Acabamos de terminar el libro de Bereshit, Génesis. Bereshit no es un libro de leyes. Es un libro que nos cuenta cómo comenzó la humanidad y particularmente la “familia” de Israel (bené Israel). En el libro de Bereshit, es interesante notar, no se menciona al “pueblo” de Israel. Recién en Shemot, en el primer capítulo, vemos que la familia se trasformó en un pueblo. En nuestra Perashá encontramos por primera vez la palabra, עם ‘am: pueblo, nación, para definir a “Israel”.
RAB YOSEF BITTON
Estas palabras הנה עם בני ישראל “he aquí un pueblo, los hijos de Israel” es mencionada por primera vez nada menos que por el Faraón, y en un contexto muy particular. El Faraón se refiere al pueblo de Israel en un tono negativo, hostil. Hoy diríamos “antisemita”. El Faraón le habla a su pueblo convenciéndolos de que el pueblo judío es una gran amenaza para Egipto, y les presenta un plan para su eliminación. ¿No es irónico, e increíble, que en la primera escena en la que aparece “el pueblo judío” también aparezca el mensaje antisemita de la “solución final”?
¿Cómo comenzó el antisemitismo en Egipto? ¿Qué hicimos mal los Yehudim para merecer ese trato de parte del Faraón?
Hay varias y variadas respuestas a esta pregunta. Siguiendo una de estas interpretaciones podríamos afirmar que aquí se trata de un fenómeno político bastante común.
En el pasuq 1:8 de Shemot la Torá nos presenta los primeros indicios: “Y un nuevo Faraón surgió en Egipto, que no conocía a Yosef” . ¿Quién era este nuevo Faraón y por qué elegiría ignorar a Yosef y su enorme contribución para salvar a Egipto y destruir al pueblo judío?
Cuando un nuevo gobierno, digamos “la oposición”, asume la presidencia, es natural que todos los aliados del gobierno anterior pasen a ser automáticamente los enemigos del nuevo gobierno. Ejemplo: en pocas horas va a asumir un nuevo presidente en EE.UU, Donald Trump, y es muy posible que los países que privilegió el gobierno de Obama, por ejemplo: Irán, no vayan a gozar de los mismos privilegios con Trump. Algo parecido, pero en sentido contrario, creo que pasará BH entre EE.UU e Israel.
Imaginemos que en Egipto surgió una nueva dinastía faraónica, o como dicen algunos Rabbanim, como el Rab Shemuel D. Luzzato (Shadal), los egipcios recuperaron el poder que habían usurpado los hicsos dos siglos atrás. En cualquiera de estos casos sería lógico que el pueblo judío, amado por el gobierno anterior, sea ahora mal visto por el nuevo gobierno. Esta hipótesis nos permite aprender una enorme lección respecto al antisemitismo. El odio hacia los judíos no sucede necesariamente por culpa de algo malo que los judíos hayamos hecho.
Las causas del antisemitismo no siempre son las mismas. Para Hitler י”ש los judíos éramos lo peor por ser comunistas, para Stalin porque éramos capitalistas, etc. El antisemitismo surge por razones que están mucho más allá de lo que los judíos podemos ser, hacer o evitar. Cuando estamos en el exilio, y un gobierno nos trata bien, no quiere decir que el próximo gobierno automáticamente nos tratará bien, aunque no hagamos nada malo para merecer ser maltratados. Esto ocurrió cientos de veces en la historia del pueblo judío en el exilio. Los judíos vivimos durante siglos en paz, tranquilidad y relativa prosperidad en España, hasta 1492. Algo parecido pasó en Alemania antes de 1938. Hasta que un nuevo Faraón surgió en España, Alemania, Inglaterra, Francia, etc.
También es interesante ver (y comparar con el presente) cómo se desarrolla la propaganda antisemita, es decir, cómo justifica el tirano de turno su voluntad de eliminar al pueblo judío.
La Torá nos cuenta que el nuevo Faraón לא ידע את יוסף “no conocía [=eligió ignorar] a Yosef” : Lo primero que hace el tirano de turno para justificar su animosidad es ignorar las contribuciones del pueblo judío. Y cuanto más importantes estas contribuciones hayan sido, más esfuerzo pondrá el soberano para ignorarlas. El gobierno nazi ignoró la participación y la lealtad de los judíos que lucharon por la “madre patria” Alemania durante la primera guerra mundial. Ignoraron la contribución de científicos y médicos judíos, y otros hombres de ciencia y artes que contribuyeron enormemente para que la Alemania pre nazi fuera uno de los países más avanzados de Europa. Los reyes españoles ignoraron la contribución de los judíos en los campos de medicina (piensen en Lorenzo Badoz, el médico que salvó la vida de la reina Isabel) , astronomía y navegación (los estudios e inventos del Rab Abraham Zacuto, que le permitieron a Colón llegar a América) y especialmente en el área del comercio.
Hoy en día, el mundo ignora sistemáticamente las enormes contribuciones del estado de Israel al mundo moderno. Israel se destaca en los campos de medicina, tecnología, agricultura, computación, óptica, irrigación, etc.
Y en lugar de que Israel sea el país más admirado del mundo, por sus increíbles contribuciones a la humanidad a pesar de ser un país en constante guerra y el único país del mundo cuya existencia está amenazada, Israel – el judío entre las naciones- fue considerado por la BBC en 2016 como el país que “más amenaza la paz mundial”.
La propaganda antisemita no cambió. En todo caso, se hizo más sofisticada.
Fuente:halaja.org
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