Aunque ambos países están técnicamente en guerra, los sirios heridos en los combates de la guerra civil llegan a Israel en la oscuridad de la noche, y cambian su perspectiva del Estado judío.
ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Sucede casi todas las noches. Al oscurecer, los heridos sirios llegan a lugares conocidos en la frontera entre Israel y Siria, buscando ayuda de un ejército enemigo.
Los soldados israelíes que vigilan el área los identifican mientras esperan junto a la valla y los llevan a una posición trasera, donde son atendidos por los médicos del ejército, según informes de oficiales que operan en las Alturas del Golán.
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Israel se niega a aceptar refugiados que huyen del conflicto de casi seis años en Siria, un país con el cual sigue técnicamente en guerra. Pero ha ofrecido cuidado médico a más de 2,600 heridos sirios.
En una fría noche de enero, los médicos israelíes curaban las heridas de dos hombres sirios, uno de los cuales sufría una herida en la cabeza, mientras se escuchaban disparos y explosiones a corta distancia.
“Hacemos todo lo que podemos por salvar vidas, estabilizar a los heridos y evacuarlos al hospital,” dijo el capitán Aviad Camisa, subdirector médico de la brigada Golani.
Los médicos levantan a los heridos en una ambulancia del ejército que baja lentamente por un camino sin pavimento.
Una familia siria – dos abuelos, una madre, un padre y un niño con un andador – se preparan para cruzar de nuevo a Siria en plena noche.
“Hay varias historias conmovedoras, sobre todo cuando tratamos a niños, como padre, me afecta personalmente,” dice Camisa.
Millones de personas han huido y cientos de miles han muerto en el conflicto de Siria, que sólo muestra leves indicios de resolverse.
El camino hacia Israel es muy riesgoso.
Los heridos sirios que hablaron con la prensa en el Centro Médico Ziv de Tzfat, en el norte de Israel, lo hicieron libremente, pero pidieron no ser identificados por su nombre y no fotografiar sus rostros por temor a represalias en su país.
El ejército israelí ayudó a facilitar el acceso al hospital, tal vez preocupado por contrarrestar la imagen negativa que tiene en la mayor parte del mundo árabe.
Un hombre, con una metralla atravesada en las piernas, sobrevivió a un atentado con bomba en su aldea en la que murieron 23 personas.
“En el pasado, pensábamos que Israel era nuestro enemigo, eso es lo que el régimen nos decía. Cuando llegamos al país, cambiamos nuestra perspectiva. No hay enemistad entre nosotros,” dice uno de los heridos.
“Ahora descubrimos que nuestro régimen es el enemigo de todos nosotros,” dijo, refiriéndose al presidente sirio Bashar al-Assad.
En una habitación cercana se encuentra una niña siria de siete años, su madre a su lado. Ella fue golpeada por una metralla de una cáscara de mortero hace unos dos meses y sufrió lesiones que amenazaban su vida en sus órganos internos y tres de sus miembros.
“En las primeras semanas tratamos de no hacerles muchas preguntas porque tememos estresarlos,” comenta Issa Fares, una trabajadora social cristiana árabe israelí que trabaja en el hospital, donde muchos de los miembros del personal hablan árabe.
Israel no ha tomado partido en el conflicto sirio oficialmente. Se opone a la presencia de las fuerzas iraníes y del grupo terrorista de Hezbolá que colabora con Assad, pero también está alarmado por los grupos islámicos de línea dura que luchan en su contra.
Fuente: Ynet/Reuters
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