KAREN BENSUSSEN
A Siria también le llegó su hora, y como efecto dominó de la “primavera árabe” después de la caída de los regímenes de Túnez, Egipto, Libia y Yemen, en marzo del 2011 comenzaron las protestas prodemocráticas y las manifestaciones populares exigiendo derechos sociales y la renuncia del presidente Bashar al Assad.
Tras más de cinco años de guerra continua Siria y su población ha quedado devastada. Hasta el día de hoy no se vislumbra ninguna señal de una paz próxima.
Cabe cuestionarnos: ¿A qué se debe la sangrienta y cruel prolongación del conflicto?
Además de lo que ya sabemos, la lucha entre militantes de oposición al gobierno en contra del ejército de Assad. Paulatinamente se fueron sumando distintos actores cada uno con su agenda particular; como el grupo terrorista ISIS que aprovechó la inestabilidad de la región para adueñarse de territorios sirios, los kurdos que luchan para obtener su propio territorio. Y en un panorama más amplio la guerra sectaria entre chiís y suníes por la hegemonía en la región, lo que trae consigo la guerra por la supremacía de medio Oriente entre Irán y Arabia Saudita y cada uno a su vez con la protección y subsidio de Rusia y EU.
Sin embargo hay un elemento clave escondido detrás de la guerra, ¿cual podría ser el secreto a voces de la prolongación del conflicto?
Todo se remite al año de 2009 donde bajo la iniciativa de EU propuso al emirato de Qatar la construcción de un gasoducto, para suministrar gas a Europa a través de Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía, y de esta manera EU lograría romper la mayor fuente de ingresos de Rusia que es la distribución del 80% de gas hacia Europa, a través de su industria de gas “Gazprom”.
La ruta propuesta por Estados Unidos a Qatar atraviesa Siria. Cuando se le expuso a Siria este proyecto el presidente, Bashar al Assad, evidentemente lo rechazó ya que iba contra los intereses de su aliado Ruso, Vladimir Putin.
Aprovechando el estallido de la “primavera árabe”, el presidente Obama se puso al frente de la coalición para derrocar al dictador sirio y dio luz verde para que los saudís y qataríes financien al Estado Islámico y así causar más disturbios en la zona con el fin de derrocar al presidente sirio.
Siria es el paso para llegar hacia Europa y el gas el tesoro que ahora es monopolio de Rusia.
Efectivamente la propuesta del gasoducto de Qatar independizaría a Europa del estado de ánimo del Vladimir Putin, dando libertad al consumidor de elegir su proveedor de gas y de esta manera arrebatando el monopolio de gas que hoy le pertenece a Rusia.
No se ha llegado a construir y sin embargo ha causado la muerte de 312.000 personas, 149.000 civiles y de ellos 16.000 niños.
No cabe duda que los intereses económicos y geopolíticos van más allá del valor de la vida.
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