ILAN MARCUSCHAMER, M.DF.I.I.M.A.
En un principio no me resultó sencillo abandonar y dejar atrás el lugar en el que nací y me crie. Sabiendo que tendría que alejarme de mis familiares, amigos, mi gente, la comida mexicana, mi cultura etc. Y llegar a un país en el que a pesar de los mil y un conflictos que existen sería recibido con los brazos abiertos para formar parte de una gran familia de amigos.
Dejar México y elegir venir a Israel fue sumamente difícil, sin embargo, una vez que llegué, supe que mi destino se encontraba sin lugar a dudas dentro del Hospital Hadassah. Unos días después de mi llegada fui entrevistado por el Jefe de Cardiología dentro del imponente y gigante Hospital de Hadassah Ein Kerem quien me recibió con los brazos abiertos dándome los mejores consejos tras haber llegado.
Fui referido al Hospital Har Ha Tsofim de Hadassah ubicado en Monte Scopus del lado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en donde después de un par de semanas oficialmente comencé mi internado y posteriormente mi especialidad (residencia). El hospital Har Ha Tsofim de Hadassah es una institución más pequeña, “hija” del hospital Hadassah de Ein Kerem localizada en el lado este de la Ciudad Dorada (Jerusalem).
Un hospital que cuenta con un ambiente completamente extremo en todos sentidos, comenzando por el hecho de que atiende y da servicio a integrantes de la población extremadamente religiosa, entre ellos Judíos, Cristianos y sobre todo Musulmanes debido a que el hospital se encuentra muy cerca de una colonia árabe llamada Issauia.
Recuerdo que los primeros días después de llegar al hospital, además de lo apantallado que estaba sobre el alto nivel médico que se localiza dentro del hospital y su tecnología, me llevé una gran sorpresa dándome cuenta de la gran diversidad cultural.
Al salir del elevador a las 7:30 AM no era extraño ver de pronto a algún paciente Musulmán rezando del lado izquierdo de las escaleras y al mismo tiempo ver del lado derecho a un paciente judío rezando o poniéndose sus Tefilin. Más tarde, era posible que viera a un grupo de soldados armados saliendo del área de terapia intensiva con expresión de preocupación y dolor siendo consolados por un rabino y algún testigo que hubiera estado en algún incidente.
Sé que es probable visualizar este tipo de contrastes dentro de Israel, pero sin duda alguna presencié demasiados cambios en un periodo muy corto de tiempo recién llegado de México.
Durante mi especialización tuve la oportunidad de trabajar al lado de doctores de muy alto calibre y nivel académico. Cada día se dividía en periodos en los que visitábamos pacientes y por otro lado clases de teoría. Al final del día nos sentábamos para revisar y evaluar los datos y la información de cada paciente con su respectivo doctor.
Puedo hablar de los supe especialistas que existen dentro de todos los campos que se rotan entre los dos hospitales para dar atención a los pacientes hospitalizados dentro de este departamento.
Tuve la oportunidad de trabajar muy cerca con especialistas del más alto nivel, profesores, médicos, investigadores en ciencias básicas y avanzadas, muchos de ellos académicamente reconocidos internacionalmente y muchos de ellos nominados para recibir premios y menciones. (Por ejemplo Hadassah estaba nominada para recibir el Premio Nobel).
Después de un relativamente corto periodo de tiempo, comencé a sentirme parte de la gran familia Hadassah, en donde además de tener la oportunidad de aprender de los mejores del mundo (sin duda alguna) me impresioné del alto nivel de humanismo y amor a la vida que se vive dentro día a día.
Durante mi especialización trabajé dentro del área de cuidados intensivos, terapia media, unidades coronarias, atención a pacientes internados, “guardería,” emergencia e investigación y enseñanza. Todos los días me sentía motivado para estudiar e investigar.
Logré alcanzar un nivel realmente alto en diagnóstico y tratamiento desde el primer contacto con un paciente. (Recuerdo algunos diagnósticos de los que estoy realmente orgulloso incluyendo un caso de un paciente al quien diagnostiqué con meningitis y sepsis, un paciente con leucemia meloide aguda, acidosis tubular renal, disecciones aórticas, derrame pericardio etc.) También tuve la oportunidad de formar parte del diagnóstico de pacientes de otros departamentos y trabajé como parte de un equipo con otros residentes y especialistas.
Para todos, independientemente de quien sean, el trabajo que se realiza diariamente se realiza en su mayoría sin jerarquías y sin ego, con el único objetivo de aportar un trabajo profesional y placentero que finalmente ayude y beneficie a los pacientes. No se presta atención a las diferencias raciales, religiosas o cualquier otra.
Por dar un ejemplo, luchar por salvar la vida de un musulmán fundamentalista terrorista que se explotó dentro de un autobús es exactamente igual de importante que luchar por salvar la vida de un integrante del congreso. No por nada esta institución ha sido nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz.
Mi experiencia fue única e incomparable. Hadassah me permitió personalmente crecer en todos los sentidos y poco a poco lograr mi propio éxito personal. Siempre me motivaron a mirar alto, muy alto. Aprendí, entre otras cosas, que el amor por la vida debe de existir sin fronteras, los conflictos son generados principalmente por razones políticas y aquí esas diferenciaciones no existen.
Al final de mi residencia, me sentí halagado por haber recibido un premio de “Excelencia en medicina interna.” Recibí este premio vestido con una camisa verde, blanca y roja, colores de mi querido México y la playera de la Universidad Anahuac en donde estudié la carrera de medicina.
Después de recibir el título como Médico especializado en medicina Interna, fui reclutado dentro del ejército israelí para cumplir con la obligación que cada israelí tiene dentro del servicio militar. Ofrecí mi servicios como médico internista dentro de la fuerza aérea de Israel. Finalmente dejé el Hospital Hadassah por razones personales y me mudé al centro de la ciudad para comenzar mi sub especialidad en Cardiología dentro de otra institución.
De cualquier manera, mi vida ha quedado marcada con un sello de honor. Estaré por siempre tremendamente orgulloso y agradecido por haber tenido la oportunidad de formar parte de la familia Hadassah.
Saludos cordiales.
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