibilidad potencial sin precedentes.
Por estas cuatro razones -La Resolución 2334 del Consejo de Seguridad, Trump, Netanyahu e Irán- el momento es justo para reunir el nuevo año y la nueva administración con una política renovada de Oriente Medio, con el objetivo de que los palestinos “prueben la derrota”.
Daniel Pipes (DanielPipes.org, @DanielPipes) es presidente del Foro de Oriente Medio.
Fuente: Arutz Sheva – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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