EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Queridos amigos, pasó de largo el 15 de Enero de 2017 y todo sigue igual. Pensando en no sé qué, el presidente de Francia, François Hollande, llamó a una conferencia en París, con la audaz pretensión de imponer la paz entre Israel y Palestina, en que, según los anuncios, los primeros deberían someterse humildemente, a los caprichos palestinos, preparatorios para la pronta desaparición del Estado israelí.
Desconociendo la historia, Hollande olvidó que Israel del 2017 no es la Checoeslovaquia previa a la Segunda Guerra Mundial, la cual, para apaciguar a Hitler, fue regalada a las hordas nazis, las cuales, muy pronto, siguieron con la ocupación de Francia.
Felizmente, tan maquiavélica pretensión, fracasó rotundamente. En este corto lapso entre la conferencia y hoy, martes 17 en la mañana, no he logrado encontrar en las noticias, lo acontecido en esta malhadada conferencia. Lo importante es que su resolución fue un nuevo, inútil y absurdo llamado a conversar para tratar de llegar a un acuerdo de paz, entre Israel y Palestina, desconociendo que estos últimos, no sólo se niegan a sentarse a conversar con Israel sino que no aceptan reconocerlo como la nación de los judíos, pese a ser una realidad indesmentible, mientras ellos, que por el momento no pasan de ser una quimera, se creen con derecho y capacidad como para lograr constituir su patria, desde el rio al mar, lo que equivale a la desaparición del pujante Estado de Israel.
Desde hace mucho tiempo no me tocaba escuchar, ver y leer tanto sobre Israel en los diversos noticiarios nacionales, sin que de por medio se pudiera informar de un nuevo “genocidio” israelí, en contra de los palestinos, al haber eliminado a uno o más terroristas palestinos, en el momento que estos efectuaban actos terroristas, acuchillando, disparando o envistiendo con un vehículo a ciudadanos israelíes.
Es posible que la prensa mundial realmente esperaba un nuevo y rotundo intento que pudiera deslegitimar a Israel, logrando acuerdos condenatorios que favorecieran a los palestinos, sin importar la argumentación a usar. De partida, se invitaba a 70 países a enviar delegados, los cuales, sin la presencia de los involucrados, determinaran como se debería formalizar la creación de dos estados, Israel y Palestina, en que los primeros, sin derecho a voz ni voto, al no estar presentes, debían rendirse aceptando todos los caprichos de corruptos dirigentes palestinos, sin importar ni la lógica ni la historia ni nada que pudiera justificar lo que ahí se pretendía acordar.
Esto no constituye ninguna novedad. La UNESCO, sin ningún asco, borró 3 mil años de historia, determinando, entre otras cosas, que los dos Templos de Jerusalén son palestinos, lo que implica, entre otras cosas, que Jesús y los Apóstoles eran musulmanes. Creo que fue acertada la sugerencia de un lector mexicano que, a raíz de un anterior comentario mío, llamara al organismo internacional recién nombrado, UNASCO. Las permanentes resoluciones de este organismo, bien se merecen el cambio de nombre.
Volviendo al Presidente francés, ¿En qué estaba pensando cuando se creyó con el derecho a determinar las condiciones que Israel debía aceptar para complacer sus caprichos populistas, sin importar las consecuencias de su demencial proposición?
La Biblia nos dice que Dios endureció el corazón del Faraón, hasta que la décima plaga acabó con los primogénitos de Egipto. ¿Será necesario que Francia sufra el décimo atentado musulmán y que éste sea tan terrible, que logre abrir los ojos de este nuevo pretendido Faraón? Estoy convencido que el pueblo francés no merece tal castigo.
Últimamente hemos visto numerosas demostraciones de antisemitismo efectuados en Francia. Igualmente cierto es que, durante la Segunda Guerra Mundial, ciudadanos franceses no dudaron en exponer sus propias vidas, con tal de salvar a judíos de las garras nazis. Francia y su pueblo no merecen las locuras populistas y antisemitas de su gobernante.
En las últimas contantes y rutinarias condenas internacionales en contra de Israel, Francia, al igual que muchos otros países democráticos que están siendo víctimas del terror yihadista, no han dudado de votar en contra de Israel, dando una muestra de irracionalidad increíble, no porque sea en contra de judíos la resolución, sino que por lo absurdo de la argumentación de la condena misma, pero los pueblos de tan grotescos gobernantes, no merecen sufrir las consecuencias. Definitivamente, son aún numerosos los estadistas que se niegan a aceptar que los judíos del siglo XXI ya no son la carne de cañón contra quienes se puede descargar la ira del pueblo, cuando sus propios abusos y caprichos tenían a las mazas a un paso de descargar su frustración en contra de ellos. Hoy, son pocos los que aceptarán racionalmente que los judíos son los culpables de la “peste negra”.
¿Por cuánto tiempo más, podrán seguir sustentando los aparentemente civilizados y democráticos gobiernos de la UE que lo que ellos hacen para defenderse del terrorismo, pretenden negarle el derecho a hacerlo al gobernó israelí para defenderse igualmente del permanente y feroz terrorismo yihadista que a diario se ejerce en contra de Israel y su pueblo?
Se supone que hoy, 17 de Enero, se reúne nuevamente el Consejo de Seguridad donde se pretendía ratificar el acuerdo alcanzado en la conferencia del 15 en París. Habiendo visto que el feroz rugido del león no alcanzó al maullido de un gato ¿Sobre qué versará la condena a Israel?
David ben Jaim
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